lunes, 1 de junio de 2015

El cine en la poesía de Joaquín Lobato de José R. Cortés Criado.





Joaquín Lobato nació el dieciocho de julio de 1943. Por nacer en tan señalado día a su padre le dieron un premio en metálico.

“Yo nací un 18 de julio
            Una histórica jornada patriotera […]
            Reciente todavía olor
            a
            pólvora […]
            De estos natales ejemplos recibidos
            creció el espanto en mi sonrisa
            una inseguridad Un miedo siempre
            al acecho Una impotencia
cada día[1]” […]

Lobato refleja muy bien en su poema Cantata para el que nunca tuvo cumpleaños los años que le tocó vivir: las privaciones, el miedo, las palabras a medias, las conversaciones en susurros, las insinuaciones que un niño no debe conocer y la vida cenicienta de su pueblo.

La vida en su Vélez Málaga natal no debía ser muy distinta al resto de España, una sociedad gris, enlutada, que intenta sobrellevar su pasado y avanzar con temores hacia donde nadie sabe.

Si de pequeño se entretenía celebrando misas en su casa, montando espectáculos circenses, cruces de mayo y juegos malabares, pronto descubriría otra forma de entretenerse: el cine, y las compañías de teatro que llevan revistas musicales a su pueblo. La vida le cambia, ha encontrado un lugar donde huir, donde vivir lo que la realidad no le permite y desde entonces le viene su pasión por coleccionar prospectos y carteles de cine. Con los años deja de pensar en ser aviador, ciclista, domador o pirata, también deja de estudiar por un tiempo y decide ser actor y director de cine.

“Así
que
lo
tenía
decidido.
Cuando
mayor ser un James Stwart y no aviador”[2].

No en vano Stwart es un clásico del cine que fue nominado a los Oscar en cinco ocasiones, ganando el premio por toda su trayectoria. Seguro que vio al actor de cine, teatro y televisión estadounidense en El hombre que mató a Liberty Balance o en Qué bello es vivir.

También Joaquín Lobato añora su juventud, su chaleco de lanilla burdeos, su corbata azul marino con lunares blancos, la colonia Lucky y se lamenta:

“….Nunca
supe
            o
pude
            peinarme
el flequillo a lo Gregory Peck (¡una verdadera lástima!)
con lo tanto una barbaridad que me gustaba el
trayler
para el domingo de Resurrección”[3].

Quizás su atracción por el flequillo de Gregory Peck fuese debido a su pelo crespo o tal vez envidia por no ser la pareja de Ingrid Bergman en Recuerda, película dirigida por Alfred Hitchcock en 1945; o la de Jennifer Jones en Duelo al sol, obra de King Vidor rodada en 1947.

Además, deja clara la ilusión con la que aguarda la llegada del domingo de Resurrección, porque en aquella época los cines dejaban de funcionar mientras se celebraba la muerte de Jesucristo.

También aparecen las reminiscencias cinematográficas cuando escribe sobre una tía suya, gran devota de

“Lola Lolita la Piconera (ay, su
Juanita Reina siempre
vestida de una cosa así a lo Eugenia
de Montijo o a lo
Isabel II) empaque y señorío […]
esta tía de la que os hablo
no estaba
en aquello de los mambos de Pérez Prado
ni
nunca me contó cosas de Ginger Roger y
Fred Astaire”[4].  

La primera referencia, Lola Lolita la Piconera, se refiere a la canción que hizo famosa a Juanita Reina y a la misma actriz y cantante que protagonizó la película de igual título dirigida por Luis Lucía en 1951. Esta película está basada en la obra de José María Pemán, Cuando las Cortes de Cádiz.

Cuando el poeta hacer referencia a la forma de vestir, vuelve a citar otro título del cine español, Eugenia de Montijo, dirigida en 1944 por José López Rubio y protagonizada por Amparo Rivelles y Fernando Rey.

Y para finalizar el poema nos aclara que su tía es una señora con gustos musicales y cinematográficos muy castizos, lejos de las novedades del músico, compositor y arreglista cubano, Dámaso Pérez Prado, más conocido como el Rey del Mambo; y de la pareja de bailarines norteamericanos que protagonizaron con su danza diez películas entre 1933 y 1949.

De otras de sus tías, Joaquín Lobato anota que se quedó esperando el amor de su vida, y recurre a símiles de cine para retratarla:

[...] “Y esta otra tía mía
como
desesperada Myrna Loy
mucho tiempo esperando
a
un
apuesto Gary Grant que nunca llega
porque
en
un
atardecer
las gardenias de su amor
murieron”[5].

Myrna Loy fue una actriz estadounidense de teatro, cine y televisión, formada como bailarina; inició su carrera en películas mudas y, originalmente, estuvo encasillada en papeles Exóticos.Protagonizó junto a Cary Grant Mr. Blandings ya tiene casa, dirigida por H. C. Potter en 1948, basada en la novela de Eric Hodgins. Fue un éxito de taquilla las peripecias de este publicista hasta que consigue tener finalizada su nueva vivienda. La película fue remasterizada en 2004.

Con “las gardenias de su amor” parafrasea al cantante de origen cubano Antonio Machín nacido en 1903, muy conocido en España por sus baladas de amor, se dice que cantaban con el corazón en sus labios. Con esta canción, Dos gardenias, nos dice que si mueren ambas flores es porque muere el amor. 

También escribe poemas con referencias al cine, actores, distribuidoras, títulos… que de una forma desordenada llegan al lector a modo de torrente arrollador:

[…] “Muchas estampas
recordatorios y una carta a Montgomery Clift. […]
Resonarán
dentro de mí tus notas, Leslie
Caron.
            William
Powell
retratado por Metro Goldwyn Mayer obsequio
de Umbrín para la higiene y belleza
de los ojos.
Andrey Herpburn y mi alma tus frases de amor
Era el tiempo de los encantos
y del recortable.
A Paramount Picture y
Los prospectos que se abrían
de
la
Warner BROS.
(Burt Lancaster y Virginia Mayo)
impetuosa
y
arrolladora. El Halcón y la Flecha
de cuando Federico Barbarroja gobernaba
las tierras conquistadas
con
implacable crueldad. Tyrone Power o
el cuchillo de la 20th Century Fox en
una
magistral producción de aventuras
e incontenible acción. La Rosa Negra con
Orson Welles y Jack Hawkins
Color por technicolor”[6].

Comienza con Montgomery Clift, un mito con leyenda autodestructiva, icono de la época, con cuatro premios Oscar, que seguramente Lobato recuerda en las escenas de amor que mantiene con su amiga Elisabeth Taylor en la película Un lugar al sol.

Le sigue la actriz y bailarina franco-estadounidense Leslie Caron, descubierta por Gene Kelly, que la escogió de pareja para protagonizar la película Un americano en París.

Y William Horatio Powell, actor norteamericano, famoso por su personaje el detective Nick Charles en la serie de películas de los años treinta y cuarenta del siglo pasado sobre “el hombre delgado” (thin man), basadas en las novelas de Dashiell Hammet.

Hace acto de presencia la empresa de medios de comunicación estadounidenses Metro Goldwyn Mayer, unida a un producto de belleza patrio, Umbrín, dirigido a la mujer y creado por los Laboratorios del Norte de España, ubicados en Masnou, para más adelante añadir otras dos grandes empresas cinematográficas norteamericanas: Paramount Picture y Warner Bros.

También cita a Andrey Herpburn, actriz británica que fue además icono de la moda en la época dorada de Hollywood y la llegaron a considerar como la tercera leyenda más grande del cine femenino en la historia del cine americano.

Después aparece la pareja norteamericana formada por Burt Lancaster y Virginia Mayo, que protagonizaron la película El halcón y la flecha, en ella Lancaster da muestras de su estado físico y su destreza acrobática junto a una de las bellezas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado.

Le sigue Tyrone Power, icono masculino norteamericano, que vino a rodar en España en 1958 Salomon y Sheba bajo la dirección de King Vidor, y falleció antes de finalizar el rodaje. Fue muy conocido por sus papeles de espadachín o de gran romántico.

Finaliza la cita cinematográfica con La rosa negra, película dirigida por Henry Hathaway en 1950 y protagonizada por Tyrone Power, Orson Welles y Jack Hawkins, basada en la novela homónima de Thomas B. Costain. Narra la historia de un noble sajón que ha abandonado su país y busca fortuna en el Lejano Oriente; y, además, en color por technicolor, nos aclara Lobato.

Technicolor es un proceso cinematográfico inventado en 1916 que revolucionó el color en el cine y fue el más utilizado en Hollywood entre 1922 y 1952.

Tampoco puede olvidar las sesiones de cine de verano, tan propias de nuestra tierra, ni a una de las divas de entonces, ni a la distribuidora cinematográfica.

“NO AUTORIZADA PARA
MENORES (local de verano) una noche a las
9 y cuarto de agosto Silvana Mangano
en
Arroz Amargo desesperadamente dulce y […]
local de verano entre las hormigas
un gato y la dama de noche Rey Soria Films
presenta”[7].

            Cita a Silvana Mangano impetuosa actriz italiana que se formó como bailarina y trabajó como modelo antes de ser "Miss Roma" en 1946. Protagonizó Arroz amargo, película italiana de 1949 realizada por Lux Film, escrita y dirigida por Giuseppe De Santis, producida por Dino De Laurentiis; le acompañaron en el reparto Raf Vallone , Doris Dowling y Vittorio Gassman.

Arroz amargo fue un éxito comercial del cine neorrealista italiano en Europa y América. El título original se basa en un juego de palabras, ya que la palabra italiana riso significa tanto "arroz" como "risa", Riso amaro significa por tanto "risa amarga" y "arroz amargo".

En este poema Lobato recuerda una película y su actriz protagonista, pero además enmarca la escena para que el lector pueda apreciar lo que siente en ese momento cuando escribe: local de verano, hormigas, gato, dama de noche y Rey Soria Films presenta.  Situándonos en el lugar de los hechos justo cuando va a comenzar la proyección.

Rey Soria Films es una empresa creada en Madrid por Gabriel Soria Rosales, periodista, productor, editor y escritor de cine de origen mejicano.

Pero el cine que más veía y el que más le atraía era el norteamericano, como se aprecia en estos versos dirigidos a Jennifer Jones.

“El adorno de tu nombre
insistentemente, Perla-Jennifer
Jones. Cautividad universo […]
sobre los hombros, carnadamente, Jennifer,
bajo el sol”[8].

La actriz de Oklahoma, Jennifer Jones, con cinco premios Oscar en su haber, uno de ellos a la mejor actriz por su papel en Duelo al sol, también formó parte de los sueños del poeta.

Además es capaz de reunir en unas pocas palabras a Arthur Rimbaud, Al Capone y James Dean, en un tuto revoluto donde lo que prima es un reproche al primero de ellos por no acudir a sus citas poéticas semanales y no felicitarlo en Navidad

“(Y todo
porque
            James Dean
me
prestó una sola vez
su
bicicleta de carrera
un domingo
por
la
tarde
de febrero)”[9]

Cita al icono del cine norteamericano que falleció a los veinticuatro años y pasó a la historia tras haber participado en tres películas: Rebelde sin causa, Al este del edén y Gigante, importantes clásicos del cine occidental. 

A veces me pregunto qué sentiría Joaquín Lobato al ver la pareja formada por Gary Cooper e Ingrid Bergman en la película ¿Por quién doblan las campanas? , cuando escribe que el galán está

“[...] ofreciendo sus enormes pestañas
a la Ingrid Bergman
conmovido
por la tantísima dulzura de su llanto”[10].

Otras de sus actrices preferidas es Vivien Leigh, aunque a quien de verdad adora es a su personaje, la fuerza de esa mujer ambiciosa y astuta que llama a las cosas por su nombre.

“[...] eternamente nueva Escarlata O´hara
sube la escalera en brazos de Rhett Butler
y despliega los volantes de su escote
fascinándose sus rosados senos al desmayo
retenido”[11].

Y como no puede ser menos, también nos recuerda el NO-DO, los programas dobles, esas sesiones de cine que te permitían ver dos películas por el precio de una, los caramelos de anís y los aplausos enfebrecidos cuando los salvadores llegan oportunamente, personalizado en uno de los cowboy del cine americano de la época, Bob Steele.

“A todo galope Bob Steele
después
del NO-DO en
el programa doble del lunes”[12].

NO-DO, es el término coloquial para referir los Noticiarios y Documentales, programas informativos de obligada proyección en las salas de cine españolas desde 1943 hasta 1981; estos informativos servían de propaganda al régimen franquista, que monopolizaba su producción.
Y si de aventuras se trata, Lobato no duda en invocar a Ricardo Corazón de León o a Juan Centella, pero sobre todo le atrae un personaje fascinante

“¡¡Ah!! Queridísimo Popeye
qué osadía echar contigo un
pulso”[13].

Popeye el Marino ha sido un personaje muy familiar en la sociedad occidental desde su aparición en 1929; él y su pócima para ser fuerte, las espinacas. Fue creado por Elzie Crisler Segar, apareció en cómic y posteriormente como dibujo animado. Popeye hubo de esperar hasta 1980 para llegar al cine, en una película dirigida por Robert Altman y protagonizada por Robin Williams. Seguro que Lobato se refiere a los dibujos animados que se proyectaban en las salas de cine o a las tiras cómicas en los Tebeos.

También recurre al cine infantil para vaticinarle al poeta Miguel Hernández que los futuros adultos disfrutarán con sus palabras, aunque ahora lo hagan con los dibujos de Walt Disney

“Miguel Hernández, Miguel
Los niños se hartan de reír
con las películas de Walt Disney.
Pero cuando sean mayores
leerán tus versos
y buscarán tu corazón
para repellarlo por todas las paredes del mundo”[14].

De sus recuerdos infantiles, misas, tías, cruces de mayo, vecinas, vírgenes..., inmortaliza a la vecina que peinaba a domicilio y contaba la mar de bien las novelas que leía o

[...] “cómo su sobrino
lloraba con el corazón encogido cuando
vio en el cine La Señora de Fátima
porque
le hubiera gustado ser uno
de los pastorcillos
en vez de un cobrador de facturas
también a domicilio”[15].

La Señora de Fátima es una película española de 1951, dirigida por Rafael Gil, con guion de Vicente Escrivá, música de Ernesto Halffter, cuyo reparto encabezaban Inés Orsini y Fernando Rey, ejemplo de drama religioso al estilo del cine español del franquismo.

La pasión que siente Lobato por el cine y la música le hace escribir en su libro, Dedicadas formas y contemplaciones, poemario dedicado a los grandes pintores universales y a sus coetáneos veleños, los siguientes versos dedicados a su paisano Eugenio Chicano:

“Tal vez Rhapsody in Blue
mientras arrecia el aguacero [...]
y John Gilbert acaba de llegar [...]
La Vies en rose, inolvidablemente.
Gainza
Podría cantar esta noche El teniente seductor
O La Verbena de la Paloma, pero”[16][...]

            Comienzan con aires musicales, recordando la composición musical Rhapsody in Blue, pieza para piano y banda de jazz compuesta por George Gershwin en 1924, donde mezcla elementos de la música clásica con otros efectos propios del jazz; y continua con la presencia de John Gilbert, actor, guionista y director de cine mudo, muy popular, conocido con el sobrenombre de El Gran Amante.

            Y a continuación mezcla música y cine, La  vie en rose, canción cantada por Edith Piaf, autora de la letra a la que puso melodía Louis Gugliemi (Louiguy) y título de la película biográfica de Piaf protagonizada por la actriz oscarizada Marion Cotillard.

            A esta nota cinematográfica le sigue el inolvidable Gainza, futbolista de Besauri, conocido como Piru, lateral izquierdo del Atlético de Bilbao, que podría cantar El teniente seductor o La verbena de la Paloma.

            El teniente seductor, es el título de una película estadounidense dirigida por Ernest Lubitsch, protagonizada por Maurice Chevalier y Cluadette Colbert y distribuida por Paramont Pictures. Se trata de una comedia romántica, musical en la que un militar se enamora de una violinista.

            También cita La verbena de la Paloma, seguramente Lobato se refería a la tercera adaptación de 1963 de esta zarzuela, aunque más bien se cataloga de sainete lírico, dirigida por José Luis Sáenz Heredia y protagonizada por Concha Velasco y Vicente Parra. La obra hace referencia a las fiestas madrileñas del 15 de agosto cuando sale en procesión la Virgen de la Paloma.

            En su poemario Infártico, Joaquín Lobato publica su primera autobiografía, en ella, además de los castigos en el colegio, la leche en polvo, las misas, el fútbol..., escribe:

            [...] “Lo que el viento
se llevó prohibidísima cuatro
erre
gravemente peligrosa”[17].

Resaltando el papel de los censores; que tanto interés ponían en cortar besos, abrazos y diálogos para evitar el pecado entre los españoles; y en el mismo poema cita el título de otra superproducción, Ben-Hur, y el de su protagonista, Charlton Heston, película épica de 1959 dirigida por  William Wyler.

En el mismo poemario hace referencia a libros españoles para jóvenes de su época que fueron llevados al cine, cita a Juan sin Miedo, Marcelino Pan y Vino, El Cid..., mezclados con la Historia de España, y lápices, gafas, palilleros... y las carcajadas de Stan Laurel y Oliver Hardy.

Juan sin Miedo es el título de una película de cine Skob creada por el dibujante Escobar, aunque también lo es de un filme mexicano dirigido por Gilberto Gazcón en 1961 y protagonizada por Luis Aguilar y Ofelia Montesco; Marcelino pan y vino es una película española de 1955, basada en la novela del mismo título de José María Sánchez Silva, y dirigida por Ladislao Vajda; El Cid es una película épica rodada en 1961 a las órdenes de Anthony Mann, protagonizada por Charlton Heston y Sofía Loren.

Laurel, inglés, y Hardy, estadounidense fueron, probablemente, la pareja cómica más popular del cine clásico de Hollywood, entre los años 1920 y 1940, provocando la risa en todas las salas de cine donde se proyectaban sus películas.

En el año 2000 Joaquín Lobato se va a Roma, asiste al Congreso Internacional sobre María Zambrano, y no puede más que sorprenderse y buscar sus raíces culturales en medio de tanto monumento y tanta historia como lo rodean, así, evoca a Boccaccio, a Laura, Dante, Rafael, el Museo del Vaticano... y hasta el río Tíber, y, además, vuelven a él sus recuerdos infantiles del mundo del celuloide y escribe en Portafolio de Roma después de imaginar a Marco Aurelio paseando por el foro:

            [...] “Yo recuerdo cuando niño
mis películas de romanos
y a Robert Taylor a caballo muy valiente”[18].

Vuelve a actualizar el pasado del cine norteamericano que tantas tardes le hizo evadirse de su realidad más cercana, esta vez con el galán que tanto podía ser un emperador o un instructor de vuelo.

En la presentación de este libro, José Antonio Fortes Gámez, conocedor del interés por el cine de Lobato escribe con bastante tino sobre lo que el poeta buscaba en la ciudad eterna, al margen del reencuentro con pintores y poetas: “ En el fondo él quería encontrarse, como tantos viejos románticos, con la ciudad de la “Dolce vita” y tomar café con Federico Fellini y ver correr por sus calles a Marcelo Mastroniani en la clásica vespa o contemplar la Fontana de Trevi con Anika Ekberg en aquel sensual e histórico baño”[19].

            Año 2003, Joaquín Lobato está enfermo, ingresado en el hospital de la Axarquía, ahí compuso su libro El aroma del verano en el vuelo. Los versos recogen vivencias muy personales, reflexiones sobre la existencia que son un canto a la vida; en esos momentos evocó recuerdos infantiles del cine y escribió:

[...] “y así podrán dejarme más sueltas
las ataduras y los tubos que tan fuertemente me sujetan
como si fuera un andrajoso mártir más
de las películas aquellas de romanos
que echaban en el Principal Cinema local de verano”[20].

            Similares recuerdos aparecen en el poema dedicado a Gustavo Adolfo Bécquer cuando anhela verse en el rostro de un niño solitario, infinito, alegre...

            [...] “mientras
            los indios tocaban sus tambores
            y un jinete de Doge [sic] City galopaba
            por un vasto paisaje de libertad y cielo”[21].

            Dodge City es una ciudad de Kansas, Estados Unidos, famosa por su historia como plaza fronteriza con el salvaje oeste. También es el título de una película dirigida por Michael Curtiz en 1939 y protagonizada por Errol Flynn, Olivia de Havilland y Ann Sheridan.

            Y en un cuento breve que publicó en Poemas del Sur vuelve a los rosarios vespertinos, a los discos dedicados, a las radionovelas, “al traje amargo de azulmarino” y al cine: “Encarnación me cuenta los pretendientes que tuvo y las películas de Libertad Lamarque”[22].

            Libertad Lamarque fue una cantante y actriz argentina que destacó en múltiples facetas artísticas: música, radio, discos, cine, teatro y, finalmente, el mundo de la telenovela.

            Joaquín Lobato supo disfrutar la vida, su vida, la vivió con intensidad, dejó constancia de sus hechos y de sus pensamientos en sus versos, “basándose en la estética y el ritmo, sin buscar someterse a cánones [...] y a un encorsetamiento que asfixie sus sentimientos, que ahogue sus palabras”[23].

            En el tomo X de la Gran Enciclopedia de Andalucía se escribe de él: “Poeta erudito y barroquizante, que gusta de problematizar la estructura lingüística hasta la densidad cuasi ilegible, plásticamente desarrolla una plasmación sintética de los objetos desde la perspectiva ingenuista, produciendo obras de fácil visualización y complejo significado”[24].

            Mercedes Junquera añade que “aparece en la poesía del veleño un verso estudiado, aunque de apariencia fácil, él puede crear versos delicadamente alambicados de neologismos, de personajes míticos, con quien podemos saborear su ansia de justicia, su búsqueda de equilibrio, la morbosidad de lo dañino, el goce, la voluptuosidad del momento…”[25]

            Además Rogelio Blanco escribió: “Joaquín Lobato, ordenado y cuidadoso con las cosas que le regaló la vida, -más bien pocas cosas-; burlón, bondadoso y soñador en aparente niñez, cordial evocador e imitador o simulador de vidas, anhelaba vivirlas todas, la de pintores, poetas, actores, intelectuales, amigos...Y las vivió en porciones”[26].

            Y Segovia Lobillo expresó: “la fuerza interior de sus versos sacude el armazón metafísico en que se funda todo y revela un inmediato destino trascendente. Estremecimiento y serenidad en un gran estadio poético. Esa es la obra de Lobato”[27].

            Porque “Joaquín Lobato tenía ojos de niño, y mirada de niño. Miraba con curiosidad a todo y a todos, siempre anhelaba saber algo más, descubrir lo que ocultaban las cosas simples, los colores de la vida, los sonidos de las palabras y el significado oculto de cada vocablo”[28].

            Su curiosidad le llevó a ser un cinéfilo empedernido, atesoró a lo largo de su vida más de un millar de prospectos de mano que se entregaban en la ventanilla de los cines para promocionar las nuevas películas y cientos de carteles anunciadores de tantas historias cinematográficas. “Mis películas, perdonadme, yo me crie con el cine”[29].

            Este material está depositado en el Ayuntamiento de Vélez-Málaga, beneficiario del legado del poeta y pintor veleño que en vida donó todas sus pertenencias a su ciudad. “Mis papeles, mis libros, mis cuadros, mis cartas, mis plumas, mis lápices, el óleo que me sobre, todo ese bagaje que yo he mimado desde pequeño”[30].

            Joaquín Lobato, hijo de la España de la posguerra, criado con el cine, siempre añoró vivir las otras vidas vistas a través del celuloide y disfrutó contando sus recuerdos unidos al séptimo arte.

Por José R. Cortés Criado.



Este artículo es un capítulo del libro: GÓMEZ YEBRA, ANTONIO A.: Estudios sobre el Patrimonio Literario Andaluz V (Homenaje al profesor Cristóbal Cuevas), Málaga, AEDILE, 2013, pp 525-540.

                                                           


[1] LOBATO, Joaquín: Cantata para el que nunca tuvo cumpleaños, inédito.
[2] LOBATO, Joaquín: Aquellos ojos verdes, Concejalía de Cultura y Patrimonio,  Vélez-Málaga, 2011, p. 9
[3] Id., p. 9
[4] Id., p. 14
[5] Id., p. 41
[6] Id., p. 10.
[7] Id., p.13
[8] Id., p. 18
[9] Id., p. 21.
[10] Id., p. 24.
[11] Id., p. 27.
[12] Id., p. 28.
[13] Id., p. 30.
[14] LOBATO. Joaquín: 1ª Antología de cosas, Cuadernos del Sur, Málaga, 1972, Edición Ángel Caffarena, p. 33.
[15] LOBATO, Joaquín: Aquellos ojos verdes, Concejalía de Cultura y Patrimonio,  Vélez-Málaga, 2011, p. 31.
[16] LOBATO, Joaquín: Dedicadas formas y contemplaciones, Madrid, Endymion, 1996, p. 47.
[17] LOBATO, Joaquín: Infártico, Granada, Diputación Provincial, 1982, p. 11.
[18] LOBATO, Joaquín: Portafolios de Roma, 2013, Concejalía de Cultura y Patrimonio, Vélez-Málaga, p. 35.
[19] FORTES GÁMEZ, José Antonio: Presentación a LOBATO, Joaquín: Portafolio de Roma, 2013, Concejalía de Cultura y Patrimonio, Vélez-Málaga, 2013, p. 6.
[20] LOBATO, Joaquín: El aroma del verano en el vuelo, 2003, Universidad Politécnica, Colección Letras Humanas, Valencia, p. 29.
[21] LOBATO, Joaquín: El aroma del verano en el vuelo, 2003, Universidad Politécnica, Colección Letras Humanas, Valencia, p. 65.
[22] LOBATO, Joaquín: Poema del Sur, 1984, Arte y Cultura, Véle-Málaga, p. 43.
[23]   CORTES CRIADO, José R.: “Y al colegio llegó un poeta” en CLIJ,º nº 80, febrero 1996, p. 55.
[24] VV.AA: Gran Enciclopedia de Andalucía, Tomo X.
[25] JUNQUERA GÓMEZ, Mercedes: “El lenguaje universal en la poesía andaluza” en GÓMEZ YEBRA, Antonio A.: Estudios sobre el Patrimonio Literario Andaluz III, Málaga, AEDILE, 2012, p. 292.
[26] BLANCO MARTÍNEZ, Rogelio, Prólogo en LOBATO, Joaquín: Portafolio de Roma, Vélez-Málaga, 2013, p. 11.
[27] SEGOVIA LOBILLO, Antonio, Prologo en 1ª antología de cosas, Cuadernos del Sur, Málaga, 1972. Edición Ángel Caffarena. P.14.
[28] CORTÉS CRIADO, José R.: “Joaquín Lobato, observador sempiterno” en GÓMEZ YEBRA, Antonio A.: Patrimonio Literario Andaluz I, Málaga, Fundación Unicaja, 2007, p. 229.
[29] LOBATO, Joaquín: “Discurso” en VV. AA.: Joaquín Lobato, Ayuntamiento de Vélez-Málaga, 2004, p. 53. 
[30] Id. p. 52.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario