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domingo, 6 de agosto de 2017

Bajo el mismo techo de Britta Teckentrup

Bajo el mismo techo

Texto e ilustraciones:

Britta Teckentrup

Traducción: 

Virtudes Tardón Sánchez


Colección Cubilete

225 x 275 mm, 32 páginas

(+ 3 años) 2017.



Por José R. Cortés Criado.


Britta Teckentrup nos presenta un libro muy simpático y atractivo con páginas troquelas desde la portada en cartoné, con diferentes formas de nube, corazón, olas, gotas o círculo.

En las páginas de este álbum encontraremos animales diferentes que viven bajo el mismo cielo, ya sean lobos, ciervos, tigres, leones, pingüinos, delfines o aves; a pesar de su variedad, de sus distintas formas de vida o tipo de alimentación, tienen algo en común, viven bajo el mismo cielo.

Con esta metáfora la autora  nos hace reflexionar sobre la variedad de personas, animales y cosas que existimos sobre el planeta Tierra y que tenemos una cosa en común, todos compartimos el mismo espacio y, por tanto, todos tenemos emociones y sentimientos que nos unen a pesar de las diferencias.

Y es que todos somos iguales vivamos en una ciudad, un pueblo, en una pradera, en el mar, sobre el hielo, en el bosque o en el aire.

Las imágenes son sencillas y expresivas, nos muestran animales ya sea en movimiento o en reposo en su entorno natural con una particularidad, miran hacia arriba, hacia ese cielo que nos cubre a todos.

Predominan los colores ocres, negro, azules, amarillentos  que hacen un buen conjunto de estampas naturales en las que algunas veces destacan florecillas blancas o rojas hojas otoñales y los flamencos rosas.

Muy llamativo y original este álbum que te atrapa nada más abrir la portada.

Si quieres saber de otro libro de esta autora pincha aquí.



domingo, 16 de julio de 2017

El bebé jefazo de Marla Frazee

El bebé jefazo

Texto e ilustraciones:

Marla Frazee

Traducción:

Virtudes Tardón Sánchez


Colección Cubilete

255 x 225 mm, 40 páginas

(+ 3 años) 2017.

Por José R. Cortés Criado.


Una vez escuché a un abuelo decir que su nieto de dos meses era el que más mandaba en su casa, porque nada más abrir la boca toda la familia se ponía en pie y comenzaba a atenderlo.

Ese es el tema de este buen álbum ilustrado, muy cargado de humor y de pocas exageraciones para muchos casos y es que cuando un bebé llega a casa todo cambia y. a veces, demasiado.

Este bebé jefazo llegó a casa dejó las cosas claras, él mandaba, sus padres debía trabajar las veinticuatro horas del día, instaló su oficina en medio del salón y comenzó a dar órdenes, era muy exigente y se ponía hecho una furia cuando las cosas no se hacían como él quería.

Convocaba a sus padres a cualquier hora del día o de la noche a una reunión, disponía de sus espacios propios, sus mimos, servicio de cocina a tiempo completo…

Quién ha tenido un hijo sabe de qué se habla, quién no lo tuvo también comprende la historia, porque todos los bebés se convierten en unos tiranos en cuanto aprenden a berrear para conseguir sus objetivos, y los papás, generalmente, accedemos a sus peticiones por extrañas e intempestivas que sean.

El texto se complementa perfectamente con imágenes supersimpáticas de un bebé vestido con traje oscuro y corbata, como es el estereotipo de un buen jefe; y, por supuesto, llega con maletín negro, tiene oficina propia en el espacio más grande de la casa, donde tiene su biberón, sonajero e interfono, ya sea en el parque infantil, la tumbona, el tacatá o la mesa del comedor.

La desesperación, agotamiento y angustia de los padres están muy bien marcadas en sus caras; las expresiones de mando, enfado y decisión también están muy resaltadas en el bebé.

Un bebé jefazo cambia de opinión cuando quiere y no deja descansar a sus subordinados padres, y aunque estén reventados de trabajar, no duda en despertarlos a gritos para que continúen con su tarea de atenderle en todas y cada una de sus ocurrencias. Todos o casi todos los padres nos vemos retratados en este libro.

¡Qué etapa más dura para los padres la crianza de un bebé!

Genial álbum ilustrado, de los más simpáticos que he leído esta temporada.

Este álbum ha inspirado una divertidísima película de animación que lleva por título El bebé jefazo.


domingo, 16 de abril de 2017

El soplador de sueños de Bernard Villiot

El soplador de sueños

Texto: Bernard Villiot

Ilustraciones: Thibault Prugne

Traducción: Virtudes Tardón


Colección Álbumes ilustrados

230 x 330 mm, 40 páginas

(+ 6 años) 2016






Por José R. Cortés Criado.


Quizás el mejor álbum ilustrado que he leído este año por sus ilustraciones y por su sensibilidad.

La trama es sencilla; un niño que desea convertirse en un maestro soplador de vidrio en la isla de Murano, Venecia, ve su sueño perdido el día que un accidente lo deja cojo y es despedido del taller donde trabajaba.

Le apodaron el Bailarín por su cojera, nadie lo creía capaz de soplar el vidrio si no era capaz de sostenerse derecho sobre sus pies. Triste y abandonado no cejó en su empeño y cuando todos dormían soplaba el vidrio a escondidas.

Cierta noche que Zorzi Ballari se dirigía a un taller fue abordado por un niño que le reclamaba una moneda, como carecía de ella le ofreció cobijo al calor del fuego y un sueño azul cobalto, como el color de sus ojos, en forma de pompa de cristal.

Esta pompa de vidrio sutil y efímera maravilló al niño Giacomo y cuando estalló sin ruido dejando un finísimo polvo  de destellos azulados el niño se durmió al instante y tuvo el sueño más maravilloso de su vida.

Giacomo contó su experiencia y pronto todos los niños de la isla querían su sueño único y mágico; el niño era el mensajero y Zorzi respondía a todas las peticiones; mágicamente las pompas de colores terminaban en las habitaciones de los niños que podían disfrutar de sueños únicos.

Los maestros sopladores de vidrio vieron peligrar sus negocios y descubrieron el motivo, por lo que arrestaron a ambos niños, pero no sopesaron el dolor que suponía para los niños perder sus sueños mágicos.

Al final Zorzi enseñó su secreto a Giacomo, este a sus hijos y estos a los hijos de sus hijos hasta hoy, que sigue existiendo un maestro vidriero que sopla sueños extraordinarios; para conseguir uno solo hay que desearlo de verdad y con todas nuestras fuerzas.

La bondad, la amistad, el saber hacer, la generosidad, y, sobre todo, el deseo de hacer felices a los niños mueve al protagonista de esta historia que no desea otra riqueza que ver felices a los pequeños.

A este texto se unen unas imágenes llenas de belleza de la isla de Murano, es fácil reconocer sus tejados, puentes y góndolas; y unos personajes ricos en matices y expresiones que envueltos en colores cálidos que recuerdan el siena italiano, los rojizos atardeceres, la luz de los cielos azules y las brumas de la laguna veneciana.

La fuerza del color, el contraste de luces y sombras, los muchos pequeños detalles como las gaviotas, el gato negro, las cañas sopladoras de vidrio, las herramientas del taller, las bolsas, las vasijas de cristal, las mariposas, el ratoncito y las finísimas pompas cargadas de sueños atrapan la vista de todo aquel que se atreva a abrir sus páginas.

A tanta belleza visual se une el texto cargado de lirismo que nos acerca a un mundo mágico donde los sueños pueden ser realidad y las personas felices.

Bernard Villiot sabe llegar a los lectores, a los que hace cómplices del relato cuando los incita a buscar al maestro creador de pompas y sueños únicos para que cada uno de nosotros pueda obtener el suyo.

Thibault Prugne complementa el texto y lo cubre de belleza veneciana y de unos personajes perfectamente expresivos.