¿De qué
color es un beso?
Rocío
Bonilla
Álbum ilustrado
29 x 21 cm, 32 páginas
2015
Por José R. Cortés Criado.
Rocío
Bonilla nos presenta un álbum ilustrado muy tierno. La protagonista de la
historia es una niña muy especial a la que le gusta montar en bicicleta, los
pastelitos de crema y fresa, los cuentos, las plantas, pero sobre todo pintar.
Y pinta todo
lo que le llama la atención con vivos colores: mariquitas rojas, cielos azules,
plátanos amarillos…, pero nunca pintó un beso y cuando decide hacerlo se le
plantea una gran duda, ¿de qué color será un beso?
Mónica o
Minimoni, que es como se llama la niña protagonista, se devana los sesos
pensando si serán rojos como la salsa de tomate, lo descarta porque el rojo es
el color del enfado y los besos no se dan cuando uno está enfadado; también
podrían ser amarillos, en un principio le parece bien porque es el color de las
buenas ideas y de los girasoles, pero cuando recuerda que es el color de la
miel y que a las abejas le encanta, cambió de opinión; y siguió imaginando cuál
será el color idóneo para los besos.
Como no
encuentra una respuesta convincente, acude a su mamá para que le aclare sus
dudas y esta le da una ración de besos multicolores a cual más bonito; quedando
Minimoni contenta con la respuesta.
El texto del
relato es breve pero el colorido es amplio. La autora juega muy bien con los
colores para recrear esta historia donde priman colores vivos, aunque también
tiene su espacio el blanco y el gris. Cuando explica por qué no es el color
gris, Rocío Bonilla dibuja una torre de animales grises: elefante, rinoceronte,
hipopótamo, Minimoni y oveja; todos ellos abarcando dos páginas que han de
verse en vertical.
Este álbum
se presenta en forma apaisada, siendo más ancho que alto, contrastando con el
aspecto clásico de otros libros similares que suelen ser más alto que anchos.
Los dibujos
son vivos, expresivos, en ellos se ve claramente la fuerza del lápiz, sobre todo
en los dibujos más esquemáticos. Es muy acertado utilizar el nombre y el color
en múltiples elementos cada vez que la protagonista busca una respuesta a su
duda, dando así la posibilidad de recordar los colores a los pequeños lectores,
y sobre todo, ofrecer un modelo para pensar en el color que pueden tener los
sentimientos y jugar a ello.
Junto a las
imágenes llama la atención el tipo de letra. La mayor parte del texto está escrito
con un modelo de letra similar a las de cualquier ordenador, aunque la autora
introduce palabras manuscritas, unas con letras minúsculas, otras con mayúsculas
o letras con volumen, similar a las que suelen hacer los niños en sus cuadernos
de clase o murales.
En las dos
últimas hojas de libro se formula una pregunta al lector para involucrarlo en
la obra, “y tú… ¿de qué color crees que es un beso?” y se le ofrecen muchos
corazones perfilados de negro que esperan ser coloreados según el gusto de cada
uno.
Pegado a la
contraportada hay un medidor de altura para niños hasta 140 cm, que una vez
extendido se ve que reproduce la torre de animales grises antes citada.
Buen álbum
ilustrado, bonito, agradable, ingenioso, lleno de vida que gustará a grandes y
pequeños.
Si quieres leer la crítica de otro libro a Rocío Bonilla pincha aquí.
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