La nieve
interminable
Agustín
Fernández Paz
Colección: Gan Angular
152 páginas, rústica
(+ 14 años)
2017.
Por José R. Cortés Criado.
Agustín Fernández
Paz lleva al lector a una aldea perdida de Galicia donde todo es calma y
tranquilidad, lugar ideal para un grupo de personas que desean reiterase del ajetreo
de la ciudad para poder crear argumentos para una serie de televisión que llamarán
Las fronteras del miedo.
El local es
silencioso, tranquilo, acogedor y… hasta misterioso; a la protagonista le
encanta, a sus nuevos compañeros de trabajo también, y deciden escribir
diferentes historias para ir dándole forma a los sucesivos capítulos de la
serie televisiva.
Además hay
otros huéspedes extraños, los dueños del albergue son muy raros, hay apariciones
fantasmales, asesinos que vuelve de la muerte en busca de venganza, vampiros… y
una nieve incesante que los tiene aislados.
El escritor
mezcla los relatos de terror escritos por los presentes, con hechos cotidianos
en el hostal y la persistencia de la nieve como un elemento aterrador más que
envuelve todo el escenario y aísla realmente a los protagonistas en el campo.
La trama,
bien hilvanada, atrapa al lector desde su inicio, tiene momentos de sumo
interés cuando leemos lo que le sucedió a dos hermanas gemelas, la casa azul o
la herencia de sangre y otros de reflexión cuando nos enfrentamos al cambio
climático.
La última
parte del libro, titulada anexo, Fernández Paz explica que la idea de esta
novela la toma de una noticia: “Un año sin verano”, provocado en 1815 cuando un
volcán de la isla de Sumbawa, en Indonesia, entra en erupción y las cenizas
expulsadas cubrieron el cielo y provocaron unas bajadas de temperaturas en el hemisferio
norte que trajo consigo la desaparición de las cosechas en el verano de 1816 en
Europa y Norteamérica.
Este año,
Lord Byron alquiló una mansión en el lago Lemán, cerca de Ginebra, donde se
instaló con su amigo y médico, John Williams Polidori; el poeta Percy B.
Shelley y la joven Mary Shelley; recluidos en ese lugar llevaron a cabo una explosión
creativa como pocas veces se vio, cuando decidieron leer cuentos de miedo y escribir
sobre el tema.
Polidori
escribió un relato cuyo protagonista es un vampiro que se alimenta de sangre
cuando vuelve a la vida y sirvió para que el irlandés Sheridam le Fanu,
escribiera Carmilla, cuya protagonista
es una vampira y para su compatriota Bram Stoker crease Drácula, referente para innumerables novelas, películas y cómics.
Mary
Shelley, tuvo una pesadilla tras las lecturas llevadas a cabo en voz alta por
el grupo, y escribió Frankenstein o el
moderno Prometeo, una de las obras fundamentales de la ciencia ficción
moderna. La autora inventa a partir de los avances científicos de su época; hoy
seguro trataría del ADN y la manipulación genética para crear un ser nuevo, un monstruo
que además no quiere serlo y desea ser como el resto de los humanos.
Y lord Byron
escribió Darkness, “una especie de
oda apocalíptica del último hombre vivo tras una catástrofe climática global”.
Así Agustín
Fernández Paz rinde homenaje a la literatura universal, recreando en la
actualidad algo similar a los sucedido en el siglo XIX, en pleno Romanticismo.
Si quieres saber de otro libro de este autor pincha aquí.
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