Joaquín Lobato nació el dieciocho
de julio de 1943. Por nacer en tan señalado día a su padre le dieron un premio
en metálico.
“Yo nací un 18 de
julio
Una
histórica jornada patriotera […]
Reciente
todavía olor
a
pólvora
[…]
De
estos natales ejemplos recibidos
creció
el espanto en mi sonrisa
una
inseguridad Un miedo siempre
al
acecho Una impotencia
cada día[1]”
[…]
Lobato refleja muy
bien en su poema Cantata para el que
nunca tuvo cumpleaños los años que le tocó vivir: las privaciones, el
miedo, las palabras a medias, las conversaciones en susurros, las insinuaciones
que un niño no debe conocer y la vida cenicienta de su pueblo.
La vida en su Vélez
Málaga natal no debía ser muy distinta al resto de España, una sociedad gris,
enlutada, que intenta sobrellevar su pasado y avanzar con temores hacia donde
nadie sabe.
Si de pequeño se
entretenía celebrando misas en su casa, montando espectáculos circenses, cruces
de mayo y juegos malabares, pronto descubriría otra forma de entretenerse: el
cine, y las compañías de teatro que llevan revistas musicales a su pueblo. La
vida le cambia, ha encontrado un lugar donde huir, donde vivir lo que la
realidad no le permite y desde entonces le viene su pasión por coleccionar
prospectos y carteles de cine. Con los años deja de pensar en ser aviador,
ciclista, domador o pirata, también deja de estudiar por un tiempo y decide ser
actor y director de cine.
“Así
que
lo
tenía
decidido.
Cuando
mayor ser un James
Stwart y no aviador”[2].
No en vano Stwart es
un clásico del cine que fue nominado a los Oscar en cinco ocasiones, ganando el
premio por toda su trayectoria. Seguro que vio al actor de cine, teatro y
televisión estadounidense en El hombre
que mató a Liberty Balance o en Qué
bello es vivir.
También Joaquín Lobato
añora su juventud, su chaleco de lanilla burdeos, su corbata azul marino con
lunares blancos, la colonia Lucky y se lamenta:
“….Nunca
supe
o
pude
peinarme
el flequillo a lo
Gregory Peck (¡una verdadera lástima!)
con lo tanto una
barbaridad que me gustaba el
trayler
para el domingo de
Resurrección”[3].
Quizás su atracción
por el flequillo de Gregory Peck fuese debido a su pelo crespo o tal vez
envidia por no ser la pareja de Ingrid Bergman en Recuerda, película dirigida por Alfred Hitchcock en 1945; o la de
Jennifer Jones en Duelo al sol, obra
de King Vidor rodada en 1947.
Además, deja clara la
ilusión con la que aguarda la llegada del domingo de Resurrección, porque en
aquella época los cines dejaban de funcionar mientras se celebraba la muerte de
Jesucristo.
También aparecen las
reminiscencias cinematográficas cuando escribe sobre una tía suya, gran devota
de
“Lola Lolita la
Piconera (ay, su
Juanita Reina siempre
vestida de una cosa
así a lo Eugenia
de Montijo o a lo
Isabel II) empaque y
señorío […]
esta tía de la que os
hablo
no estaba
en aquello de los
mambos de Pérez Prado
ni
nunca me contó cosas
de Ginger Roger y
Fred Astaire”[4].
La primera referencia,
Lola Lolita la Piconera, se refiere a
la canción que hizo famosa a Juanita Reina y a la misma actriz y cantante que
protagonizó la película de igual título dirigida por Luis Lucía en 1951. Esta
película está basada en la obra de José María Pemán, Cuando las Cortes de Cádiz.
Cuando el poeta hacer
referencia a la forma de vestir, vuelve a citar otro título del cine español, Eugenia de Montijo, dirigida en 1944 por
José López Rubio y protagonizada por Amparo Rivelles y Fernando Rey.
Y para finalizar el
poema nos aclara que su tía es una señora con gustos musicales y cinematográficos
muy castizos, lejos de las novedades del músico, compositor y arreglista
cubano, Dámaso Pérez Prado, más conocido como el Rey del Mambo; y de la pareja de bailarines norteamericanos que
protagonizaron con su danza diez películas entre 1933 y 1949.
De otras de sus tías,
Joaquín Lobato anota que se quedó esperando el amor de su vida, y recurre a
símiles de cine para retratarla:
[...] “Y esta otra tía
mía
como
desesperada Myrna Loy
mucho tiempo esperando
a
un
apuesto Gary Grant que
nunca llega
porque
en
un
atardecer
las gardenias de su
amor
murieron”[5].
Myrna Loy fue una actriz
estadounidense de teatro, cine y televisión, formada como bailarina; inició su
carrera en películas mudas y, originalmente, estuvo encasillada en papeles Exóticos.Protagonizó junto a Cary Grant Mr.
Blandings ya tiene casa, dirigida por H. C. Potter en 1948, basada en la
novela de Eric Hodgins. Fue un éxito de taquilla las peripecias de este
publicista hasta que consigue tener finalizada su nueva vivienda. La película
fue remasterizada en 2004.
Con “las gardenias de
su amor” parafrasea al cantante de origen cubano Antonio Machín nacido en 1903,
muy conocido en España por sus baladas de amor, se dice que cantaban con el
corazón en sus labios. Con esta canción, Dos
gardenias, nos dice que si mueren ambas flores es porque muere el
amor.
También escribe poemas
con referencias al cine, actores, distribuidoras, títulos… que de una forma
desordenada llegan al lector a modo de torrente arrollador:
[…] “Muchas estampas
recordatorios y una
carta a Montgomery Clift. […]
Resonarán
dentro de mí tus
notas, Leslie
Caron.
William
Powell
retratado por Metro
Goldwyn Mayer obsequio
de Umbrín para la
higiene y belleza
de los ojos.
Andrey Herpburn y mi
alma tus frases de amor
Era el tiempo de los
encantos
y del recortable.
A Paramount Picture y
Los prospectos que se
abrían
de
la
Warner BROS.
(Burt Lancaster y
Virginia Mayo)
impetuosa
y
arrolladora. El Halcón
y la Flecha
de cuando Federico
Barbarroja gobernaba
las tierras
conquistadas
con
implacable crueldad.
Tyrone Power o
el cuchillo de la 20th
Century Fox en
una
magistral producción
de aventuras
e incontenible acción.
La Rosa Negra con
Orson Welles y Jack
Hawkins
Color por technicolor”[6].
Comienza con
Montgomery Clift, un mito con leyenda autodestructiva, icono de la época, con
cuatro premios Oscar, que seguramente Lobato recuerda en las escenas de amor
que mantiene con su amiga Elisabeth Taylor en la película Un lugar al sol.
Le sigue la actriz y
bailarina franco-estadounidense Leslie Caron, descubierta por Gene Kelly, que
la escogió de pareja para protagonizar la película Un americano en París.
Y William Horatio
Powell, actor norteamericano, famoso por su personaje el detective Nick Charles en la serie de películas de
los años treinta y cuarenta del siglo pasado sobre “el hombre delgado” (thin
man), basadas en las novelas de Dashiell Hammet.
Hace acto de presencia
la empresa de medios de comunicación estadounidenses Metro Goldwyn Mayer, unida
a un producto de belleza patrio, Umbrín, dirigido a la mujer y creado por los
Laboratorios del Norte de España, ubicados en Masnou, para más adelante añadir
otras dos grandes empresas cinematográficas norteamericanas: Paramount Picture
y Warner Bros.
También cita a Andrey
Herpburn, actriz británica que fue además icono de la moda en la época dorada
de Hollywood y la llegaron a considerar como la tercera leyenda más grande del
cine femenino en la historia del cine americano.
Después aparece la
pareja norteamericana formada por Burt Lancaster y Virginia Mayo, que
protagonizaron la película El halcón y la
flecha, en ella Lancaster da muestras de su estado físico y su destreza
acrobática junto a una de las bellezas de los años cuarenta y cincuenta del
siglo pasado.
Le sigue Tyrone Power,
icono masculino norteamericano, que vino a rodar en España en 1958 Salomon y Sheba bajo la dirección de
King Vidor, y falleció antes de finalizar el rodaje. Fue muy conocido por sus
papeles de espadachín o de gran romántico.
Finaliza la cita
cinematográfica con La rosa negra,
película dirigida por Henry Hathaway en 1950 y protagonizada por Tyrone Power,
Orson Welles y Jack Hawkins, basada en la novela homónima de Thomas B. Costain.
Narra la historia de un noble sajón que ha abandonado su país y busca fortuna
en el Lejano Oriente; y, además, en color por technicolor, nos aclara Lobato.
Technicolor es un
proceso cinematográfico inventado en 1916 que revolucionó el color en el cine y
fue el más utilizado en Hollywood entre 1922 y 1952.
Tampoco puede olvidar
las sesiones de cine de verano, tan propias de nuestra tierra, ni a una de las
divas de entonces, ni a la distribuidora cinematográfica.
“NO AUTORIZADA PARA
MENORES (local de
verano) una noche a las
9 y cuarto de agosto
Silvana Mangano
en
Arroz Amargo
desesperadamente dulce y […]
local de verano entre
las hormigas
un gato y la dama de
noche Rey Soria Films
presenta”[7].
Cita a Silvana Mangano impetuosa
actriz italiana que se formó como bailarina y trabajó como modelo antes de ser
"Miss Roma" en 1946. Protagonizó Arroz
amargo, película italiana de 1949 realizada por Lux Film, escrita y
dirigida por Giuseppe De Santis, producida por Dino De Laurentiis; le
acompañaron en el reparto Raf Vallone , Doris Dowling y Vittorio Gassman.
Arroz amargo fue un éxito
comercial del cine neorrealista italiano en Europa y América. El título original
se basa en un juego de palabras, ya que la palabra italiana riso significa tanto "arroz" como
"risa", Riso amaro
significa por tanto "risa amarga" y "arroz amargo".
En este
poema Lobato recuerda una película y su actriz protagonista, pero además
enmarca la escena para que el lector pueda apreciar lo que siente en ese
momento cuando escribe: local de verano,
hormigas, gato, dama de noche y Rey Soria Films presenta. Situándonos en el lugar de los hechos justo
cuando va a comenzar la proyección.
Rey Soria
Films es una empresa creada en Madrid por Gabriel Soria Rosales, periodista,
productor, editor y escritor de cine de origen mejicano.
Pero el
cine que más veía y el que más le atraía era el norteamericano, como se aprecia
en estos versos dirigidos a Jennifer Jones.
“El adorno de tu
nombre
insistentemente,
Perla-Jennifer
Jones. Cautividad
universo […]
sobre los hombros,
carnadamente, Jennifer,
bajo el sol”[8].
La actriz de Oklahoma,
Jennifer Jones, con cinco premios Oscar en su haber, uno de ellos a la mejor
actriz por su papel en Duelo al sol,
también formó parte de los sueños del poeta.
Además es capaz de
reunir en unas pocas palabras a Arthur Rimbaud, Al Capone y James Dean, en un tuto revoluto donde lo que prima es un
reproche al primero de ellos por no acudir a sus citas poéticas semanales y no
felicitarlo en Navidad
“(Y todo
porque
James Dean
me
prestó una sola vez
su
bicicleta de carrera
un domingo
por
la
tarde
de febrero)”[9]
Cita al icono del cine
norteamericano que falleció a los veinticuatro años y pasó a la historia tras
haber participado en tres películas: Rebelde
sin causa, Al este del edén y Gigante,
importantes clásicos del cine occidental.
A veces me pregunto
qué sentiría Joaquín Lobato al ver la pareja formada por Gary Cooper e Ingrid
Bergman en la película ¿Por quién doblan
las campanas? , cuando escribe que el galán está
“[...] ofreciendo sus
enormes pestañas
a la Ingrid Bergman
conmovido
por la tantísima
dulzura de su llanto”[10].
Otras de sus actrices
preferidas es Vivien Leigh, aunque a quien de verdad adora es a su personaje,
la fuerza de esa mujer ambiciosa y astuta que llama a las cosas por su nombre.
“[...] eternamente
nueva Escarlata O´hara
sube la escalera en
brazos de Rhett Butler
y despliega los volantes
de su escote
fascinándose sus
rosados senos al desmayo
retenido”[11].
Y como no puede ser
menos, también nos recuerda el NO-DO, los programas dobles, esas sesiones de
cine que te permitían ver dos películas por el precio de una, los caramelos de
anís y los aplausos enfebrecidos cuando los salvadores llegan oportunamente,
personalizado en uno de los cowboy del cine americano de la época, Bob Steele.
“A todo galope Bob
Steele
después
del NO-DO en
el programa doble del
lunes”[12].
NO-DO, es el término
coloquial para referir los Noticiarios y Documentales, programas informativos
de obligada proyección en las salas de cine españolas desde 1943 hasta 1981; estos
informativos servían de propaganda al régimen franquista, que monopolizaba su
producción.
Y si de aventuras se
trata, Lobato no duda en invocar a Ricardo Corazón de León o a Juan Centella,
pero sobre todo le atrae un personaje fascinante
“¡¡Ah!! Queridísimo
Popeye
qué osadía echar
contigo un
pulso”[13].
Popeye el Marino ha
sido un personaje muy familiar en la sociedad occidental desde su aparición en
1929; él y su pócima para ser fuerte, las espinacas. Fue creado por Elzie
Crisler Segar, apareció en cómic y posteriormente como dibujo animado. Popeye
hubo de esperar hasta 1980 para llegar al cine, en una película dirigida por
Robert Altman y protagonizada por Robin Williams. Seguro que Lobato se refiere
a los dibujos animados que se proyectaban en las salas de cine o a las tiras
cómicas en los Tebeos.
También recurre al
cine infantil para vaticinarle al poeta Miguel Hernández que los futuros
adultos disfrutarán con sus palabras, aunque ahora lo hagan con los dibujos de
Walt Disney
“Miguel Hernández,
Miguel
Los niños se hartan de
reír
con las películas de
Walt Disney.
Pero cuando sean
mayores
leerán tus versos
y buscarán tu corazón
para repellarlo por
todas las paredes del mundo”[14].
De sus recuerdos
infantiles, misas, tías, cruces de mayo, vecinas, vírgenes..., inmortaliza a la
vecina que peinaba a domicilio y contaba la mar de bien las novelas que leía o
[...] “cómo su sobrino
lloraba con el corazón
encogido cuando
vio en el cine La
Señora de Fátima
porque
le hubiera gustado ser
uno
de los pastorcillos
en vez de un cobrador
de facturas
también a domicilio”[15].
La
Señora de Fátima
es una película española de 1951, dirigida por Rafael Gil, con guion de Vicente
Escrivá, música de Ernesto Halffter, cuyo reparto encabezaban Inés Orsini y
Fernando Rey, ejemplo de drama religioso al estilo del cine español del
franquismo.
La pasión que siente
Lobato por el cine y la música le hace escribir en su libro, Dedicadas formas y contemplaciones, poemario
dedicado a los grandes pintores universales y a sus coetáneos veleños, los
siguientes versos dedicados a su paisano Eugenio Chicano:
“Tal vez Rhapsody in
Blue
mientras arrecia el
aguacero [...]
y John Gilbert acaba
de llegar [...]
La Vies en rose,
inolvidablemente.
Gainza
Podría cantar esta
noche El teniente seductor
O La Verbena de la
Paloma, pero”[16][...]
Comienzan
con aires musicales, recordando la composición musical Rhapsody in Blue, pieza para piano y banda de jazz compuesta por
George Gershwin en 1924, donde mezcla elementos de la música clásica con otros
efectos propios del jazz; y continua con la presencia de John Gilbert, actor,
guionista y director de cine mudo, muy popular, conocido con el sobrenombre de El Gran Amante.
Y
a continuación mezcla música y cine, La vie en rose, canción cantada
por Edith Piaf, autora de la letra a la que puso melodía Louis Gugliemi
(Louiguy) y título de la película biográfica de Piaf protagonizada por la
actriz oscarizada Marion Cotillard.
A
esta nota cinematográfica le sigue el inolvidable Gainza, futbolista de
Besauri, conocido como Piru, lateral
izquierdo del Atlético de Bilbao, que podría cantar El teniente seductor o La
verbena de la Paloma.
El teniente seductor, es el título de una
película estadounidense dirigida por Ernest Lubitsch, protagonizada por Maurice
Chevalier y Cluadette Colbert y distribuida por Paramont Pictures. Se trata de una comedia romántica,
musical en la que un militar se enamora de una violinista.
También
cita La verbena de la Paloma,
seguramente Lobato se refería a la tercera adaptación de 1963 de esta zarzuela,
aunque más bien se cataloga de sainete lírico, dirigida por José Luis Sáenz
Heredia y protagonizada por Concha Velasco y Vicente Parra. La obra hace
referencia a las fiestas madrileñas del 15 de agosto cuando sale en procesión
la Virgen de la Paloma.
En
su poemario Infártico, Joaquín Lobato
publica su primera autobiografía, en ella, además de los castigos en el
colegio, la leche en polvo, las misas, el fútbol..., escribe:
[...]
“Lo que el viento
se llevó prohibidísima
cuatro
erre
gravemente peligrosa”[17].
Resaltando el papel de
los censores; que tanto interés ponían en cortar besos, abrazos y diálogos para
evitar el pecado entre los españoles; y en el mismo poema cita el título de
otra superproducción, Ben-Hur, y el
de su protagonista, Charlton Heston, película épica de 1959 dirigida por William Wyler.
En el mismo poemario
hace referencia a libros españoles para jóvenes de su época que fueron llevados
al cine, cita a Juan sin Miedo, Marcelino Pan y Vino, El Cid..., mezclados con
la Historia de España, y lápices, gafas, palilleros... y las carcajadas de Stan
Laurel y Oliver Hardy.
Juan
sin Miedo es
el título de una película de cine Skob creada por el dibujante Escobar, aunque
también lo es de un filme mexicano dirigido por Gilberto Gazcón en 1961 y
protagonizada por Luis Aguilar y Ofelia Montesco; Marcelino pan y vino es una película española de 1955, basada en la
novela del mismo título de José María Sánchez Silva, y dirigida por Ladislao
Vajda; El Cid es una película épica
rodada en 1961 a las órdenes de Anthony Mann, protagonizada por Charlton Heston
y Sofía Loren.
Laurel, inglés, y
Hardy, estadounidense fueron, probablemente, la pareja cómica más popular del
cine clásico de Hollywood, entre los años 1920 y 1940, provocando la risa en
todas las salas de cine donde se proyectaban sus películas.
En el año 2000 Joaquín
Lobato se va a Roma, asiste al Congreso Internacional sobre María Zambrano, y
no puede más que sorprenderse y buscar sus raíces culturales en medio de tanto
monumento y tanta historia como lo rodean, así, evoca a Boccaccio, a Laura,
Dante, Rafael, el Museo del Vaticano... y hasta el río Tíber, y, además,
vuelven a él sus recuerdos infantiles del mundo del celuloide y escribe en Portafolio de Roma después de imaginar a
Marco Aurelio paseando por el foro:
[...]
“Yo recuerdo cuando niño
mis películas de
romanos
y a Robert Taylor a
caballo muy valiente”[18].
Vuelve a actualizar el
pasado del cine norteamericano que tantas tardes le hizo evadirse de su
realidad más cercana, esta vez con el galán que tanto podía ser un emperador o
un instructor de vuelo.
En la presentación de
este libro, José Antonio Fortes Gámez, conocedor del interés por el cine de
Lobato escribe con bastante tino sobre lo que el poeta buscaba en la ciudad
eterna, al margen del reencuentro con pintores y poetas: “ En el fondo él
quería encontrarse, como tantos viejos románticos, con la ciudad de la “Dolce vita” y tomar café con Federico
Fellini y ver correr por sus calles a Marcelo Mastroniani en la clásica vespa o
contemplar la Fontana de Trevi con Anika Ekberg en aquel sensual e histórico
baño”[19].
Año
2003, Joaquín Lobato está enfermo, ingresado en el hospital de la Axarquía, ahí
compuso su libro El aroma del verano en
el vuelo. Los versos recogen vivencias muy personales, reflexiones sobre la
existencia que son un canto a la vida; en esos momentos evocó recuerdos
infantiles del cine y escribió:
[...] “y así podrán
dejarme más sueltas
las ataduras y los
tubos que tan fuertemente me sujetan
como si fuera un
andrajoso mártir más
de las películas
aquellas de romanos
que echaban en el
Principal Cinema local de verano”[20].
Similares
recuerdos aparecen en el poema dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer cuando anhela
verse en el rostro de un niño solitario, infinito, alegre...
[...]
“mientras
los
indios tocaban sus tambores
y
un jinete de Doge [sic] City galopaba
por
un vasto paisaje de libertad y cielo”[21].
Dodge
City es una ciudad de Kansas, Estados Unidos, famosa por su historia como plaza
fronteriza con el salvaje oeste. También es el título de una película dirigida
por Michael Curtiz en 1939 y protagonizada por Errol Flynn, Olivia de Havilland
y Ann Sheridan.
Y
en un cuento breve que publicó en Poemas
del Sur vuelve a los rosarios vespertinos, a los discos dedicados, a las
radionovelas, “al traje amargo de azulmarino” y al cine: “Encarnación me cuenta
los pretendientes que tuvo y las películas de Libertad Lamarque”[22].
Libertad
Lamarque fue una cantante y actriz argentina que destacó en múltiples facetas
artísticas: música, radio, discos, cine, teatro y, finalmente, el mundo de la
telenovela.
Joaquín
Lobato supo disfrutar la vida, su vida, la vivió con intensidad, dejó
constancia de sus hechos y de sus pensamientos en sus versos, “basándose en la
estética y el ritmo, sin buscar someterse a cánones [...] y a un
encorsetamiento que asfixie sus sentimientos, que ahogue sus palabras”[23].
En
el tomo X de la Gran Enciclopedia de Andalucía se escribe de él: “Poeta erudito
y barroquizante, que gusta de problematizar la estructura lingüística hasta la
densidad cuasi ilegible, plásticamente desarrolla una plasmación sintética de
los objetos desde la perspectiva ingenuista, produciendo obras de fácil
visualización y complejo significado”[24].
Mercedes
Junquera añade que “aparece en la poesía del veleño un verso estudiado, aunque
de apariencia fácil, él puede crear versos delicadamente alambicados de
neologismos, de personajes míticos, con quien podemos saborear su ansia de
justicia, su búsqueda de equilibrio, la morbosidad de lo dañino, el goce, la
voluptuosidad del momento…”[25]
Además
Rogelio Blanco escribió: “Joaquín Lobato, ordenado y cuidadoso con las cosas que
le regaló la vida, -más bien pocas cosas-; burlón, bondadoso y soñador en
aparente niñez, cordial evocador e imitador o simulador de vidas, anhelaba
vivirlas todas, la de pintores, poetas, actores, intelectuales, amigos...Y las
vivió en porciones”[26].
Y
Segovia Lobillo expresó: “la fuerza interior de sus versos sacude el armazón
metafísico en que se funda todo y revela un inmediato destino trascendente.
Estremecimiento y serenidad en un gran estadio poético. Esa es la obra de
Lobato”[27].
Porque
“Joaquín Lobato tenía ojos de niño, y mirada de niño. Miraba con curiosidad a
todo y a todos, siempre anhelaba saber algo más, descubrir lo que ocultaban las
cosas simples, los colores de la vida, los sonidos de las palabras y el
significado oculto de cada vocablo”[28].
Su
curiosidad le llevó a ser un cinéfilo empedernido, atesoró a lo largo de su
vida más de un millar de prospectos de mano que se entregaban en la ventanilla
de los cines para promocionar las nuevas películas y cientos de carteles
anunciadores de tantas historias cinematográficas. “Mis películas, perdonadme,
yo me crie con el cine”[29].
Este
material está depositado en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, beneficiario del
legado del poeta y pintor veleño que en vida donó todas
sus pertenencias a su ciudad.
“Mis papeles, mis libros, mis cuadros, mis cartas, mis plumas, mis lápices, el óleo
que me sobre, todo ese bagaje que yo he mimado desde pequeño”[30].
Joaquín
Lobato, hijo de la España de la posguerra, criado con el cine, siempre añoró
vivir las otras vidas vistas a través del celuloide y disfrutó contando sus
recuerdos unidos al séptimo arte.
Por José R. Cortés Criado.
Este artículo es un capítulo del libro: GÓMEZ YEBRA, ANTONIO A.: Estudios sobre el Patrimonio Literario Andaluz V (Homenaje al profesor Cristóbal Cuevas), Málaga, AEDILE, 2013, pp 525-540.
[1]
LOBATO, Joaquín: Cantata para el que
nunca tuvo cumpleaños, inédito.
[2]
LOBATO, Joaquín: Aquellos ojos verdes,
Concejalía de Cultura y Patrimonio,
Vélez-Málaga, 2011, p. 9
[3] Id., p. 9
[4] Id., p. 14
[5] Id., p. 41
[6] Id., p. 10.
[7] Id., p.13
[8] Id., p. 18
[9] Id., p. 21.
[14] LOBATO. Joaquín: 1ª Antología de cosas, Cuadernos del Sur, Málaga, 1972, Edición
Ángel Caffarena, p. 33.
[15]
LOBATO, Joaquín: Aquellos ojos verdes,
Concejalía de Cultura y Patrimonio,
Vélez-Málaga, 2011, p. 31.
[16]
LOBATO, Joaquín: Dedicadas formas y
contemplaciones, Madrid, Endymion, 1996, p. 47.
[17]
LOBATO, Joaquín: Infártico, Granada,
Diputación Provincial, 1982, p. 11.
[18] LOBATO,
Joaquín: Portafolios de Roma, 2013, Concejalía de Cultura y Patrimonio,
Vélez-Málaga, p. 35.
[19]
FORTES GÁMEZ, José Antonio: Presentación a LOBATO, Joaquín: Portafolio de Roma, 2013, Concejalía de
Cultura y Patrimonio, Vélez-Málaga, 2013, p. 6.
[20] LOBATO,
Joaquín: El aroma del verano en el vuelo,
2003, Universidad Politécnica, Colección Letras Humanas, Valencia, p. 29.
[21] LOBATO,
Joaquín: El aroma del verano en el vuelo, 2003, Universidad Politécnica,
Colección Letras Humanas, Valencia, p. 65.
[22]
LOBATO, Joaquín: Poema del Sur, 1984,
Arte y Cultura, Véle-Málaga, p. 43.
[23] CORTES CRIADO, José R.: “Y al colegio llegó
un poeta” en CLIJ,º nº 80, febrero
1996, p. 55.
[24]
VV.AA: Gran Enciclopedia de Andalucía,
Tomo X.
[25]
JUNQUERA GÓMEZ, Mercedes: “El lenguaje universal en la poesía andaluza” en
GÓMEZ YEBRA, Antonio A.: Estudios sobre
el Patrimonio Literario Andaluz III, Málaga, AEDILE, 2012, p. 292.
[26]
BLANCO MARTÍNEZ, Rogelio, Prólogo en LOBATO, Joaquín: Portafolio de Roma, Vélez-Málaga, 2013, p. 11.
[27]
SEGOVIA LOBILLO, Antonio, Prologo en 1ª
antología de cosas, Cuadernos del Sur, Málaga, 1972. Edición Ángel
Caffarena. P.14.
[28]
CORTÉS CRIADO, José R.: “Joaquín Lobato, observador sempiterno” en GÓMEZ YEBRA,
Antonio A.: Patrimonio Literario Andaluz
I, Málaga, Fundación Unicaja, 2007, p. 229.
[29]
LOBATO, Joaquín: “Discurso” en VV. AA.: Joaquín
Lobato, Ayuntamiento de Vélez-Málaga, 2004, p. 53.
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