Fuera de lugar
Texto: Francesco D’Adamo
Traducción; Marta Cabanillas
Colección Gran Angular
Rústica, 184 páginas
(+ 12 años) 2016
Por José R. Cortés Criado.
Como canta
Bruce Springsteen, hay que tener cuidado con no acabar fuera de lugar. Fátima,
refugiada paquistaní en Italia, se siente fuera de lugar a pesar de vivir y
trabajar en Milán, pero es que sus circunstancias vitales la hacen ser como es.
Fátima fue
una niña esclavizada en una fábrica de alfombras de Lahore, Pakistán, conoció a
Iqbal, el niño que defendió los derechos de los trabajadores tejedores de
alfombras y terminó asesinado como escarmiento para los demás.
Lo recuerda
todos los dieciséis de abril desde 1995, aunque viva muy lejos de aquel entorno
y su vida transcurra de otra manera, pero no olvida su pasado ni da la espalda
a las personas necesitadas.
Su amiga
María sigue viviendo en su ciudad natal, Lahore, es una defensora de los
derechos humanos, de los derechos laborales, de los derechos de la mujer, militante
de grupos a favor de implantar un plan de vacunas infantiles a pesar de la
oposición de los barbudos y la dejadez del sistema...
Las dos
mantienen una relación epistolar a través de internet en la que hablan de sus
miedos y sus alegrías, de sus novios y de la dureza de la vida para muchas
personas.
La vida en
dos continentes diferentes, la realidad a que se enfrentan personas en ambos
lugares, la llegada inmigrantes ilegales a Europa, sus condiciones de vida y la
de las fábricas textiles occidentales en Pakistán, los problemas políticos en
ambos países y las relaciones humanas constituyen la trama de esta novela que
no dejará indiferente a sus lectores.
Francesco D’Adamo
construye una buena historia donde se mezclan la valentía de unas jóvenes de
apariencias frágiles pero de gran tesón y cabezonería cuando se sienten ante
las injusticias.
Y es que la
discriminación, la injusticia, el amor, son valores que no se diferencian por
razas o países.
Buena
historia cargada de ideas solidarias y anhelos de una vida mejor para todos y
como dice Fátima, esos que ya no siente nada ante las injusticias, que la
alientan o consiente no son nada, no son nadie, no son el mundo, no son el
futuro; el futuro es de los hombres buenos y justos, de las mujeres que no piden
nada, de los niños que creen y se convierten en hombres buenos, en suma, de
ellas, de las dos protagonistas.
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