viernes, 10 de julio de 2015

Un hijo de Alejandro Palomas

Un hijo

Alejandro Palomas


Colección Bridge

Rústica con solapas

14,5x21,5 cm, 228 páginas

(12 años) 2015





Por José R. Cortés Criado.

Las relaciones familiares son complejas y si una desgracia las afecta, mucho más. Esta obra nos presenta a un niño de nueve años que llama la atención de su maestra por su desmedido interés en Mary Poppins y su afán por cantar, en la fiesta fin de trimestre, un pasaje de la película del mismo título, en el que la protagonista da la palabra clave para solucionar los conflictos: supercalifragilisticoespialidoso.

Este deseo tan simple hace sospechar a su maestra que algún problema se oculta y comienza a aunar cabos: madre ausente y padre poco centrado, por lo que encarga a la psicóloga escolar que organice este rompecabezas.

El avance de la historia nos induce a pensar en el problema del pequeño, que desde su ingenio, inteligencia y capacidad de observación va dando las claves de la historia. Guille es un niño introvertido, gran lector y con mucha imaginación.

Guille no solo desvela su problema, sino que también nos acerca al del su única amiga, Nazia, una pakistaní, que ha de doblegarse a los deseos familiares y seguir las tradiciones de su país.

El papel de las mujeres es fundamental en esta obra, aunque la clave de la trama la tiene el hijo que no sabe, a su edad, cómo ayudar a su padre, por quien está llevando a cabo sus acciones.

Hasta el final de la novela no se vislumbra el desenlace, que, como en las buenas novelas de intriga, se comienza a sospechar muy avanzado el relato y hasta el último capítulo no se revela totalmente.

La historia está muy bien estructurada, el texto es ágil y te atrapa desde el inicio, dejando al lector intrigado al final de cada capítulo y con ansias por saber algo más de la historia.

Es una obra de narrador colectivo, cada uno de los personajes principales tiene su espacio propio y va desgranando su visión de los hechos dando un tono coral al relato, en el que se respira mucha ternura y un gran misterio que se envuelve en vacíos y falta de comunicación.

Alejandro Palomas ha sabido cargar de lirismo un relato familiar que sobrecoge cuando queda al descubierto el trasfondo de la trama.

Sin duda uno de los mejores libros de los leídos este año.




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