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domingo, 2 de junio de 2019

"Wilf es el rey de la selva" de Georgina Pritchett


Wilf es el rey de la selva

Texto: Georgina Pritchett

Ilustración: Jamie Littler


Colección Narrativa Infantil

ISBN 978-84-698-4861-6

135 x 1850 mm,  192 páginas

9,90 €, (+ 8 años) 2019.


Por José R. Cortés Criado.

"Afortunadamente, se ha aprobado una ley según la cual todo adulto del mundo tiene que escribirle a cada niño del mundo una carta de disculpas, pindiéndole perdón por se tan tonto". Georgina Pritchett: Wilf es el rey de la selva.

Wuelve Wilf, el superniño con la cabeza llena de ideas a cual más disparatada. Le acompaña su hermana Comilla, siempre acompañada de sus olores pocos agradables y sus ganas de babear todo cuanto toca; Abi, la nueva amiga de Wilf, una chica muy especial que vive en armonía con los animales de la selva; Alan, el malimalumalísimo de todo el malimundo que quiere formar un ejército de animales para hacerse el dueño del mundo; Manuela, un hipopótamo muy simpático; Esteba, un león asustadizo y otros muchos animales, incluidos los escarabajos peloteros que lo sacarán de un gran apuro y su inseparable amigo Estuardo, un bicho bola; y por último, Kevin, el perro de Alan, su mejor aliado, aunque no muy efectivo.

Con estos personajes todo puede suceder y así ocurre cuando las familias de ambos niños de van de vacaciones a la selva. Wilf no quiere ir de ninguna de las maneras pero su mamá sí, y al final va.

Desde la llegada a la selva todo son problemas. Wilf quiere estar tranquilo, pero su hermana no, y lo hace estar pendiente de ella y de su vecino Alan que está empeñado en hacerse el rey de la selva con su invento.

Inventó una máquina para hacerse entender con todos los animales y, la verdad es que sirve, todos lo entienden y él llega a conversar con todos los habitantes de la selva, que consiguiese sus propósitos es otro tema.

Una máquina que tuvo varios nombres muy ocurrentes: Protocolo Especial para Departir Oralmente, PEDO; Chocante Artilugio para Conversar con Animales, CACA; y por último y definitivo, Prodigio Oficial Mecánico Parlante Increíble y Sorprendente, POMPIS.

A partir de aquí todo son disparates a cual más extraño, hasta que Alan no consiga convencer a los animales para sumarse a su famoso ejército, pero mientras tanto conoceremos las reacciones de los animales, las trampas que le hace a Wilf y los numerosos problemas que  el buen chico ha de solventar siempre.

Junto al texto, el paratexto. No solo hay un diálogo correcto, sino que también lo acompañan diferentes tipos de letras, variado tamaño de las mismas e intensidad del color, así como líneas de puntos, onomatopeyas gráficas, dibujos en blanco y negro llenos de expresividad y bocadillos como si de un cómic se tratase.

Imaginación, aventuras, animales inteligentes y personas no tantos participan en esta historia disparatada donde cada idea supera la anterior en hilaridad.

Si quieres leer una reseña de otro libro de Wilf pincha aquí.



martes, 24 de abril de 2018

Wilf salva el mundo de Georgina Pritchett

Wilf salva el mundo

Texto: Georgina Pritchett

Ilustraciones: Jamie Littler


Colección Narrativa Infantil

ISBN 978-84-698-3642-2

135 x 185 mm, 192 páginas

(+ 8 años) 9,90€. 2018.



Por José R. Cortés Criado.


Wilf es un niño como otros niños, bueno, como otros no, es un poco especial, sobre todo porque consiguió salvar el mundo cuando el malvado Alan lo quiso destruir con su enorme Cañón Gordo.

Y qué tiene de especial este niño, pues pocas cosas, por ejemplo que le dan miedo los animales disecados, los bichos asquerosos con tropecientas patas y algunas cosas más como las pelucas, los perros que pueden empujarle y tirarlo por la ventana, las polillas, los ascensores, los bigotes retorcidos y...

En fin, también tiene alegrías varias, a las flores, a las vacas, a los caballos, al trigo, a los lácteos, a su propia caspa, a la humedad, a la comida picante que le da hipo, a la...

Pero hay cosas que se le dan bien, un total de tres: silbar, dar saltitos y hacer punto. Esto lo relaja mucho.

Y como ha de enfrentarse a las cosas que le dan miedo, tiene su plan estratégico: hacer un dibujo de las cosas que le preocupan, imaginar lo peor que podría ocurrir, pensar un plan de acción contra lo anterior, racionalizar la situación, incluso pensar en algo distinto , ponerle nota, pensar en cosas positivas, respirara hondo...

Pues con todas estas características hace frente a las maldades de Alan que quiere destruir el mundo y después comerse un helado para celebrarlo, y claro, debe hacer uso de todos sus recursos para solventar las crisis alérgicas, los temores y, sobre todo, cambiar las intenciones del malvado destruye-mundos.

A lo largo de las páginas veremos un chico que lleva siempre con él a su hermana pequeña, que babea y chupetea todo lo que se le pone a su alcance y a su mascota, un insecto bola de nombre Estuardo.

Y cómo hace frente a sus miedos con dibujos que nos muestra a los lectores y a los que va añadiendo cada vez elementos que teme o le producen alergia para hacer más catastrófica la escena, luego empieza a borrar elementos indeseables y hasta llega a actuar en pro de su hazaña.

Todo el libro es una sarta de disparates y situaciones insólitas que harán reír a más de uno, ya sea por su actitud ante la presencia del villano de la obra en la casa justo al lado de la suya, por ese perro amigo incondicional de Alan o por la ternura que este trata a su robot de nombre superlarguísimo al que Wilf bautizó como Mark III.

Este es un ser enorme que le ha salido respondón a su creador y solo hace lo que le viene en gana y acude a Alan cada vez que necesita algo o tiene algún problemita, pero no quiere saber nada de destruir el mundo, fin para el que fue creado.

Así, página tras página, los lectores leeremos hechos inimaginables y veremos lo absurdo de los recursos empleados por los personajes para llevar a cabo sus acciones.

Junto al texto, el paratexto, multitud de dibujos ilustrativos impregnados del humor de las palabras, ya sea por la reproducción de la forma de los personajes, por las múltiples líneas de puntos con flechas indicativas, los múltiples insectos de muchas patitas, los adornos a los títulos de las capítulos o el tamaño de las letras que pueden estar retintadas, repetidas o superaumentadas.


Leerlo es divertirse un rato con tan pintoresco personaje.