sábado, 21 de julio de 2018

El monstruyo del armario existe…¡y te lo voy a demostrar! de Antoine Dole


El monstruo del armario existe…¡y 

te lo voy a demostrar!

Texto: Antoine Dole

Ilustración: Bruno Salamone

Traducción: Teresa Broseta Fandos


ISBN 9788491421214

240 x 350 mm, 32 páginas

Primeros lectores. 2018.


Por José R. Cortés Criado.

¿Quién ha dicho que no existe el monstruo del armario? Este libro demostrará que existe y si no se lo creen, ábranlo y vean.

El jovencito protagonista de este álbum no se cansa de decirlo, pero sus padres no lo creen, piensan que son excusas ideadas por el chico.

Pero él insiste, existe porque el monstruo es quien entra en su habitación, juega con sus juguetes y los deja todo por medio; también es el que le mete trocitos de queso en la boca por la noche para que por la mañana le huela muy mal la boca.

Además lo despeina en cuanto se descuida, le deja sus cacas en la nariz,  se come ese calcetín sucio que no aparece, esconde los jerséis tejidos por la abuela, se pone sus zapatillas para dejar sus huellas por toda la casa…

También hace algunas cosas agradables como contarle chistes durante la noche, otras divertidas como tirarse a la bañera como si fuese una piscina y otras cosas.

Y le gustan los niños rellenos de espinacas, por eso este niño no las come, no vaya a ser que le dé un disgusto y si hace mucho ruido por la noche antes de dormirse es para que no salga del armario porque se asusta de los ruidos.

En fin, que los padres siguen dudando de la existencia del monstruo por mucho que su hijo se esfuerce en demostrarles que existe y está dentro del armario.

Si ingenioso es el texto, más lo son las ilustraciones con ese monstruo enormemente grande y peludo que tan pronto tiene cara cariacontecida como sonriente.

Los tonos de las ilustraciones son oscuros para darle aire de terror nocturno y el aspecto peludo del monstruo también se percibe en la colcha de la cama, en las paredes y en el suelo de la vivienda.

Llaman la atención la fuerza de los trazos del lápiz de carboncillo en todas las ilustraciones y especialmente en las guardas del libro.

Sin duda una divertida historia que suscribirán como propia la mayoría de los pequeños lectores que abran estas páginas, pues, sin duda, se verán reflejados en el protagonista.



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