Max y Moritz
y otras 9 historias
Texto e ilustraciones:
Wilhelm
Busch
Traducción y apéndice:
Mercedes Neuschäfer-Carlón
Colección Libros-Regalo
158 x 240 mm, 240 páginas
(+ 8 años) 2017.
Por José R. Cortés Criado.
Wilhelm
Busch publicó por primera vez las aventuras de Max y Moritz en 1865; seguro que
este estudiante de ingeniería que acabó escribiendo y dibujando no sospechó que
el éxito de su obra seguiría en vigor tanto tiempo después.
Hay una
generación de padres y abuelos, no solo alemanes, que se educaron con las
aventuras de estos personajes y aún hoy siguen recordándolas; en los años
ochenta del siglo pasado la editorial Anaya publicó esta obra con traducciones
íntegras e ilustraciones originales para acercar a los jóvenes lectores las
grandes historias ya clásicas de la LIJ.
Hoy vuelven
al mercado en ediciones facsímiles, igual que hizo con otros tres títulos: Las aventuras de Alicia de Lewis Carroll,
Cuentos de antaño de Charles Perrault
y Las aventuras de Tom Sawyer de Mark
Twain.
Cuando Busch
publicó sus obras, estas estaban incluidas en la literatura infantil didáctica,
sin embargo siguen siendo actuales, aunque algunos lectores adultos biempensantes
no aprueben hoy que se cuenten historias de dos niños que maltratan animales,
los matan, asustan a adultos, pasan por el horno del panadero y terminan
comidos por gallinas.
Así son las
historias escritas y dibujadas por el autor alemán. La narración está escrita
en versos rimados dos a dos, algunas veces forma pequeñas estrofas, otras solo
un pareado acompañan una imagen.
Y es que Max
y Moritz son capaces de enredar a cuatro gallinas que terminan ahorcándose ellas
solas; o serrar un puente de madera para que caiga al río un sastre del que
previamente se han burlado, ponerle pólvora en la pipa al maestro, meter
escarabajos en la cama de un tío mayor, y terminar en la barriga de las aves y
para colmo los vecinos se alegran de que hayan dejado de molestarlos.
Otro personaje,
Hans Patachula, el cuervo de la desgracia
también lleva a cabo varias travesuras y por su maldad termina muriendo, es la
moraleja que se desprende de su historia; no hay que hacer el mal si no
queremos padecerlo.
Otra
historia, Plish y Plum, dos perros,
que junto a sus amos, dos niños, Peter y Paul comenten ciertos desaguisados y
terminan yendo a la escuela y educando a sus mascotas como han sido ellos
educados, a base de palos. Así se perpetúa el orden social.
Además de
estas historias largas hay otras divertidas más cortas cargadas de moralejas,
ironía y humor como El gran chidador, El
moscón, El canuto, Baño en la noche del sábado o Las dos hermanas.
A las
palabras del autor hay que unir sus dibujos en blanco y negro que añaden
expresividad al texto, transformándolos a veces, ironizando sobre la moraleja,
añadiendo un tinte surrealista o mostrando falsos comportamientos. Hay escenas
que representa justo lo contrario de lo que dice el texto.
Buen obra cargada
de vida que gustará a grandes y pequeños por lo ingenioso de las travesuras y
la magia de las palabras que transforman hechos cotidianos en historias mágicas
donde vida y muerte, bondad y maldad, alegría y pena se alternan y cambian su
papel.
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