miércoles, 10 de abril de 2019

"El pirata Pat Trax" de Margarita Londoño y Gusti


El pirata Pat Trax

Texto: Margarita Londoño       

Ilustración: Gusti


Colección Primeros Lectores

ISBN 978-84-8343-572-4

145 x 190 mm, 48 páginas

7,50 €, (+ 7 años) 2019.


Por José R. Cortés Criado.


Convirtieron esa isla / en territorio de paz, / y allí lo que ahora sucede / es amor y nada más”. Margarita Londoño: El pirata Pat Trax


Los lectores se enfrentan a un pirata atípico, pues Pat Trax ni es malo, ni tiene una pata de palo, ni un parche en el ojo, ni barba, ni espada con filo, es otro tipo de pirata muy especial, que todo lo hacía al revés, incluso cuando se calzaba las botas.

Desde pequeño soñó pescar con una atarraya pero se le apareció un galeón pirata con una capitán amigo y zarpó mar adentro. Su amigo intentó pescar una ballena blanca pero la cosa les salió mal, barco, pirata y grumete salieron despedidos de un coletazo, menos mal que en el mar hay seres buenos y pudieron salvarlos de morir ahogados.

El capitán dejó de navegar, Pat Trax heredó el navío y junto a la ballena y el pulpo navegaron por todos mares. Como todo lo hacía al revés, cuando asaltaba una isla se encontraba que sus habitantes no tenían nada que comer y les dejaba lo pescado en altamar.

No secuestraba princesas, no hacía el mal y hasta se quedaron sin ropa; esa tripulación era de risa y a ella se unió una lora que hablaba japonés. Para tener apariencia de pirata la ballena trajo algas que le pegó a modo de barba, el pulpo tejió una bandera multicolor y el loro le confeccionó un parche para el ojo, pero esto no sirvió para nada. La tripulación se amotinó y fueron arrojados al mar.

Pat Trax y sus amigos llegaron a una isla desierta, habitada por un náufrago que sabía japonés y que con la lora se entendía. Juntos decidieron recuperar el barco con la ayuda de la ballena.

Pat Trax, el náufrago y la lora navegaron en compañía del pulpo y la ballena hasta que embarrancaron y se quedaron a vivir en aquella isla convertida en un lugar de amor y paz, no sin antes mostrar su secreto este singular pirata. “él una niña era, disfrazada de pirata. Porque surcar por los mares no se lo permitían si se vestía con bata”.

Entrañable y simpática historia la ideada por Margarita Londoño que ha escrito con palabras rimadas la vida de esta niña que hubo de disfrazarse para poder navegar, hasta que encontró a un náufrago al que le contó la verdad.

Pat Trax vivió con el japonés en esa isla donde hondeaba la bandera multicolor que acogía a todos en son de paz después de dejar atrás su historia secreta y su amistad con los habitantes del mar.

Pat Trax al igual que la doncella guerrera de nuestros romances, hubo de cambiar de identidad para poder realizar su sueño que sin duda ocurrió hace mucho tiempo, porque hoy las niñas pueden aspirar a realizar cualquier actividad igual que el niño en nuestra sociedad, aunque no en otros lugares del planeta.

Lecturas como estas animan a los pequeños electores a indagar sobre la vida de los demás y a descubrir que la identidad de género no debe ser un impedimento para nadie.

Al texto hay que añadir unas simpatiquísimas ilustraciones de Gusti, que con su estilo tan personal dotan de vida a los personajes de tan peculiar galeón. Las líneas irregulares, como si hubiesen sido trazados por una mano temblorosa infantil, al igual que los trazos del lápiz de color que a veces sobresalen la línea del contorno de los personajes, dan la sensación de que las ilustraciones la realizó alguno de los lectores a los que va destinado el libro.

La fuerza de los trazos y de las notas de color hacen de cada página una explosión de vida e imaginación que pueden ser leídas como un complemento al texto o como una historia gráfica independiente.

Buen acierto el de la editorial Bambú al publicar libros sobre la identidad de género.











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