Las guerras de Diego
Una novela sobre seis siglos de historia en España
Jordi Sierra i Fabra
Siruela. Las tres edades. 182
ISBN 978-84-9841-253-6
Cartoné. 416 pags.
Por José R. Cortés Criado
Hay muchas guerras en esta novela: La del padre de Diego, la del abuelo Diego contra la enfermedad, la de su madre, la de Diego con Carla, con la sociedad... y las que el abuelo le cuenta.
Con este libro Sierra i Fabra se adentró en la novela
histórica, dando otro giro a su producción actual, y, es que no hay estilo que
se le resista. Sobre él pululan también las relaciones familiares, la paz, la convivencia,
el respeto a los que piensa de manera diferente... que hacen grande esta
novela, que no por extensa es aburrida. Se lee con suma facilidad, a pesar de
las disertaciones del abuelo que ocupan extensos párrafos, en contraposición a
los párrafos breves a los que nos tiene acostumbrado el autor en sus novelas
juveniles.
Diego es un niño de once años que conversa con su abuelo
sobre las guerras que tuvieron lugar en España durante los últimos quinientos
años.
Este tema no parece propio de un niño, pero las
circunstancias familiares así lo dispusieron. Todo comenzó cuando su padre,
militar, se fue en misión humanitaria a un país lejano donde personas ajenas a nuestra
cultura necesitaban de nuestra ayuda, aunque él no sepa bien qué significa eso.
Su abuelo fue un hippy, sigue siendo pacifista, ácrata,
republicano y muy crítico con la sociedad y el país en el que vive. Acepta la
opción de vida elegida por su hijo pero no la comparte, está en contra de todos
los uniformes y de todas las banderas que únicamente sirven para destruir y
eliminar a seres humanos.
Con estos mimbres, el niño siente curiosidad por el tema y
el abuelo, antiguo maestro, disfruta contando la historia con una perspectiva
crítica, analizando la historia de España desde los Reyes Católicos hasta la
Guerra Civil de 1936.
Las dotes narrativas del abuelo hacen muy amena la lectura
de este libro, que aunque está contado de forma espontánea, con un vocabulario de
uso corriente, alejado de pomposidad y frases hueras, no hay imprecisiones en
los datos ni errores. El abuelo no deja títere con cabeza en ese repaso desenfadado
a nuestra historia.
Junto a las conversaciones del abuelo y el nieto, se
intercalan las cartas que el padre de Diego envía desde su destino, las noticias
de la prensa y de la televisión, las relaciones familiares y una relación
especial de chico con su amiga Carla.
El personaje clave es
el abuelo, “una enciclopedia con patas”, que disfruta enseñando a pensar a su
nieto, pues no pretende llevar a cabo un adiestramiento sino abrirle los ojos
para que reflexione y analice todo cuanto oiga o lea, sigue los principios
krausista de la educación: debe ser una persona crítica.
El niño madura gracias a sus largas conversaciones sobre
historia y sobre la vida que lleva a cabo con el abuelo. Otros personajes son
la madre y la abuela. La primera es el prototipo de mujer de militar y la
abuela es el contrapunto al afán divulgativo del abuelo.
Es un libro muy ameno, se lee con entusiasmo y, yo he
compartido muchas ideas con el abuelo, es una manera muy cercana de hacer
llegar nuestra historia a los jóvenes lectores.
Recomiendo su lectura, tanto a jóvenes como a mayores, porque
a más de uno hará reflexionar sobre la historia oficial contada y loada en
muchos libros de texto, y se sorprenderá al conocer datos de nuestros gobernantes,
reyes, validos, amantes, casamientos, constituciones...que han configurado la
actual España, aunque como dice el abuelo: no aprendemos nunca y así nos luce
el pelo.
Me quedo con dos citas, una al final del texto, cuando el
abuelo le dice a su nieto: “Ojalá a lo largo de tu vida nunca tengas que
enfrentarte a una guerra, es lo que más deseo, por ti, pero también por este
país que amo, pese a que me duela. Y lo mismo les deseo a tus hijos, a tus
nietos, a tus bisnietos...” (pp. 397-398)
La segunda cuando afirma que toda guerra tiene lugar por
falta de cultura: "La cultura es lo que nos salva siempre de la barbarie,
del paso atrás, de caer en los viejos errores, de que un dictador nos la dé con
queso y de muchas más cosas. Ya te dije que la falta de cultura de España,
viene de muy atrás, es algo endémico...." (p. 155)
Además, creo que en esta obra hay mucho de Jordi Sierra i
Fabra, sobre todo en ese abuelo, en su forma de pensar, en sus ideales, en sus
recuerdos y en ese cáncer de próstata, pero, sobre todo, en esa vitalidad a
prueba de bombas, en esas ganas de vivir envidiables y en ese afán educativo en sus palabras, en los
recuerdos de ese padre que vivió y murió triste y asustado por las
consecuencias de la guerra civil; en fin, creo que Sierra i Fabra está más
presente en esta novela que en otras muchas.
Un abrazo lector.
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