El gigante que leyó El Quijote
Texto: Eliacer Cansino
Ilustración: Isabel Osma
Colección Altamar
ISBN 978-84-216-9582-1
135 x 205 mm, 128 páginas
(+ 8 años) 2006.
Por José R. Cortés Criado.
Eliacer Cansino se inspira en el libro más importante de nuestra
literatura para escribir esta historia para los pequeños lectores. Gracias a la
habilidad de la maestra del pueblo y de sus alumnos, todos sus habitantes se libraron
de este gigante que los tenía aterrorizados.
Todo comenzó cierto día que se dejó caer por el tranquilo pueblo
el gigante Poliboros, cuando su enormidad tapó la luna, el alcalde pensó que
habría tormenta, pero cuando vieron esa masa enorme desplazarse y destrozar
todo cuanto se tropezaba cambió de idea.
El gigante se instaló en la iglesia del pueblo, único local
donde cabía, se echaba sus sueños de siete días, comía de todo cuanto hallaba
en grandes cantidades, ya sean pájaros, lechuzas, almendras o leche de las
vacas.
Los pobres vecinos andaban asustados, pero la maestra tuvo
una feliz idea, dejarle libros a su alcance para ver si leyendo se
tranquilizaba el visitante. Sus alumnos les llevaron algunos ejemplares, que
rápidamente se los comió como si fuesen galletas.
No veían solución y por si era poco, el gigante empezó a
leer El Quijote y comenzó a hablar como don Quijote y hacer algunas cosas
quijotescas como enfrentarse a un buzón por retener tantas letras cautivas.
En vista de que el libro le entusiasmaba, comenzaron a
incluir hojas escritas y dibujadas por los alumnos para hacer del gigante un
personaje más del libro, y como tampoco consiguieron un cambio idóneo, incluyeron
un personaje nuevo, la giganta Dulcinea.
Como el gigante se enamoró, decidió convertirse en
caballero, la maestra lo nombró como tal y se fue a realizar hazañas
importantes para poder conseguir el amor de su amada. Por fin los vecinos
respiraron y gracias a las cigüeñas sabían por dónde andaba cada temporada.
El autor hace gala de su buen hacer para contar con suma
gracia e ingenio esta historia donde la fantasía se mezcla con la literatura
clásica, recreando un personaje temible que poco a poco deja de serlo.
Las descripciones, los diálogos y algunas aclaraciones
están escritas con mucha gracia, demostrando buena dosis de ironía para sus
escritos.
El libro tiene unas simpáticas ilustraciones de Isabel Osma
que reflejan el gigante ideado por Cansino.
Al final del volumen hay unas notas informativas sobre otros gigantes
famosos ya sea clásicos como Polifemo, Atlas, Gargantua y Pantagruel, o actuales como Shrek y Yeti.
También hay varias páginas llenas de actividades para después
de la lectura, una de respuesta directa, otras inferenciales, de unir con
flechas o completar.
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