sábado, 2 de mayo de 2015

Cuentos de terror desde la boca del túnel de Chris Priestley



Cuentos de terror desde la boca del túnel.

Texto: Chris Priestley

Ilustraciones: David Roberts

Editorial SM

280 páginas, cartoné

14,50 euros, (+13 años)



Por José R. Cortés Criado.



Robert Harper es un chico que realiza su primer viaje en tren camino de la ciudad donde comenzará sus nuevos estudios, desea que el tren salga cuanto antes para que su ñoña e irritante madrastra lo deje tranquilo. La mujer de su padre tuvo una premonición a la hora de la despedida, habló vagamente de un beso y un túnel, le pidió que cambiase de tren pero él no le hizo caso.

Una vez ubicado en el vagón saludó a su compañero de viaje, un señor de cara rubicunda con aspecto de militar; en la siguiente estación se les unió un eclesiástico grueso de cara redonda; después un campesino flaco y fibroso; y un cirujano de rostro y  manos huesudas.

Robert dio una cabezada y cuando despertó se encontró con una nueva presencia, una joven esbelta de tez pálida, de cara alargada, pómulos altos y cabello pelirrojo que iba vestida todo de blanco, desde el calzado hasta el sombrero. La presencia de esta dama lo sobrecogió por sus ojos verdes de mirada inquietante.

Mayor sorpresa se llevó al comprobar que estaban parados en la entrada de un túnel y que todos sus compañeros de viaje dormían plácidamente.

Inició una conversación convencional con la dama y al final esta le preguntó si quería que le contase un cuento, durante no se sabe cuánto tiempo ella fue narrando historias, ninguna de ellas era de las que suelen contarse a los niños, pero Robert queda atrapado por la fascinación de los macabros y misteriosos relatos de la mujer.

Entre relato y relato, narradora y narratario mantienen breves conversaciones, la señora siempre diligente y atenta; el chico asombrado por lo que oye y sorprendido porque sus compañeros de viaje no se despiertan a pesar del paso del tiempo y de emitir sonidos para llamar su atención. Al final de la novela el chico comprende que algo anormal ha sucedido porque es imposible que los demás viajeros sigan durmiendo.

La dama cuenta historias de plantas que devoran a sus cuidadores, de jóvenes despedazados por algún animal salvaje, de niños difuntos, de odio entre hermanastras, de archipiélagos con monolitos paganos, de disminuidos psíquicos visionarios, de la crueldad con la que trataba a los niños sor Verónica, del suicidio infantil, de visiones a través de la grieta de una pared... 

Al final Robert reconoce a la Dama de Blanco a la señora que se le apareció hace muchos años cuando estuvo a punto de ahogarse en el río y comprendió que no era precisamente su ángel de la guarda.

A lo largo de las páginas Chris Priestley te atrapa con sus relatos tenebrosos y te sobrecoge, al igual que a su pequeño viajero; son historias de aparecidos, desaparecidos y fenómenos extraños contados con suma habilidad


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