domingo, 1 de septiembre de 2013

Las guerras de Diego



Las guerras de Diego
Una novela sobre seis siglos de historia en España

Jordi Sierra i Fabra

Siruela. Las tres edades. 182

ISBN 978-84-9841-253-6

Cartoné. 416 pags.





Por José R. Cortés Criado


Hay muchas guerras en esta novela: La del padre de Diego, la del abuelo Diego contra la enfermedad, la de su madre, la de Diego con Carla, con la sociedad... y las que el abuelo le cuenta.

Con este libro Sierra i Fabra se adentró en la novela histórica, dando otro giro a su producción actual, y, es que no hay estilo que se le resista. Sobre él pululan también las relaciones familiares, la paz, la convivencia, el respeto a los que piensa de manera diferente... que hacen grande esta novela, que no por extensa es aburrida. Se lee con suma facilidad, a pesar de las disertaciones del abuelo que ocupan extensos párrafos, en contraposición a los párrafos breves a los que nos tiene acostumbrado el autor en sus novelas juveniles.

Diego es un niño de once años que conversa con su abuelo sobre las guerras que tuvieron lugar en España durante los últimos quinientos años.

Este tema no parece propio de un niño, pero las circunstancias familiares así lo dispusieron. Todo comenzó cuando su padre, militar, se fue en misión humanitaria a un país lejano donde personas ajenas a nuestra cultura necesitaban de nuestra ayuda, aunque él no sepa bien qué significa eso.

Su abuelo fue un hippy, sigue siendo pacifista, ácrata, republicano y muy crítico con la sociedad y el país en el que vive. Acepta la opción de vida elegida por su hijo pero no la comparte, está en contra de todos los uniformes y de todas las banderas que únicamente sirven para destruir y eliminar a seres humanos.

Con estos mimbres, el niño siente curiosidad por el tema y el abuelo, antiguo maestro, disfruta contando la historia con una perspectiva crítica, analizando la historia de España desde los Reyes Católicos hasta la Guerra Civil de 1936.

Las dotes narrativas del abuelo hacen muy amena la lectura de este libro, que aunque está contado de forma espontánea, con un vocabulario de uso corriente, alejado de pomposidad y frases hueras, no hay imprecisiones en los datos ni errores. El abuelo no deja títere con cabeza en ese repaso desenfadado a nuestra historia.

Junto a las conversaciones del abuelo y el nieto, se intercalan las cartas que el padre de Diego envía desde su destino, las noticias de la prensa y de la televisión, las relaciones familiares y una relación especial de chico con su amiga Carla.

El personaje clave es el abuelo, “una enciclopedia con patas”, que disfruta enseñando a pensar a su nieto, pues no pretende llevar a cabo un adiestramiento sino abrirle los ojos para que reflexione y analice todo cuanto oiga o lea, sigue los principios krausista de la educación: debe ser una persona crítica.

El niño madura gracias a sus largas conversaciones sobre historia y sobre la vida que lleva a cabo con el abuelo. Otros personajes son la madre y la abuela. La primera es el prototipo de mujer de militar y la abuela es el contrapunto al afán divulgativo del abuelo.

Es un libro muy ameno, se lee con entusiasmo y, yo he compartido muchas ideas con el abuelo, es una manera muy cercana de hacer llegar nuestra historia a los jóvenes lectores.

Recomiendo su lectura, tanto a jóvenes como a mayores, porque a más de uno hará reflexionar sobre la historia oficial contada y loada en muchos libros de texto, y se sorprenderá al conocer datos de nuestros gobernantes, reyes, validos, amantes, casamientos, constituciones...que han configurado la actual España, aunque como dice el abuelo: no aprendemos nunca y así nos luce el pelo.

Me quedo con dos citas, una al final del texto, cuando el abuelo le dice a su nieto: “Ojalá a lo largo de tu vida nunca tengas que enfrentarte a una guerra, es lo que más deseo, por ti, pero también por este país que amo, pese a que me duela. Y lo mismo les deseo a tus hijos, a tus nietos, a tus bisnietos...” (pp. 397-398)

La segunda cuando afirma que toda guerra tiene lugar por falta de cultura: "La cultura es lo que nos salva siempre de la barbarie, del paso atrás, de caer en los viejos errores, de que un dictador nos la dé con queso y de muchas más cosas. Ya te dije que la falta de cultura de España, viene de muy atrás, es algo endémico...." (p. 155)

Además, creo que en esta obra hay mucho de Jordi Sierra i Fabra, sobre todo en ese abuelo, en su forma de pensar, en sus ideales, en sus recuerdos y en ese cáncer de próstata, pero, sobre todo, en esa vitalidad a prueba de bombas, en esas ganas de vivir envidiables y en ese  afán educativo en sus palabras, en los recuerdos de ese padre que vivió y murió triste y asustado por las consecuencias de la guerra civil; en fin, creo que Sierra i Fabra está más presente en esta novela que en otras muchas.


Un abrazo lector.

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