Pies en polvorosa
Texto e ilustración:
Chloé Cruchaudet
Editorial Juventud
ISBN 978-84-261-4540-6
240 x 315 mm, 24 páginas
16 €, (+ 7 años)
2018.
Por José R. Cortés Criado.
Juan es un niño muy despistado que lleva la ropa con muchos
bolsillos, incluidos los calcetines, para llevar de todo, porque todo lo pierde
y teme hasta perder él.
Ha llegado nuevo a la ciudad y no conoce a nadie, por eso
salió a pasear con su enorme perra de lanas Juanita, que lo arrastró por donde
quiso sin hacerle caso. Llegaron hasta un río y la perra ni corta ni perezosa
se dio un chapuzón. El pobre Juan terminó empapado y asustado por encontrarse
en un medio hostil.
Para su sorpresa detectó que eran observados por una
pandilla muy particular, formada por Greñas, Chapa, Broca y Lili Rati, que
terminaban de a condicionar una balsa para deslizarse por el río hasta llegar a
su destino. No saben cuál será pero ansían llegar a él.
A Juan lo someten a un interrogatorio por saber si es de la
banda enemiga, termina por ser aceptado, él y su pera, pero Juan no sabe si
quiere embarcarse, le tiene miedo al río y…
Se acuerda de su abuela que solía decir que hay que poner
los pies en polvorosa y decide sumarse a la aventura. Una vez botada la
embarcación todo es muy divertido. Ajustar piezas, conocer el río, meter los
pies en el agua, la cabeza, idear sobre los seres que la habitan, cantar…, así
trascurre la primera parte.
Después surge un problema, ven en un recodo otra balsa de
la banda de Martillo. No pueden permitir que se les adelanten, ellos deben ser
los primeros en llegar a su destino. Intentan adelantarlos con la ayuda de
Juanita, los otros contraatacan pata no quedarse atrás y ambas balsas quedan
atrapadas entre árboles.
Intentan desembarrancarlas pero al final Juan descubre que
las dos balsas juntas forman un precioso espacio para la diversión de las dos
pandillas. Así surgió el Castillo de la isla del río Fortuna.
Bonita historia llena de magia y aventura que trae
recuerdos de otros niños que navegan en balsa por el río Misisipi. Estos no son
tan atrevidos como aquellos pero viven sus aventuras con mucha pasión.
Al humor se une la sutileza de la autora para arrastrar a
los lectores a una aventura fantástica y a comprender que las cosas dependen
del ángulo desde el que se las mire. Gracias a la empatía y a saber dónde está
ese sitio que cada uno debe ocupar, todos son felices y terminan formando una
gran pandilla dispuesta a pasárselo bien siempre.
Al final del relato, el libro tiene un regalo, una maqueta
recortable con instrucciones para construir una balsa como la de la historieta.
Los dibujos son graciosos, llenos de color y vida, con unas pelambreras enormes, pequeños ojos,
nariz y boca, dando un toque muy personal a los protagonistas. El único que
destaca por su pelo, además de por su pelambrera, es Juanita, la perra.
Este libro es un cómic de gran tamaño donde se mezclan
viñetas de distinto formato que se separan unas de otras por espacios en
blanco. No hay recuadro en ninguna de ellas.
En la portada llama la atención el ojo de buey de la balsa
construido con la puerta de una lavadora que está troquelado.
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