Joaquín Benedetti
Texto: José R. Cortés Criado.
En el paraíso de los poetas,
estaba nuestro amigo Joaquín Lobato dando vueltas por una avenida empedrada que
le recordaba su paseo por las calles de Roma:
Joaquín Lobato:
“Recurriré a mi ángel de la guarda clandestino
porque tengo las plantas de los pies casi abiertas
por culpa de las gastadas suelas de mis sandalias
y de los durísimos adoquines de las calzadas”.
(Recurriré a mi ángel de la guarda clandestino)
Estaba más nervioso de lo
normal, que no es raro, pero bueno, así estaba y, no era para menos, aguardaba
la llegada de un poeta de los grandes, no por su tamaño, sino por la enormidad
de su palabra. No todos los días llega a tan alta estancia una persona de la
valía de Mario Benedetti.
Cuando lo vio subir por aquel
camino pedregoso, luchando contra el firme y el viento, no pudo contenerse y
declamó:
JL: ¡Por
fin, maestro! ¡Llevo tanto tiempo esperando esta llegada!
El maestro es Benedetti y estaba
muy sorprendido. Le llamó mucho la atención la ventolera que azotaba aquella
zona. Llegó, atusándose su pelo canoso, con una franca sonrisa en su cara. Lo
primero que dijo fue:
Mario Benedetti: “Me gusta el viento. No sé por qué, pero cuando camino contra
el viento, parece que me borra cosas. Quiero decir: cosas que quiero borrar.” (Primavera
con una esquina rota)
Joaquín, que no
quería importunar a tan ilustre personaje, se disculpó por la ventolina y lo
invitó a tomar asiento bajo una frondosa higuera.
Mario Benedetti
no salía de su asombro. ¡Quién le iba a decir a este hombre de Paso de
los Toros, Uruguay, que lo iba a recibir, en la gloria, otro poeta de un pueblo
del sur de España, Vélez-Málaga!
Pues así fue, o al menos, así
me lo contaron. Yo no soy quién para poner en duda tan grato acontecimiento.
Y esto es, más o menos, lo que
pasó en ese encuentro del veleño y el charrúa.
MB:
¡Macanudo![1] ¡Joaquín
Lobato, en persona, viene a recibirme! ¿Quién mejor para recibir a este hacedor
de versos y militante de la palabra?
JL: Y no
es para menos. Tenía ganas de platicar un ratillo con vos de versos y otros
temas terrenales.
MB:
Tranquilo Joaquín, ya no hay prisa, aquí, en este Olimpo de los poetas, tenemos
la eternidad por delante.
JL:
Sabias son sus palabras... es que
“Abro los ojos
encontrándome
con un cielo tan negro
esparcido de estrellas”,
(Abro los ojos)
que me siento feliz ante tan
inmensa soledad, adecuada para la creación poética y
“Heme aquí solo con la noche,
besando poemas y recuerdos.”
(Heme solo aquí con la noche).
MB: Estoy
de acuerdo. La oscuridad es mi segunda morada porque “Volver a tu casa todas
las noches te dará un poco de confianza, no mucha, pero un poco, en medio de
este mundo tan poco fiable.” (La borra del café) en el que nos ha tocado
vivir.
JL: “Yo
pregono
mis versos esta noche.
Voy a explicar la gramática
del sentimiento.
Yo siento la almidonada
tristeza de Neruda
y quiero arrancar la pena de
mi costado a martillazos.
Voy
a
sentirme
solo
y a cantar mis propios versos”.
(1ª Antología de cosas”)
MB: Haces
muy bien, mi amigo. No seremos gronchos[2], aunque
seamos algo zapallos[3] a la
hora de rimar. Yo también añoro a Bécquer, por eso escribí:
“Sabes
gustavo adolfo
en cualquier año
de éstos
ya no van a
volver
las golondrinas
ni aún las
pertinaces
las del balcón
las tuyas”
(Hagamos un
trato)
JL: Pero a pesar de todo
“La noche ha sido demasiado cruel
para mis ojos. […]
Tengo sed de ternura.
¡Necesito un abrazo!”
(Necesito la sonrisa de un niño)
MB: Compadre, no se ponga melancólico. Hay que
vivir y disfrutar de la existencia con regocijo y siempre, siempre, siempre,
tenemos que
“Defender la alegría
como una trinchera
Defenderla del caos y
de las pesadillas
De la ajada miseria y
de los miserables
De las ausencias breves
y las definitivas
Defender la alegría
Defender la alegría
Defender la alegría
Defender la alegría
como un atributo”
(Defensa de la alegría)
JL:
¡Sabias palabras, maestro! Me reconfortan sus versos y saber que usted tiene
las ideas muy claras sobre lo que es importante en la vida, pero sigo
preguntándome:
“¿Dónde un nolotil
para el alma?”
(Dónde un nolotil)
MB: No se
atormente morocho[4].
La vida es un camino de ida y “después de todo la muerte es sólo un síntoma de
que hubo vida.” Atienda pues…
“Usted por fin
aprende
y usa lo
aprendido
para saber que
el mundo
es como un
laberinto
en sus momentos
claves
infierno o
paraíso
amor o desamparo
y siempre
siempre un lío”
(Currículum)
JL: Me lo va a decir a mí
“Que me han roto
mi inocencia
y vengo a que me
la arreglen!”
(Mi primer dolor humano)
MB: Yo no soy hacedor de almas ni zurcidor de inocencias ni salvador
de vates, pero quiero aclararte que si
“y te secas sin labios
y te duermes sin
sueño
y te piensas sin
sangre
y te juzgas sin
tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del
camino
y te salvas
entonces
no te quedes
conmigo.”
(No te salves)
JB: No sea tan duro conmigo, que tengo alma de niño. Muy bien sabe
que
“Atiendo
si
dicen
mi nombre
las
anémonas. O
cuando
llaman
a mi puerta
las palomas.”
(Atiendo)
MB: Amigo Joaquín,
“y hay quienes se desmueren
y hay quienes se desviven
y así entre todos logran
lo que era un imposible
que todo el mundo sepa
que el sur
que el sur también existe”
(El sur también existe)
JL: Qué me va a decir a mí, que soy andaluz. Y sé lo que es
sentirse del sur...
“Pero Andalucía
tiene
sus cosillas.
Soles de marzos
lunas de abriles
guerreros
espartanos
Largos rosarios
en vírgenes de llantos
Niños con
hoyillos en sus manos.”
MB: ¡Ay, Joaquín! Para mí el
sur no son cristos ni beatas ni procesiones. Hay mucho más que “penitente, culo
caliente / la botellilla del aguardiente.”
Para mí, el sur pobre existe frente al norte rico. Ya está bien que los
de arriba custodien la llave de entrada al paraíso.
JL: Al paraíso se puede llegar por diferentes caminos, no solo de
la mano de Dios.
MB: ¿Te imaginas que las cosas no sean como nos las han contado
hasta ahora? ¡Ay si Dios fuera una
mujer!
Mario suelta una
risilla picarona y haciendo un gesto con sus manos le dice en plan reto:
¡Chúpate esa
mandarina![5]
JL: Difícil me lo pone, amigo. No estoy ahora para filosofar a ese
nivel. A ver si viene mi amiga María Zambrano y platicamos de los divino y lo
humano con otra veleña ilustre.
MB: Escucha Joaquín.
“Si Dios fuera
mujer no se instalaría
lejana en el
reino de los cielos,
sino que nos
aguardaría en el zaguán del infierno,
con sus brazos
no cerrados,
su rosa no de
plástico
y su amor no de
ángeles.
Ay Dios mío,
Dios mío
si hasta siempre
y desde siempre
fueras una mujer
qué lindo
escándalo sería,
qué venturosa,
espléndida, imposible,
prodigiosa
blasfemia.”
(Si Dios fuera
una mujer)
JL: ¡Ay,
maestro, no me haga blasfemar! Porque si eso fuese así entonces yo me lo
imagino como una señora de mi pueblo que...
“Suprema y con perfil de diosa
bajaba la calle siempre
vestida de domingo
con perfecto escote calculado
y de escandaloso perfume a su paso.”
(Suprema con perfil de diosa)
MB: ¡Bravo, Joaquín! Escucha.
“Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan.”
(Una mujer desnuda y en lo oscuro)
JL: Ahora me viene a la mente esas tardes de catequesis, pecados y
reprimendas que sufrí desde pequeño. ¿Sabe?
“Muy de niño me
pusieron en un
colegio de monjas
Aquí primero
el rezo Después
deletrear O ramplonas
canciones de la
Niña Virgen.”
(Establecerme
una)
MB: De eso no nos libramos ninguno en nuestra infancia. Te recuerdo
que...
cuando éramos niños
los viejos tenían
como treinta
un charco era un
océano
la muerte lisa y
llana
no existía.
[...]
ahora veteranos
ya le dimos
alcance a la verdad
el océano es por
fin el océano
pero la muerte
empieza a ser
la nuestra.”
(Cuando éramos niños)
JL: ¡Ay, la infancia! Mientras tanto crecemos, cumplimos años,
imaginamos un mundo diferente, anhelamos cosas extrañas...
MB:
“Claro, mientras
tanto
hay oraciones,
hay pétalos, hay ríos,
hay la ternura
como un viento húmedo.
Sólo mientras
tanto.”
(Sólo mientras tanto)
JL: Y he tenido otros miedos en mi infancia:
“los atardeceres y lluviosas
noches de
invierno en secreto
la historia de
la guerra contada
al brasero
Aquellos
fusilamientos
Aquellas historias
Aquellos malos
ratos emociones
retenidas en la
memoria…”
(Los atardeceres
y lluviosas)
MB: Esos recuerdos tuyos me son cercanos. Yo tuve que salir de
Uruguay por mis ideas Como perro en bote[6]. Sé de
lo que escribes. E insisto:
“La consigna es
vivir a pesar de ellos
al margen de
ellos o en medio de ellos
convivir revivir
sobrevivir vivir
con la paciencia
que no tienen los flojos
pero que siempre
han tenido los pueblos.”
(Ciudad en que
no existo)
JL: Le informo que
“Yo nací un 18
de julio
España. Una
grande y libre […]
la mirada clara,
lejos
y la frente
levantada
voy por rutas
imperiales
caminando hacia
Dios”
(Cantata para el
que nunca tuvo cumpleaños)
MB: ¡La punta de un sauce
verde![7]
¡Con el dictador hemos topado! ¡Cayeron piedras sin llover[8]!
¡Ay,
Joaquín! Sé que escribiste de levantar tu patria en ese poema, pero
“Quizá mi única noción de
patria
sea esta urgencia de
decir Nosotros
quizá mi única noción de
patria
sea este regreso al
propio desconcierto”
(Noción de patria)
JL: Dejemos la patria tranquila que
“Puede que no
tenga
yo
el gesto
adecuado. O no
sepa sostenerme
en el alambre.
Puede
que tenga el
rostro
destartalado...”
(Puede que no
tenga)
MB: Eso me da igual, has de saber que a mí “Me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no
hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo
hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su
propia realidad.” (La gente que me gusta)
JL: Me adhiero.
“Me pongo
de tu lado Ya
estoy
en el mismo
sitio de tu voz”.
(Balada plena
para León Felipe)
MB: “Con tu puedo y con mi quiero
vamos
juntos compañero”
(Vamos
juntos)
JL: Gracias, Mario, por este ofrecimiento porque
“Voy solo. No me
acompaña
ni mi sombra:
Solo”.
(Necesito la
sonrisa de un niño)
MB: Aquí estoy dispuesto a mostrar mi amistad desinteresada. Lo que
digo no es
“sino para saber
y así quedar tranquilo
que usted sabe que puede
contar conmigo”
(Hagamos un trato)
JL: Muchas gracias. Sabía que nuestro encuentro nos iba a
reconfortar mutuamente. Ha merecido la pena esperar su llegada a este espacio
de vida eterna entre poemas y recuerdos.
MB:
“No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y
comenzar de nuevo,
aceptar tus
sombras, enterrar tus miedos,
liberar el
lastre, retomar el vuelo.
No te rindas que
la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus
sueños,
destrabar el
tiempo,
correr los
escombros y destapar el cielo.”
(No te rindas)
Y, por favor, no ceda, me siento
agradecido por haber sido recibido por vos y nos quedan muchas tardes para
platicar bajo esta higuera. No se rinda.
JL:
“Terminaré
inventándome el alma nuevamente
para ganar los
combates al aire y los colores.
Terminaré
inventándome de nuevo los estambres de mi risa
para recuperarme
de la sombra y su latido.
MB: ¡Bien dicho! Aquí me tenés para siempre, porque
“No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.”
(Esta es mi casa)
Joaquín, con la
mirada perdida en el horizonte sin fin, dijo, quedamente, a modo de despedida:
JL:
“Otra vez
se fue París
y
no
estuve
en
Abril.”
(Otra vez)
[1] Las notas son para palabras y dichos propios
de Uruguay. Sorprendente, extraordinario.
[2]
Vulgar,
de poca clase.
[3] Torpe, lento en el aprendizaje.
[4] Persona de cabello oscuro
[5] Expresión que se dirige a alguien
que recibe palabras que no puede responder
[6] Alguien que tiene miedo
[7] Una forma de no decir una mala palabra.
[8] Cuando alguien llega que no fue
invitado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario