Chico
y Abril
Texto:
Texto:
Miguel
Ángel Monleón Viana
Editorial EdebéColección Tucán
ISBN: 978-84-683-4536-9
130 x 195 mm, 164 páginas
Editorial EdebéColección Tucán
ISBN: 978-84-683-4536-9
130 x 195 mm, 164 páginas
9,60
€, (+ 10 años)
2109
Por Jose R. Cortés Criado.
“No
todos los deseos se cumplen, no todos los proyectos se realizan...Y
esto no nos hace menos personas.” Miguel Ángel Monleón Viana:
Chico
y Abril
Chico
y Abril son dos jovencitos de doce años que les une el hecho de que
la abuela del del primero y el abuelo del segundo vivan en viviendas
colindantes, a parte de una especial atracción.
Los
ancianos viven solos, son muy distintos; él, desordenado,
despistados y con el síndrome de Diógenes y vive rodeado de todo
tipo de cachivaches, periódicos, muebles, revistas viejos; ella, muy
zen, amiga del orden, de la sencillez, vive con escasas pertenencias
y se entretiene haciendo surcos en su jardín japonés.
Viven
plácidamente, en un espacio verde muy amplio, cerca de la biblioteca
pública, en un barrio popular de casitas bajas donde viven otros
muchos ancianos, hasta que los especuladores, ya sean constructores o
políticos, ponente sus ojos sobre los terrenos y sueñan con un gran
centro comercial y unas nuevas carreteras.
Así
que la vida plácida, los espacios verdes y los árboles centenarios
corren peligro, además de los ancianos, sobre todo los dos abuelos
protagonistas, que reciben unas cartas del ayuntamiento anunciándoles el desahucio y demás trabas para echarlos de la vivienda y enviarlos a
una residencia de ancianos.
Menos
mal que los nietos sienten un gran amor por sus abuelos, no quieren
que se marchen lejos de allí y buscan una solución al tema. Abril
toma la voz cantante y comienzan a despejar la casa del abuelo, deben
rápidamente limpiarla, desocuparla de basuras y hacerla
habitable.
Gracias
a los dos niños, a sus compañeros de colegio y a otros vecinos
logran evitar que los especuladores se salgan con la suya, pero sobre
todo que los viejos vecinos no pierdan sus viviendas, la biblioteca
pública no desaparezca de allí y sobre todo, que los ancianos dejen
de estar solos.
A
pesar de ser dos personas muy diferentes, lograron encontrar puntos
en común que facilitaron que ambos iniciasen una nueva fase de
amistad; lo mismo le ocurre a los dos jóvenes, descubrieron que los
unía algo más que la vecindad de los abuelos. Así que los lectores
descubren dos historias de amor, la de los pequeños y la de los
ancianos.
La
novela está escrita de forma ágil, en capítulos breves, que acaban
de forma sorprendente para que sigas leyendo el siguiente, y así,
sin darte cuenta, llegas al final del libro rápidamente.
Los
diálogos son frescos, agilizando bastante la trama, los textos
narrativos breves, los personajes buenos y malos muy marcados, sobre
todo los villanos, estereotipos muy comunes en cuentos y
películas.
El
libro defiende un tipo de ciudad que piense en sus habitantes y
facilite la convivencia entre ellos, lejos de las urbes modernas
donde los grandes superficies, las autopistas y los bloques colmenas
deshumanizan las disuades.
Además
se involucra en la soledad de las personas mayores cuando se sienten
joviales y desean vivir en sus hogares donde residieron la mayor
parte de su vida. Desdeña desde el principio que la alternativa sea
una residencia para ellos.
Buen
libro, entretenido, simpático que gustara a los jovencitos y a los
mayorcitos, pues tanto se ven reflejados en él los niños y los
viejos.
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