Cerote, el rey del gallinero
Texto: Alfredo Gómez Cerdá
Ilustración: Jesús Gabán Bravo
Colección Barco de Vapor. Serie Azul
ISBN 9788434877283
128 páginas, (+ 7 años) 2001.
Por José R. Cortés Criado.
Alfredo Gómez Cerdá recurre a la ironía para defender la vida de los animales salvajes ante el progreso del ser humano y encarna al defensor de la vida en libertad en la figura de un pacífico rinoceronte.
Cerote es un rinoceronte como otro cualquiera, que vive solo, atemorizado, porque el hombre lo quiere cazar para arrancarle su cuerno. Cierto día vio una estupenda granja donde vivían numerosos animales que eran cuidados por sus amos, que también cultivan las tierras cercanas.
Pensó en lo bien que vivían esos animales sin preocuparse por buscar la comida, en sus corrales, y sintió envida; así que se ofreció al señor Motolumakoré y a la señora Lumakaremoto como guardián de su granja.
Al principio causó sorpresa, estupefacción, incluso disgusto entre los habitantes de la granja y los vecinos del entorno, pero como cumplía bien su cometido todos estaban contentos. Desde los dueños hasta el último animal.
Así espantó una noche una manada de leones, otra un guepardo, otra unas hienas, otra unos monos...todos se sorprendían de semejante guardián, le echaban en cara su condición de animal salvaje y su poca estima al convertirse en un guarda, y como le dijo el león, se convirtió en el rey del gallinero.
Ese problema le preocupaba, sopesaba su condición de animal salvaje y libre y siempre encontraba una justificación para seguir siendo uno más de la granja, sobre todo desde que se siente querido, lo alaban por su labor y le hacen regalos, desde una bañera con hidromasajes hasta una corona dorada.
Cierta noche se compadeció de un leoncito hambriento y
lo dejó comer dos gallinas de la granja para que pudiera sobrevivir; este hecho
molestó a todos los animales incluso a los amos, este hecho le hizo reflexionar
sobre las palabras del león: Rey del gallinero.
Al fin comprende que los hombres se preocupan de su progreso y bienestar pero no del de los animales salvajes y libres y decide emprender una nueva vida en libertad enfrentándose a los peligros de la sabana antes de seguir siendo un animal domesticado.
El cartel que pidió Cerote a los niños de la casa que escribiesen como despedida fue: "Antes de que existieran los seres humanos, los animales salvajes ya estábamos aquí", texto que resume el mensaje del libro.
Gómez Cerdá hace gala de su buen estilo para llevarnos a una granja africana donde conviven multitud de animales en amor y compaña bajo la custodia de una familia preocupada por su bienestar y el de sus descendientes, sin querer saber nada del resto de los animales que viven en libertad en esa zona.
La libertad como bandera es reivindicada por el escritor en estas páginas, donde de forma sencilla se muestra como es la vida de los animales presos en sus jaulas y como debería ser para ser libres.
Buen libro que gusta a los pequeños lectores, como demuestra
el hecho de llevar quince ediciones desde su publicación en 2001.
El libro tiene muy buenas ilustraciones a todo color de
Jesús Gabán que nos muestra un majestuoso Cerote coronado junto a los demás
animales de la granja, ya sea el avestruz, las gallinas o los miembros de la
familia granjera.
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