Mi elefante no quiere irse a la cama
Texto: Cee Neudert
Ilustración: Susanne Göhlich
Traducción: Susana Tornero
Colección Álbumes ilustrados.
Cuentos para ir a la cama
ISBN 9788426145499
235 x 300 mm, 32 páginas
14 €, (+ 3 años), 2019.
Por José R. Cortés Criado.
¿Qué se les ocurre a los pequeños cuando deben acostarse?
Mil excusas, todas válidas para retrasar la entrada en la cama, que si tienen
hambre, que si tiene sed, que si…
Esto es lo que le ocurre al elefante de Ana. Cuando su
papá le dice que es la hora de ir acostándose siempre busca un pretexto, que si
su mascota tiene hambre, que si el bocadillo de jamón no le gusta porque es
vegetariano, cuando ha comido, si ha de lavarse los dientes, entonces tiene
sed, en fin un argumento tras otro para retrasar el sueño.
El padre muestra una gran paciencia haciéndole a su hija
que le prepara una gran ensalada a su elefante, le llena la bañera de agua para
que calme su sed, lo lava, lo sienta en el wáter y hasta lo saca al jardín
hasta que por fin llegan al dormitorio.
Ana está contenta porque se lo ha pasado muy bien con su
elefante, se deja arropar en la capa y pide a su papá que haga lo mismo con su
elefante, que también participa del rato de lectura hasta que se apaga la luz y
Ana pide a su papá que deje la puerta abierta para que entre un poco de luz ya
que el elefante es miedoso. Fin. Con esto termina la tarea de acostar a su hija
el paciente padre.
Ingeniosa metáfora la del elefante que lleva a cabo todas
las tareas que ha de realizar Ana y todas las evasivas del animal que no son
más que las de la propia niña que se escuda en su muñeco para justificar sus pocas
ganas de acostarse.
Si graciosos son los diálogos y la paciencia mostrada por
el progenitor, mayor lo son los dibujos que muestran todas las escenas
narradas, ya sea viendo un enorme elefante en el baño de casa, saltando en la
cama elástica o comiendo en la mesa de la cocina.
El tamaño del animal es grandísimo en todas las escenas
narradas y poco a poco va encogiéndose en las últimas páginas hasta acabar junto
a Ana bajo el embozo de la manta.
Me ha gustado este álbum que nos hace ver rápidamente lo
difícil que es acostar a un elefante cada noche.
Felices y dulces sueños a los pequeños imaginativos que
buscan dilatar el irse a la cama cada noche con imaginativas ideas.
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