jueves, 9 de mayo de 2019

"Un día en la familia Mózar" de Daniel Nesquens


Un día en la familia Mózar
Texto: Daniel Nesquens
Ilustración: Beatriz Castro
Colección Ala Delta-Serie Roja
ISBN 9788414020470
130 x 200 mm, 40 páginas
9,05 €, (+ 5 años) 2019.

Por José R. Cortés Criado.

El señor Mózar era músico, amo de casa, sagitrario y pesaba casi cien kilos”. Daniel Nesquens: Un día en la familia Mózar

El señor Mózar era un hombretón de cien kilos que siempre estaba cantando, ya sea mientras preparaba el desayuno a su bebé o al despertarse, ya que es un músico y sueña con la música, por eso nada más poner los pies en el suelo tarareaba la melodía de los sueños para no olvidarla.

Pero esa mañana, que también tarareaba vio a alguien bajo la mesa de la cocina, pensó que podría ser una ladrón, pero resultó ser su hijo Wolfran que dice no atreverse a salir de casa porque una tribu india lo quiere secuestrar.

Y era verdad, cuatro indios con sus mejores galas, plumas incluidas estaban en la puerta de la vivienda. Uno llevaba el ojo morado, otro utilizaba una muleta y los otros dos parecían tener dolor de muelas. Los cuatro entraron en casa en busca del niño.

El niño corría, los indios detrás y el señor Mózar era el último, el pequeño subió a su dormitorio, se ocultó, escapó, bajó...y todos detrás hasta que la pequeña de la casa hizo lo que suelen hacer los bebés cuando tienen hambre, se puso a berrear.

El padre pidió una pausa para darle el biberón a su pequeña, los indios no estaban de acuerdo, querían atar a Wolfran en un poste de madera pero cuando escucharon la melodía que tarareaba el señor Mózar todos pararon.

Todo se aclaró el niño le dio un balonazo a uno en el ojo, a otro le puso la zancadilla y encima les metió cuatro goles, menos mal que la comida y la música amansa a todos y hasta cuando llega la señora Mózar a casa se alegra de tener visita y les promete construirle un punte sobre el río donde ellos viven.

Ingeniosa historia, algo disparatada, en la que realidad y fantasía anda de la mano en un marco real como puede ser la vivienda de una familia culta y acogedora.

David Nesquens vuelve a sorprendernos con otra historia original y divertida. Me ha gustado su lectura.

La narración es ágil, se lee con sumo gusto y los diálogos algo hilarantes. Te muestran unos indios adultos norteamericanos que invaden una vivienda en busca de un niño por problemas infantiles, lo sucedido en el terreno de juego de un partido de fútbol. Algo genial para hacernos ver que, a veces, los adultos actuamos como niños.

El texto se acompaña de coloristas ilustraciones de Beatriz Castro, que retrata muy bien a los protagonistas de la trama y el entorno donde se desarrolla, todo ello con múltiples detalles y gestos expresivos. 

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