Los tres bandidos
Ilustración: Tomi Ungerer
Traducción: Marc Taeger
Kalandraka
48 páginas
20x28 cms.
ISBN 978-84-96388-56-7
Por José R. Cortés Criado.
Había una vez tres feroces bandidos que siempre llevaban
anchas capas negras y altos sobreros negros..., así comienza el cuento y la primera
ilustración nos presenta a tres hombres tres embozados que imponen mucho
respeto.
Luego nos muestra las armas de los tres bandidos: trabuco,
fuelle lleno de pimienta y hacha roja y nos cuenta sus fechorías: asaltan por
los caminos a los viajeros de carruajes y llevaban el botín –monedas de oro,
perlas, anillos, relojes...- a la cima de una montaña donde viven.
Todo les cambió a estos tres bandidos la noche que asaltaron
un carruaje con una única niña huérfana a bordo, Úrsula, que se alegró de la presencia
de los bandidos porque así no iría con la gruñona de su tía.
La presencia infantil les cambia la vida a los adultos que terminan
cuidando niños infelices y abandonados en un precioso castillo. Los niños
vestían como sus protectores, pero de color rojo. Estos pequeños cambios darán
lugar a otros mayores con el paso del tiempo.
Se trata de una simpática historia de tres bandidos buenos
que hacen el mal por desconocimiento, pero cuando aprenden a hacer el bien,
todo cambia y ellos se sienten felices haciendo felices a los que más lo necesitan,
pasando del miedo a la ternura en unas pocas páginas.
Gracias a Kalandraka conocemos esta versión muy ajustada al
original de un cuento publicado en Alemania en los años sesenta de estos tres
peculiares bandidos que con su aureola enigmática cautivan a los lectores gracias
a los contractes de color y expresividad de las imágenes.
La II Guerra Mundial marcó la vida de Tomi Ungerer desde su
infancia y el rechazo a los conflictos bélicos estuvo presente en gran parte de
su obra. Su producción editorial, que abarca 40 años de creación artística, se
calcula entre 30.000 y 40.000 dibujos de los más variados estilos y más de 120
libros. Por su trabajo recibió premios como la Medalla de Oro de la Sociedad de
Ilustradores o el Premio Hans Christian Andersen, en 1998.
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