Mario y Daniela se lo pasan genial
Texto: Elvira Menéndez
Ilustración: Alicia Más
Editorial Bruño
ISBN: 978-84-696-2803-4
140 x 205 mm, 112 páginas
8,95 €, (+ 6 años) 2020.
Por José R. Cortés Criado.
“Él es su mejor amigo y siempre está dispuesto a hacer lo mismo que ella.”
Elvira Menéndez: Mario y Daniela se lo
pasan genial.
Este segundo volumen de la colección de M & D nos trae otra vez a estos dos
vecinos y amigos que se lo pasan en grande cuando están juntos, aunque a veces
surge algún problemita que, siempre, tiene fácil solución.
Como en el volumen anterior, hay dos historias. La primera se titula La peluquería de M & D. En esta
ocasión Daniela propone jugar a las peluquerías. Mario prefiere jugar con su tablet, pero como acordaron que cada día
elegía uno a qué jugar y le tocaba a ella, pues acabaron montando una
peluquería en casa de la chica.
Ella colocó sus muñecos como público, preparó el lavacabezas, la silla, la
toalla y hasta la maquinilla de afeitar a pilas de su padre. Como Mario no
quiere ser afeitado, busca sus peluches para probar con ellos, como así no lo
consiguen buscan unas tijeras que no sean peligrosas, eligen la del cole y como
él no sabe usarla, ella le enseña cogiendo una de sus coletas y...
Daniela se horrorizó, debía ser la dama de honor en una boda y estaba dejándose
el pelo largo para el evento. Daniel quiere pegárselo con laca, mucha laca, pero
al final deben pasar por la peluquería.
La segunda historia: Una excursión a la
granja, nos cuenta las aventuras de unos niños de cinco años en una
granja-escuela. Mario fue con temor, ya que algunas noches se despierta con
miedo y acaba en la cama de sus padres, Daniela va superdecidida, no teme a
nadie ni a nada.
Ver a los animales y ayudar en el huerto fue estupendamente. Cuando llegó la
hora de comer, comprobaron que se comía lo que se cultivaba. Marina se enfadó. No
le gusta nada ni las verduras ni la fruta. Dani intentó animarla, pero ella se
enfadó más y no comió nada. Él se llevó una manzana por si a ella le daba
hambre.
Por la noche tampoco quiso cenar hasta que la probó y comió como los demás.
También se encontraron un perro abandonado que tenía la cadera rota. Los niños
le dieron chucherías, el perro se las comió y tuvo mala digestión.
Al final, el abuelo de Mario le hizo un carrito especial al perro para que
pudiese caminar y se lo llevó a su casa, así los niños podrían visitarlo cuando
quisiesen.
Las dos sencillas historias están plenas de ternura, humor y cariño. Elvira
Méndez cuenta con dulzura situaciones cotidianas de dos pequeños que, por
encima de todo, son amigos. Seguro que los primeros lectores se divierten con
estas simpáticas andanzas.
El texto se complementa con unos estupendos dibujos de Alicia Más que reflejan
muy bien las situaciones narradas, además de los pequeños detalles como los
enmarque de los capítulos, alguna que otra fruta o los útiles de peluquería.
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