Inconexión
Neal
Shusterman
Colección: Desconexión
15x21 cm, 488 páginas
(+14 años) 2015
Por José R. Cortés Criado.
Este es el
tercer volumen de una tetralogía que en Estados Unidos ha vendido más de un
millón de ejemplares dirigida al público juvenil pero que todo adulto puede
leer sin sonrojarse.
Los protagonistas
son jóvenes y buscan una salida mejor a la sociedad en las que le ha tocado
vivir. Su mundo es de la desconexión, el de una sociedad donde el castigo a los
adolescentes díscolos es desconectarlos de la vida y entregar las partes de su
cuerpo a quién necesite un órgano nuevo, este hecho, que algunos aplauden y
defienden como la mejor arma para enfrentarse a los jóvenes sin futuro ni
presente que alteran la convivencia social y familiar, y para mantener un vida
sana, también da paso a un mercado negro de órganos y empresas que usan a los
chicos como material de desecho del que se puede obtener algo de valor y el
resto se desprecia.
Hay familias
que desean desconectar a sus hijos, jurados que condenan a la desconexión a
delincuentes, leyes que buscan desconectar a toda persona que no se adapte a
las normas establecidas… y pequeños núcleos de resistencia al sistema, que, a veces
reciben ayuda para sus actividades de organismos defensores de la desconexión y
el suculento negocio que supone reponer órganos nuevos a la sociedad pudiente,
para justificar sus políticas sociales.
A lo largo
de las casi quinientas páginas desfilan una serie de personajes que sobreviven
en ese mundo, algunos jóvenes con partes de otros congéneres desconectados, otros
asustados y abocados a la huida permanente de los cazadores de recompensas, de
los grupos de vigilancia y sobre todo de la Ciudadanía Proactiva que controla el
sistema; y además un ser singular e insólito formado por centenares de trozos
de piel, cuero cabelludo, cerebro…, de otros tantos jóvenes desconectados.
Es una obra
inquietante que te mantiene en vilo mientras avanza en esa sociedad tan desalmada
que desde el inicio de la novela te atrapa y te impacta llevándote hasta el
final del relato con la ansiedad de conocer el desenlace.
Son personajes
extraños, en los que se mezclan sus vidas con las reminiscencias de las que han
heredado de sus donantes, en cuyas
mentes a veces no saben distinguir sus vivencias de las prestadas; otros han
pasado por la experiencia traumática de haber formado parte de una organización
terrorista y no saben cómo sobrevivirán; y los eternos sabios que saben que
toda solución al conflicto pasa por los avances científicos puestos al servicio
de una sociedad solidaria que se preocupe del bienestar de todos sus miembros.
Una buena
obra que gustará tanto a jóvenes como adultos y dará que pensar sobre los
derroteros que pueden tomar algunas sociedades si solo se preocupan del bienestar
de unos pocos frente a los demás.
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