El tiempo del olvido
Jordi Sierra i Fabra
Alba Editorial
Nº de páginas 184
Tapa blanda
ISBN 9788488730893
Por José R. Cortés Criado
Es un texto narrativo en el que
abundan los diálogos directos, los párrafos cortos, los capítulos breves como
escenas de película, contado en tercera persona por un narrador omnisciente con
un ritmo narrativo rápido; algunas veces, trepidante. La novela responde a la
estructura clásica de planteamiento, nudo y desenlace, con un final abierto.
La relación de amistad entre dos
muchachos es el hilo conductor de la historia, entremezclada con la música y
con los fantasmas del pasado de ambos. Tetxu y Carlos vieron sus familias rotas
por un hecho desafortunado, y comparten gustos musicales.
Carlos, un joven de 18 años,
tímido, solitario, llega a un pueblo del País Vasco, según dice, en busca de
sus raíces maternas. Su pasión por la música, especialmente por “Led Zeppelín”,
le hace conocer a Tetxu, también sin amigos, desconfiado, indeciso, marcado por
un drama familiar: ser hijo de un militante etarra.
Tetxu vive con su madre, mujer
que intenta por todos los medios que su hijo se relacione como cualquiera de
sus coetáneos. Viven bajo la sombra del crimen cometido por el marido de la
primera y padre del segundo, cuando Tetxu contaba con ocho años; unas veces es
la Organización la que se lo recuerda a ambos; otra, los vecinos.
Carlos dice no tener familia, que
su padre murió de mala suerte cuando él tenía ocho años y que su madre falleció
un par de años más tarde; estaba enferma y no pudo soportarlo.
Carlos busca ante todo, llegar al
asesino de su padre, que es el padre de Tetxu:
un hombre mayor, amargado, que no cree en ninguna guerra y que vive
atormentado por los ojos de aquel niño, hijo de la víctima; imagen que lleva
clavada en su cerebro, asociada a su hijo, ya que ambos son de la misma edad.
El hijo ve a su padre débil, como
un ser humano atormentado por el pasado y cree que es tiempo de olvidar porque
ninguna herida dura eternamente, aunque la cicatriz siempre sea visible.
Carlos se enfrenta al asesino de
su padre pero no puede perpetrar su venganza, las palabras de su amigo y su
raciocinio le evitan continuar en la espiral de violencia.
A lo largo de las páginas se
advierte cómo los personajes evolucionan psicológicamente, van dejando atrás la
adolescencia y van dibujando su personalidad de jóvenes que entran en el mundo
de los adultos con un futuro esperanzador.
Jordi Sierra i Fabra deja el
final abierto con la esperanza de un reencuentro de ambos chavales cuando
terminen de cicatrizar las heridas abiertas diez años antes y todos sus
personajes rehagan sus vidas, marcando un hálito de esperanza.
Toda la novela es un canto a la
amistad, a la convivencia pacífica y a las relaciones familiares, dejando claro
el rechazo a la violencia terrorista. En
ella se aprecia la importancia de resolver los conflictos políticos de forma
pacífica y democrática, y se hacen referencias tanto a la presión policial como
a la de la propia organización terrorista sobre la madre y el hijo.
Cuando se publicó por primera vez
esta novela, 1995, era difícil hablar de la amistad entre el hijo de un etarra
y de un militar, siendo el primero el asesino del segundo. Sierra i Fabra, como
siempre, se aventuró en una historia atrevida, donde prima la amistad y las
ganas de vivir en paz aunque sea en un ambiente hostil
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