lunes, 27 de noviembre de 2017

"La pastelería" de Ricardo Gómez y Tesa Gonzalez

La pastelería

Texto: Ricardo Gómez

Ilustraciones: Tesa Gonzalez


ISBN 110289

310 x 240 mm, 56 páginas

(+ 8 años) 2017.

Por José R. Cortés Criado.

A la genialidad de Ricardo Gómez se une la magia de Tesa González y resulta un álbum ilustrado dulce y sabroso como él solo.

La historia comienza cuando un afamado pastelero decide instalarse en una vivienda en estado ruinoso. Mientras la restaura y monta sus mostradores y aparadores los vecinos piensan en las maravillas que se cocinarán en sus fogones y lo bien que iban a saber las dulces delicias que saliesen de sus manos.

Pero el señor Kuchen pasaba los días sentados en la puerta de su casa y pensando, todos observaban, unos se acercaban más que otros y solo los niños se atrevieron a entrar en su casa y jugar a los pasteleros, ya sea batiendo claras, horneando pastelitos de crema, elaborando bayonesas de cabello de ángel o…

El pueblo empezó a inquietarse al no ver movimiento en la pastelería, el pastelero seguía absorto observando las nubes y pensando; los niños jugaban a sus anchas, pero un día los buenos ciudadanos se cansaron de tanta pasividad y además hubo un incendio en la pastelería.

El señor Kuchen decidió marcharse, no sin antes entregarles de forma secreta un regalo muy especial a los niños del pueblo. Era un presente único y como escribe el autor, más dulce, más sabroso y más delicioso que todos los pasteles que habían soñado.

Este final, un regalo que no tiene que ver anda con la profesión del señor Kuchen, sorprenderá a los lectores y les hará comprender que hay cosas maravillosas que gustan y son más duraderas que un simple pastelito que se devora en un segundo, ya sea bambitas de nata, pestiños de miel, palmeritas de chocolate, deliciosos hojaldres, crujientes mazapanes o barquillos de yema entre otras muchas delicatessen que cita Ricardo Gómez.

Cualquier lector puede leer el cuento sin necesidad de las imágenes y disfrutará de su contenido, pero es imposible no fijarse en las ilustraciones, que multiplican el valor de la historia y la engrandecen mucho.

Tesa González dibuja con la perspectiva que tienen los niños de las cosas antes de dominar el sentido del espacio, por eso se ven trazos indecisos en las paredes de los edificios, un aparador que parece contrahecho o unos objetos diseñados con un solo  trazo negro.

A todo ello hay que añadir unos personajes genialmente ataviados con trajes de antaño, sombreros de copa, miriñaques, pamelas, enormes ojos, pelos enmarañados…y llamativos colores.

Si llaman la atención los protagonistas, también lo hace la imagen de la calle Strasse de una belleza singular con sus edificios de tejas coloristas, su árbol florido y sus múltiples vecinos perfectamente equipados.

Genial es el carro y el caballo que traen al pueblo al pastelero, el árbol con todos los dulces imaginados, la ciudad nocturna, la imagen del pastelero escribiendo o las nubes que observa, todas serán una delicia para el lector.

A todo ello hay que añadir multitud de detalles que complementa los elementos principales del relato gráficos, ya sea la presencia de unos gatitos, los pájaros, las flores, los pastelitos o los mantelitos de encaje.

En resumen un buen álbum ilustrado cargado de magia y color que gusta desde la portada hasta la contraportada, y nos demuestra que las cosas importante son las que perduran.

Si quieres saber de otros ocho libros de Ricardo Gómez pincha aquí.

Si quieres saber de otro libro ilustrado por Tesa González pincha aquí. 





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