El monstruo del armario existe…¡y
te lo voy a demostrar!
Texto: Antoine Dole
Ilustración: Bruno Salamone
Traducción: Teresa Broseta Fandos
ISBN 9788491421214
240 x 350 mm, 32 páginas
Primeros lectores. 2018.
Por José R. Cortés
Criado.
¿Quién ha dicho que no existe el monstruo del armario? Este
libro demostrará que existe y si no se lo creen, ábranlo y vean.
El jovencito protagonista de este álbum no se cansa de
decirlo, pero sus padres no lo creen, piensan que son excusas ideadas por el
chico.
Pero él insiste, existe porque el monstruo es quien entra
en su habitación, juega con sus juguetes y los deja todo por medio; también es
el que le mete trocitos de queso en la boca por la noche para que por la mañana
le huela muy mal la boca.
Además lo despeina en cuanto se descuida, le deja sus cacas
en la nariz, se come ese calcetín sucio que
no aparece, esconde los jerséis tejidos por la abuela, se pone sus zapatillas
para dejar sus huellas por toda la casa…
También hace algunas cosas agradables como contarle chistes
durante la noche, otras divertidas como tirarse a la bañera como si fuese una
piscina y otras cosas.
Y le gustan los niños rellenos de espinacas, por eso
este niño no las come, no vaya a ser que le dé un disgusto y si hace mucho
ruido por la noche antes de dormirse es para que no salga del armario porque se
asusta de los ruidos.
En fin, que los padres siguen dudando de la existencia del
monstruo por mucho que su hijo se esfuerce en demostrarles que existe y está
dentro del armario.
Si ingenioso es el texto, más lo son las ilustraciones con
ese monstruo enormemente grande y peludo que tan pronto tiene cara cariacontecida
como sonriente.
Los tonos de las ilustraciones son oscuros para darle aire
de terror nocturno y el aspecto peludo del monstruo también se percibe en la colcha de la
cama, en las paredes y en el suelo de la vivienda.
Llaman la atención la fuerza de los trazos del lápiz de
carboncillo en todas las ilustraciones y especialmente en las guardas del
libro.
Sin duda una divertida historia que suscribirán como propia
la mayoría de los pequeños lectores que abran estas páginas, pues, sin duda, se
verán reflejados en el protagonista.
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