miércoles, 25 de septiembre de 2019

"¡Vaya cole! Adrián hace un Big Bang (Libro 1)" de Hugo Tormenta


¡Vaya cole! Adrián hace un Big Bang 

(Libro 1)

Texto: Hugo Tormenta

Ilustración: Clara Soriano


Colección Narrativa infantil

145 x 220 mm, 144 páginas

12 €, (+ 8 años) 2019.



Por José R. Cortés Criado.

“Adrián respiró tranquilo. Se había salvado por los pelos. Pero tenía una cosa muy clara: no pensaba provocar un big bang nunca más” Hugo Tormenta: Adrián hace un big bang.

En la calle Embrollo hay un colegio algo especial, si vas por allí procura ponerte un casco, un flotador y unos esquís, y, por si acaso, un repelente de pirañas. Allí estudia Adrián, un niño muy despierto que además dibuja bastante bien.

En se colegio ningún día acaba como es de esperar, la biblioteca puede tragarse a los alumnos, el patio se transforma en una selva en un periquete y las papeleras se transforman en monstruos de basura.

Ese día Adrián se siente inspirado y se dibuja junto a Olivia y escribe que la quiere un poco, cuando finalizó su obra apareció, Jessica, la reportera del blog del colegio y quiso saber qué había en aquel papel, con cierta dificultad salió sin entregárselo y no se le ocurrió otra cosa más que introducirlo en un agujero de hay en la pared junto a su mesa.

Eso fue el principio de esta aventura. Adrián intercambiaba notas con sus compañeros y cuando se sentía en peligro por la presencia de algún profe, lo introducía en el agujerito, que a veces engullía objetos mayores, era como si su boca se adaptase al tamaño del objeto introducido.

Así que allí fueron a parar multitud de notas, dibujos y hasta un envase de cartón de batido fresa medio vacío. Unas notas se referían a profesores, que si la directora era un monstruo, que si el otro profe un pesado, también de compañeros, que si era una cotilla que si…

Todo iba bien hasta que el colegio empezó a agitarse, las paredes temblaban, el suelo se movía...todos salieron al patio, profes y alumnos, allí observaron cómo el colegio se agitaba como si tuviese una mala digestión, empezó a emitir sonidos y de vez en cuando expulsaba alguna de las notas ocultas en la pared por Adrián.

Nadie entendía qué sucedía salvo Adrián, porque el colegio lanzaba las notas a su destinatario, así los profes supieron qué pensaban de ellos los alumnos y algún alumno también, pero lo que más temía Adrián es que el dibujo de Olivia llegase hasta ella y se descubriese su amor por ella.

Ni corto ni perezoso se introdujo en el colegio, aún a riesgo de su vida para hacerse con el dibujo antes de que llegase a su amiga, aquello era un big bang en toda regla. Todo lo que había en el colegio flotaba sin gravedad, espaguetis, bandejas, lápices, balones, chinchetas, roedores, gatos, hormigas…

Adrián, no sin mil problemas logró atravesar un agujero negro, llegar hasta el dibujo y salir disparado hasta los pies de Olivia, menos mal que su roedor le cubrió las espaldas.

La historia está contada con suma agilidad, no se sale de una cuando se cae en otra, Adrián ha de sortear muchos obstáculos, pero todos a la velocidad del rayo y sin dejar de pensar en cómo solucionar aquel desaguisado.

La lectura te atrapa y no puedes dejar de leer, porque lo que en ese colegio sucede no es normal ni corriente y nos tiene a todos en vilo hasta legar al desenlace.

El texto de Hugo Tormenta se acompaña de unas ilustraciones de Clara Soriano muy expresivas que complementan la obra. También se adornan con imágenes simpatiquísimas los números de los capítulos.

Las últimas páginas ofrecen información sobre el big bang, datos de algunos de los planetas del universo, curiosidades del comportamiento de los astronautas en el espacio… y un ejercicio para escribir en clave secreta.  

Seguro que esta colección dará mucho que hablar, pues tan peculiar colegio no pasará desapercibido.




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