El pirata Pat Trax
Texto: Margarita Londoño
Ilustración: Gusti
Colección Primeros Lectores
ISBN 978-84-8343-572-4
145 x 190 mm, 48 páginas
7,50 €, (+ 7 años) 2019.
Por José R. Cortés Criado.
“Convirtieron esa isla / en territorio de paz, / y allí
lo que ahora sucede / es amor y nada más”. Margarita Londoño: El pirata Pat Trax
Los lectores se enfrentan a un pirata atípico, pues Pat
Trax ni es malo, ni tiene una pata de palo, ni un parche en el ojo, ni barba,
ni espada con filo, es otro tipo de pirata muy especial, que todo lo hacía al
revés, incluso cuando se calzaba las botas.
Desde pequeño soñó pescar con una atarraya pero se le
apareció un galeón pirata con una capitán amigo y zarpó mar adentro. Su amigo
intentó pescar una ballena blanca pero la cosa les salió mal, barco, pirata y
grumete salieron despedidos de un coletazo, menos mal que en el mar hay seres
buenos y pudieron salvarlos de morir ahogados.
El capitán dejó de navegar, Pat Trax heredó el navío y
junto a la ballena y el pulpo navegaron por todos mares. Como todo lo hacía al
revés, cuando asaltaba una isla se encontraba que sus habitantes no tenían nada
que comer y les dejaba lo pescado en altamar.
No secuestraba princesas, no hacía el mal y hasta se
quedaron sin ropa; esa tripulación era de risa y a ella se unió una lora que
hablaba japonés. Para tener apariencia de pirata la ballena trajo algas que le
pegó a modo de barba, el pulpo tejió una bandera multicolor y el loro le
confeccionó un parche para el ojo, pero esto no sirvió para nada. La
tripulación se amotinó y fueron arrojados al mar.
Pat Trax y sus amigos llegaron a una isla desierta,
habitada por un náufrago que sabía japonés y que con la lora se entendía.
Juntos decidieron recuperar el barco con la ayuda de la ballena.
Pat Trax, el náufrago y la lora navegaron en compañía del
pulpo y la ballena hasta que embarrancaron y se quedaron a vivir en aquella
isla convertida en un lugar de amor y paz, no sin antes mostrar su secreto este
singular pirata. “él una niña era, disfrazada de pirata. Porque surcar por los
mares no se lo permitían si se vestía con bata”.
Entrañable y simpática historia la ideada por Margarita
Londoño que ha escrito con palabras rimadas la vida de esta niña que hubo de
disfrazarse para poder navegar, hasta que encontró a un náufrago al que le
contó la verdad.
Pat Trax vivió con el japonés en esa isla donde hondeaba
la bandera multicolor que acogía a todos en son de paz después de dejar atrás
su historia secreta y su amistad con los habitantes del mar.
Pat Trax al igual que la doncella guerrera de nuestros
romances, hubo de cambiar de identidad para poder realizar su sueño que sin
duda ocurrió hace mucho tiempo, porque hoy las niñas pueden aspirar a realizar
cualquier actividad igual que el niño en nuestra sociedad, aunque no en otros
lugares del planeta.
Lecturas como estas animan a los pequeños electores a
indagar sobre la vida de los demás y a descubrir que la identidad de género no
debe ser un impedimento para nadie.
Al texto hay que añadir unas simpatiquísimas
ilustraciones de Gusti, que con su estilo tan personal dotan de vida a los
personajes de tan peculiar galeón. Las líneas irregulares, como si hubiesen
sido trazados por una mano temblorosa infantil, al igual que los trazos del
lápiz de color que a veces sobresalen la línea del contorno de los personajes,
dan la sensación de que las ilustraciones la realizó alguno de los lectores a
los que va destinado el libro.
La fuerza de los trazos y de las notas de color hacen de
cada página una explosión de vida e imaginación que pueden ser leídas como un
complemento al texto o como una historia gráfica independiente.
Buen acierto el de la editorial Bambú al publicar libros
sobre la identidad de género.
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