Ana de las Tejas Verdes
Texto: Lucy Maud Montgomery
Ilustración: Laura Catalán
Eraso
Editorial Bruño
ISBN: 978-84-696-6661-6
130 x
200 mm, 460 páginas
(12,95€), (+ 10 años)
2022.
“Expresar abiertamente el amor con palabras y gestos era una lección que jamás aprendería. Pero sí había aprendido a querer a aquella niña delgada de ojos grises con un afecto tan profundo como no demostrado.” Lucy Maud Montgomery: Ana de las Tejas Verdes.
La canadiense Lucy Maud Montgomery publicó por primera vez este libro en 1908 dirigido al público en general, sin distinción de edades. Fue hace poco cuando se catalogó para niños y jóvenes. Al parecer la trama está inspirada en una noticia periodística y la situó en la isla del Príncipe Eduardo, donde vivían sus primos, en una casa que se llamaba “Green Gables”.
La historia comienza cuando un señor acude a recoger un
niño huérfano para que le ayude en las tareas de la granja donde viven. Lo que
se encuentra en la estación del tren es una niña, Ana, y como no sabe qué hacer
la recoge para no dejarla sola hasta el día siguiente.
Matthew, este pobre hombre, tranquilo, apocado y de pocas
palabras queda prendado de una niña vivaracha, charlatana a más no poder con
una imaginación maravillosa, una sinceridad a prueba de todo y unas ganas de
vivir enormes. A su hermana, Marilla, no le parece bien porque lo que necesitan
son dos manos jóvenes en el campo y no una señorita.
Al día siguiente ella se dirige a la vecina encargada de traerle
el chico y esta le dice que creyó que querían una chica. En tan corto espacio de
tiempo, Ana se ganó el aprecio de Matthew y la condescendencia de Marilla. A la
inteligencia de Ana se suma su gran vocabulario y sus ganas de fantasear.
Habla y habla sin parar durante horas y, como es algo atolondrada, comete más de
un error.
Lo que la niña quiere por encima de todo es una familia, un
hogar donde vivir, tener una amiga de verdad y ser querida. Le preocupa, sobre
todo, el color rojo de su pelo, no lo puede soportar; algo menos le preocupa su
aspecto desaliñado y la ropa tan pobretona y sobria que viste.
Ana no es una niña que pase desapercibida, dice lo que
piensa y le acarrea algún que otro problema, es muy sincera, quiere ser la
mejor en la escuela, destacar por encima del chico que la llamó zanahoria y al
que tarde años en perdonárselo, cambia el nombre los lugares del pueblo por otros
más románticos, según ella, inventa historias de amor o terror para determinados
paisajes… es un encanto que no para de crear mundos nuevos.
Entre estudios, meteduras de pata, pequeñas travesuras,
amistades nuevas, sinceridad a raudales, buenas acciones, valentía y ganas de superarse,
trascurren las más de cuatrocientas páginas que se leen plácidamente, se sonríe
ante determinadas situaciones y se disfruta con ellas.
La autora intercala muchas descripciones de paisajes,
guiños a las costumbres de aquel lugar conservador y tradicionalista, resalta
la importancia de la religión en aquella gente, su forma de vida sin
estridencias y pequeños problemas que parecen grandes.
Una obra que no ha perdido actualidad, pues la fuerza de la protagonista la hace imperecedera, además de entretener muestra una forma de vida pretérita que tiene bastantes puntos en común con la nuestra.
La obra tiene ilustraciones a todo color de Laura Catalán Eraso que refleja con unos tonos algo desvaídos escenas de la trama con un aire de inicios del siglo pasado.
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