¡Dichosa
manzana!
Texto: Anna Ballester
Ilustración: Paco Giménez
Propuestas escénicas: Antoni Navarro
Editorial Algar
Colección Calcetín Teatro
ISBN 978-84-9142-154-2
Texto: Anna Ballester
Ilustración: Paco Giménez
Propuestas escénicas: Antoni Navarro
Editorial Algar
Colección Calcetín Teatro
ISBN 978-84-9142-154-2
130 x 205
mm, 96 páginas
9,95€, (+
10 años) 2018.
Por José R. Cortés Criado.
Anna Ballester nos trae una pieza teatral inspirada en los problemas de la mitología grecorromana que nos sirve para recordar vivencias de los dioses del Olimpo y reflexionar sobre problemas corrientes, como es la envidia.
La trama ronda alrededor de la manzana de la discordia, y tiene su origen cuando los dioses celebran la boda de Tetis y Peleo, y todos acudieron a la invitación de Zeus, salvo la diosa Discordia, cuya presencia fue vetada por Hera, la esposa del dios supremo.
Hera era una mujer sabia, sabía que allí donde acudía Discordia había problemas y no quiso que acudiese al enlace; a Discordia le sentó fatal y envió un presente a la fiesta con el fin de crear discordia entre las diosas.
El regalo
fue una manzana de oro, presente muy codiciado; la tradición
occidental le otorgaba el poder de la inmortalidad y se encontraban
en el Jardín de las Espérides que estaba protegido por Ladón, el
dragón de las cien cabezas que nunca dormía.
La manzana
en la literatura tiene tradición de problemática, sin ir más
lejos, sabemos qué sucedió cunado Eva la comió; y en este caso
además tenía algo de regalo envenenado, ya que llevaba una nota que
decía: “para la más bella”, y no decir tiene que las diosas se
consideran muy bellas y no creen que otras les igualen.
Así
tenemos a la mujer de Zeus, Hera, que la reclama para ella; la
doncella Atenea que también se cree la destinataria de tan singular
fruto, y, Afrodita, la ninfa que representa el amor. Como Zeus no
debía tenerlo muy claro, eligió a un humano, Paris, hijo del rey
troyano Príamo, para que deshiciera el empate.
Afrodita
fue la más astuta. Convenció a Paris de su belleza tras prometerle
conseguirle el amor de Helena, esposa del rey de Estarpa, Menelao.
Así que Discordia se salió con la suya, el mal ya estaba hecho,
pero lo peor estaba por venir.
Cuando
Paris rapta a Helena, Menelao declara la guerra a Troya y tiene lugar
la famosa batalla del mismo nombre; para hacernos una idea de cómo
fue ese enfrentamiento solo hay que recordar que cuando hay un gran
conflicto solemos decir “se armó la de Troya”.
Al final
del texto teatral Afrodita hace limpieza y lanza a la basura la
dichosa manzana de la discordia, aprovechando la narradora del texto
para hacer un alegato en contra de las guerras.
En fin, si
el amor por una mujer pudo desencadenar semejante matanza, podemos
hacernos una idea del poder de Discordia a la hora de sembrar cizaña
entre los seres humanos, los dioses y los semidioses.
La autora
del texto escribe en tono de comedia lo que fue una tragedia y los
jóvenes lectores acceden al drama de forma entretenida, a la par que
adquieren bastante información sobre las relaciones y forma de vida
de aquellos dioses.
Anna
Ballester dedicó su vida profesional a la enseñanza desde
diferentes puestos de trabajo y siempre intentó organizar trabajos
en equipo para fomentar la animación a la lectura. Fruto de esas
tareas es este libro que ha publicado la editorial Algar.
Al final de
texto teatral hay unas propuestas escénicas escritas por Antoni
Navarro que habla del teatro como una muestra de arte colectivo y del
sistema de signos teatral que se subdivide en otros apartados: Texto
pronunciado (palabras y tono), Expresión corporal (mímica, gesto y
movimiento), Apariencias exteriores (maquillaje, peinado y
vestuario), Aspectos del espacio escénico (accesorios, decorado e
iluminación) y Efectos sonoros no articulados (ruidos y música).
Con estas pautas cualquiera que dese montar la obra encontrará
recursos prácticos y sencillos para llevarla a cabo.
Después de
la lectura los lectores comprenden algo más de la historia de amor
que desató una de las más grandes batallas de la historia y
disfrutan de una versión divertida de los dioses del Olimpo y sus
problemas cotidianos.
El libro
está ilustrado por Paco Giménez con delgadas figuras humanas de
largos trazos, estilizadas figuras y elegantes trajes. Todas las
imágenes realzan su aspecto con distintos tonos desde el blanco al
negro.