Gil Jilguero
Texto: Txabi Arnal Gil
Ilustración: Julio Antonio Blasco
Colección Mis cuentos
preferidos de tren azul
ISBN 978-84-683-3617-6
200 x 210 mm, 32 páginas
8,20 €, (+ 5 años) 2018.
Por José R. Cortés
Criado.
Este hermoso álbum infantil es un canto a la libertad. Txabi
Arnal Gil sabe cómo llegar a los pequeños electores con una historia llena de
carga emocional, repeticiones y situaciones algo cómicas pero con trasfondo muy
serio.
Julio Antonio Blasco sabe conectar con un texto por medio
del color y la forma. Su habilidad para solaparse con las palabras hace que la
mezcla de ambos elementos sea muy rica en matices y atrape a la persona que
abra las páginas del libro.
La historia es bien simple. Un señor muy autoritario que
vive con su gato y tiene una terraza vacía decide hacerla más agradable
encerrando en una jaula a un jilguero.
Y no contento con ello le ordena cuando debe comer, cuando
debe beber y cuando debe cantar. Es muy persistente pero el pájaro lo es más y
se niega a seguir las instrucciones del señor autoritario.
El animal está cansado, los vecinos hasta el gorro de ese
señor, que además tartamudea un poco y sus órdenes son muy graciosas: “¡Co-come,
Gil Jilguero! ¡Be-bebe, Gil Jilguero! ¡Ca-canta, Gil Jilguero!”
Por fin el jilguero decidió comer, beber y cantar, pero los
sonidos que emitía se asemejaban a un serrucho, eran tan estridentes que ningún
vecino podía descansar y como esa era la tónica diaria, uno de ellos le
aconsejó que le buscase una pareja para que así trinase con alegría.
Dicho y hecho, al día siguiente introdujo una jilguera en
la jaula, dio sus órdenes pertinentes y las dos aves comieron, bebieron, se
volvieron de espaldas a su dueño y cantaron, pero su canto seguía siendo igual de
horrible, aunque lejos de allí la canción de la pareja de jilgueros sufrió
cierta trasformación.
Divertida historia para indicarnos que las órdenes no
sirven para que seamos felices ni son efectivas para conseguir nuestros propósitos.
La felicidad tiene otros caminos que no son los impuestos por el señor
autoritario.
Las imágenes de la ciudad y de sus protagonistas son muy
simpáticas, ya sea por esos tejados con chimeneas y gatos, como por ese señor
calvo tocado con un bombín que da órdenes con una ramita en la mano, ese gato que está presente en casi todas las
escenas y esos sonidos tan horrorosos representados por unos sencillos trazos y
unas tonalidades que consiguen que los lectores lo sientan horribles aunque no
salga sonido alguno de las páginas.
Muy buen álbum, divertido, alegre e ingenioso que hará sonreír
a sus lectores.
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