El joven Poe: El circo del terror
Texto e Ilustración:
Cuca Canals
Editorial Edebé
ISBN: 978-84-683-4817-9
130 x 205 mm, 168 páginas
9,95 €, (+ 10 años) 2020.
Por José R. Cortés Criado.
“En la escuela me llaman “el Raro”, pero a mí me da igual lo que digan los demás. ¿A quién perjudico siendo como soy? ¿A caso no somos todos un poco raros? ¿Quién no tiene alguna manía? ¿No es pero la gente que declara ser normal y siempre está incordiando a los demás? Yo creo que ser raro significa ser único. Y eso, más que un defecto, me parece una virtud”. Cuca Canals: El joven Poe: El circo del terror.
Estamos ante una nueva entrega, la octava, de
esta colección dedicada al joven Poe. El protagonista tiene doce años, vive en
Boston y nos cuenta sus vivencias en esa época, ya sea la falta de su padre
biológico, la ausencia de su hermano mayor o la vida con su familia adoptiva.
Edgar vive con sus padrastros y su hermanastro.
Este le hace la vida imposible. No se llevan nada de bien. El padrastro casi lo
desprecia. Solo la madrastra le da algo de cariño. Ella fue la que quiso
adoptarlo. Su hermana pequeña vive en la misma ciudad y se ven con frecuencia,
pero su hermano mayor reside en otra lejana localidad.
El joven Poe quiere juntar dinero para viajar,
con sus hermanos, a Dublín, donde vive su padre biológico. Siente añoranza por
él aunque los dejó abandonados y se marchó de Estados Unidos cuñado enviudó.
Mientras tanto la vida sigue y el joven colabora
con la policía en todo caso de investigación que surge, además de ingeniar
otras cosas como un ataúd especial para evitar que una persona que sufra
catalepsia termine enterrador viva. Probó su invento enterando viva a su
hermana y dio buen resultado.
El gobernador, que le encargó a Edgar un ataúd
especial, quedó muy agradecido, pero el padrastro, que era el dueño de la
funeraria quemó sus planos y creó otro diferente, que no gustó al gobernador y
hubo de construirlo siguiendo las indicaciones de su hijastro.
Pero el caso más importante es el que ocurre en
el circo que acaba de llegar a la ciudad. Un acontecimiento muy importante,
pensad que en aquella época los bostonianos no habían visto nunca un elefante,
por ejemplo, y el circo ofrecía la posibilidad de verlo actuar.
El día de su inauguración, en medio de un número
de perros amaestrados, uno de los perros apareció con una mano en la boca.
Pronto se descubrió que pertenecía a un joven de pocas entendederas que cuidaba
de los animales. Y como buen crimen, hay varios sospechosos, incluso una
persona se declara culpable, pero la sagacidad del inspector y de Poe lo ponen
en duda.
El joven investiga por su cuenta y descubre al
verdadero asesino, aunque comete una imprudencia, se lo dice al autor del
crimen y este lo deja atado de pies y manos junto a una serpiente enorme en
medio del campo y a ver cómo se las ingenia con el miedo que tiene.
Se trata de una historia entretenida, llena de
ingenio, en la que vemos a un joven con gran imaginación y gran capacidad de
observación, que a veces hace referencia a historias que el Poe adulto
escribiría más tarde, ya sean personajes o animales muy ligados al escritor,
como el gato negro o el cuervo.
Además conocemos su faceta más humana. Esa
ausencia del padre biológico tras la muerte de su madre, su amor por sus
hermanos, el trato poco cariñoso de su padrastro y hermanastro, su acercamiento
afectivo a algunos miembros del circo...
A mí me gustan estas aventuras que me te
entretienen mientras avanza la investigación, y seguro que gusta a los jóvenes
estores con ganas de investigar, descubrir crímenes y echar a volar su
imaginación.
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