Hay cosas que no se pueden contar
Texto: Kirsten Boie
Traducción: Miriam Vázquez
Colección Las Tres Edades
145 x 215 mm, 100 páginas
(0 - 99 años) 2017.
Por José R. Cortés Criado.
Kirsten Boie viajó hasta Suazilandia, un pequeño y triste
reino en el extremo sur de África, donde hay más contagiados del virus VIH, que
causa la enfermedad del SIDA, que en cualquier otro lugar del mundo.
Es un país pobre y las personas que viven en las aldeas son más pobres aún y desconocen
la vida de la ciudad, los productos que en ella se consumen. Esa forma de vida
les choca, pero sobre todo contrasta la pobreza tan extrema de determinadas
personas que viven por debajo de todo nivel inimaginable.
Además hay que añadir que la mayoría de los padres mueren
jóvenes y que hay familias compuestas por abuelos y nietos; si tienen suerte pueden
contar con ambos progenitores, pero a veces ni siquiera queda un adulto en casa
y son los hermanos mayores, sobre todo sin son niñas, las que asumen el papel
de cabeza de familia.
Basado en hechos reales y añadiendo algo de imaginario
personal la autora recrea cuatro historias. La primera se titula Conozco
un niño en África, se llama Thulani, vive con su gugu, abuela, y su hermana pequeña; hubo de ayudar a cavar la tumba
de su madre junto a otras mujeres de la aldea, sueña con jugar al fútbol y ser
una estrella del balón mientras intenta ser el cabeza de familia y sacar a su
corta parentela adelante.
La segunda, El libro
de mamá, está inspirada en un taller donde enseñaban a las madres a
escribir un cuaderno para sus hijos, donde dejasen por escrito todo aquello que
debían decirle antes de morir.
La tercera, Los
zapatos de Jabu, refleja un hecho que presenció, ella compró los zapatos
para la niña. Narra las penurias de una familia formada por tres niños, la
mayor de ellos, con once o doce años, intenta por todos los medios conseguir unos
zapatos para que su hermana pequeña pueda acudir al colegio, sin ellos le
deniegan la entrada, sabe que la educación le puede abrir puertas desconocidas
para una chica de una perdida aldea sin recursos materiales.
La cuarta, Gugu se
quema, es otra historia de una familia compuesta por la abuela y dos
nietos, él se niega cierto día a ir al río a recoger agua, a la abuela se le
prende el vestido mientras cocinaba y no tienen agua para apagar las llamas,
ese remordimiento lo acompaña desde entonces.
Kirsten Boie escribe con ternura y sencillez y desgrana poco
a poco las historias cargadas de amor y sensatez. No intenta convencer de nada
ni de impartir moralina, solo narra historias muy creíbles de seres humanos
desfavorecidos por el hecho de nacer donde nacieron.
Escribe con agilidad, dando vida a niños con ideales y deseos
comunes a otros muchos que intentan escapar de un círculo de miseria muy difícil
de romper.
Buen libro que hará reflexionar a más de uno y puede que
hasta comprenda que la vida es muy injusta para algunas personas, solo por el
hecho de nacer en países pobres y en familias carentes de medios económicos,
sociales, sanitarios...
Parece una obra que abre una ventana a realidades que ni sospechamos. La apunto. Un saludo
ResponderEliminarGracias. Son esas realidades que están ahí pero que vemos como muy lejanas, aunque son reales y duras.
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