La calle del puchero
Texto: Charo Pita
Ilustraciones: Massimiliano di Lauro
2014
Cartoné,
40 pp., 25x23 cm.
Por José R. Cortés Criado.
La vida en comunidad se puede alterar en cualquier momento y por cualquier asunto, deviniendo en un caos y un desconcierto donde prima el mal humor, el enfado y las pocas ganas de convivir con el vecino, pero un poco de sosiego, unas palabras amables y un gesto cercano pueden hacer que la armonía siga entre ellos.
Esta es la trama de este álbum; todo comienza cuando un niño empieza a llorar, este enfada al vecino de abajo, este al gato, el gato al cartero, el cartero a la portera, esta al frutero, el frutero al guardia y el guardia al jardinero, que felizmente decide poner cordura y comienza otra cadena a la inversa, contrarrestando el ímpetu del enfado y devolviendo sosiego y tranquilidad hasta que el último eslabón de la cadena, el niño, es consolado por la lectura de un cuento, volviendo así la armonía existente entre los habitantes de la calle Puchero.
Al parecer el personaje que se enfada cuando oye al niño llorar y desencadena la cascada de acontecimientos está inspirado en el pianista italiano Giovanni Allevi.
Son las dos caras de una moneda, la fragilidad de la convivencia y la cordialidad entre los vecinos que Charo Pita ha sabido hilvanar con mucha gracia y habilidad, dotándola de una velocidad vertiginosa.
El final del relato es el del cuento de nunca acabar, finaliza con una pregunta: ¿Quieres que te lo cuente de nuevo?
Las ilustraciones de Massimiliano de Lauro son imitaciones de las que se realizaban en los años cincuenta; no hay línea que marque los contornos, salvo en la cara y en las manos, están compuestos por colores y texturas.
Los dibujos son expresivos y están carentes de elementos innecesarios para crear el ambiente de la calle del Puchero que no es otro que el que se vive en la pequeña ciudad de Trani donde vive el ilustrador.
Junto a los protagonistas del relato, el dibujante recrea otras historias que tiene su lectura paralela, como la presencia de un caniche negro que se escapa y molesta a un gato azul, o la vecina que hace deporte en una bicicleta estática situada en el salón de su casa.
Un buen álbum que gustará todo tipo de público.