Una sed de ilusiones infinitas. Rubén Darío
Antología de Luis Muñoz
Ilustración de Mariona Cabassa
Editorial Edelvives
Colección Adarga, 128 págs.
Cartoné, 155x220 mm
ISBN 9788426376862
Por José R. Cortés Criado.
Félix Rubén García Sarmiento, más
conocido como Rubén Darío, nació
en Metapa, Nicaragua, el 18 de enero de 1867 y está considerado el
máximo representante del Modernismo literario en nuestra lengua, por lo que es llamado príncipe de las letras castellanas. Se
le considera como el poeta que ha tenido una mayor y más duradera influencia en
la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico.
Cuando viajó a
España conoció a otros poetas más jóvenes, a todos los animó a escribir,
especialmente a Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, a los que admiró.
Desde niño comenzó
a escribir poemas donde recogía las historias que escuchaba, lo que veía o se
imaginaba, siempre pleno de fantasía. No faltan versos dedicados a personas, a
determinadas costumbres, a comidas o a paisajes.
Para esta edición,
Luis Muñoz ha seleccionada con bastante acierto una serie de poemas agrupados
en cinco apartados: Niñas y mujeres, El Jardín interior, Animales, Retratos, La
poesía. Al final del libro, además del índice, se recoge la procedencia de
todos los versos que constituyen esta antología.
La
primera parte recoge retratos de mujeres bellas y hermosas, no faltan detalles
para que las dibujemos sin pesar en nuestras mentes, entre ellos no podían
faltar: “A Margarita Debayle” o “Sonatina”.
En
“El jardín interior” Rubén Darío repasa las cosas serias de la vida, es su
mundo interior, sus sufrimientos, sus alegrías, así escribirá sobre el paso del
tiempo, la muerte, la justicia, la libertad, el amor…
En
“Animales” dibuja los seres que considera importantes y no sólo habla de su
aspecto físico, también intenta explicar por qué reaccionan de determinada
manera. Así leeremos de la tigre de Bengala, del elementa o del escarabajo,
entre otros.
Además
de retratar animales, lo hizo de personas, unos fueron poetas como Gonzalo de
Berceo, Capoamor, Antonio Machado o Juan Ramón Jiménez, también le dedicó unos
versos al famoso payaso Frank Brown y al maestro de la pintura, Francisco de
Goya.
En
“La poesía” se recogen textos que tratan del arte de crear y podemos admirar la
sencillez de sus palabras y el colorido con que las envuelve para hacernos
llegar la belleza, como dice al autor: “Yo persigo una forma que […] ama tu
ritmo y ritma tus acciones”.
Cualquier
lector disfrutará con los versos de Rubén Darío, podrá dar rienda suelta a su
imaginación y recrear escenarios y personas que bellamente nos va mostrando el
poeta con ese mágico juego de palabras y sonidos que como música ensoñadora nos
envolverá durante su lectura.
Como
complemento al texto hay unas coloristas imágenes de Mariona Cabassa que
reproducen algunos de los elementos descritos, dando al libro belleza y
armonía; tanto el color como las formas denotan movimiento y vida propia.
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