miércoles, 15 de mayo de 2013

"Taller de corazones" de Arturo Abad

Taller de corazones

Texto: Arturo Abad

Ilustraciones: Gabriel Pacheco

Editorial OQO

ISBN 978-84-9871-247-6
32 págs.  
Cartoné 22x28 cm



Por José R. Cortés Criado

¡Qué libro más tierno! La sensibilidad de los autores está más que explícita, tanto el léxico empleado como las imágenes que lo complementan reflejan una ternura y una humanidad encomiable.

Matías, el protagonista, es un artesano maravilloso que zurce corazones dañados con suma delicadeza. No es cardiólogo ni está instalado en un quirófano, su taller se asemeja al de cualquier artista que dedica su tiempo y su pasión a un oficio gustoso y único.

Las reparaciones son delicadas pero simples, si un corazón está helado lo calienta en su estufa de leña, si se entristece con los recuerdos del pasado es porque se atrasa y vuelve a momentos dolorosos, lo mejor es ajustarle la hora con pinzas de olvido y si están rotos, sabe sanarlos, sólo ha de usar agujas de plata.

Además Matías es capaz de fabricar corazones blandos de mazapán, duros de porcelana, transparentes de cristal…, dando muestras de su bondad y sensibilidad, aunque tiene un secreto que poco a poco vamos a descubrir en las páginas del cuento.

Frente a Matías, todo amor, está Beatriz, que se muestra fría ante la persistencia de su amado hasta que descubre la enorme generosidad de él, pues únicamente los enamorados de verdad llevan a cabo sacrificios como el suyo.

Los personajes están perfectamente dibujados, él, tímido y moreno, ella, resuelta y con su melena rojiza, como si fuese un gran corazón. Ambos, de delicadas formas y aspectos vaporosos, llevan la carga narrativa de las imágenes.

El rojo y el azul son los colores con los que juega el ilustrador, el color de la sangre y el de las venas por donde circula, colores que recuerdan las ilustraciones del aparato circulatorio. En algunas páginas destacan los collages coloristas que representan la llegada de la primavera, momento en el que el joven lleva su muestra de amor a Beatriz.

Recomiendo a los lectores que presten atención a los pequeños dibujos que completan cada página, así descubrirá corazones, latas, hilos, arañas, caracoles…, pequeños testigos del relato, que además guardan alguna simbología, así, el hilo está muy presente porque “nuestros corazones se tejen del hilo que fecunda, que se ovilla, que es crisálida de flor: esa promesa misma que es la vida misma” como dijo Gabriel Pacheco.

Es una buena simbiosis la de estos dos autores, se podrían leer por separado, el texto es entrañable y llega al lector, las imágenes no necesitan explicaciones, constituyen un auténtico relato y la unión de ambos es este maravilloso libro para disfrutar y releer cuantas veces tengamos en gana.


 





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