viernes, 11 de agosto de 2017

Max y Moritz y otras 9 historias de Wilhelm Busch

Max y Moritz y otras 9 historias

Texto e ilustraciones: 

Wilhelm Busch

Traducción y apéndice:

Mercedes Neuschäfer-Carlón


Colección Libros-Regalo

158 x 240 mm, 240 páginas

(+ 8 años) 2017.



Por José R. Cortés Criado.


Wilhelm Busch publicó por primera vez las aventuras de Max y Moritz en 1865; seguro que este estudiante de ingeniería que acabó escribiendo y dibujando no sospechó que el éxito de su obra seguiría en vigor tanto tiempo después.

Hay una generación de padres y abuelos, no solo alemanes, que se educaron con las aventuras de estos personajes y aún hoy siguen recordándolas; en los años ochenta del siglo pasado la editorial Anaya publicó esta obra con traducciones íntegras e ilustraciones originales para acercar a los jóvenes lectores las grandes historias ya clásicas de la LIJ.

Hoy vuelven al mercado en ediciones facsímiles, igual que hizo con otros tres títulos: Las aventuras de Alicia de Lewis Carroll, Cuentos de antaño de Charles Perrault y Las aventuras de Tom Sawyer de Mark Twain.

Cuando Busch publicó sus obras, estas estaban incluidas en la literatura infantil didáctica, sin embargo siguen siendo actuales, aunque algunos lectores adultos biempensantes no aprueben hoy que se cuenten historias de dos niños que maltratan animales, los matan, asustan a adultos, pasan por el horno del panadero y terminan comidos por gallinas.

Así son las historias escritas y dibujadas por el autor alemán. La narración está escrita en versos rimados dos a dos, algunas veces forma pequeñas estrofas, otras solo un pareado acompañan una imagen.

Y es que Max y Moritz son capaces de enredar a cuatro gallinas que terminan ahorcándose ellas solas; o serrar un puente de madera para que caiga al río un sastre del que previamente se han burlado, ponerle pólvora en la pipa al maestro, meter escarabajos en la cama de un tío mayor, y terminar en la barriga de las aves y para colmo los vecinos se alegran de que hayan dejado de molestarlos.

Otro personaje, Hans Patachula, el cuervo de la desgracia también lleva a cabo varias travesuras y por su maldad termina muriendo, es la moraleja que se desprende de su historia; no hay que hacer el mal si no queremos padecerlo.

Otra historia, Plish y Plum, dos perros, que junto a sus amos, dos niños, Peter y Paul comenten ciertos desaguisados y terminan yendo a la escuela y educando a sus mascotas como han sido ellos educados, a base de palos. Así se perpetúa el orden social.

Además de estas historias largas hay otras divertidas más cortas cargadas de moralejas, ironía y humor como El gran chidador, El moscón, El canuto, Baño en la noche del sábado o Las dos hermanas.

A las palabras del autor hay que unir sus dibujos en blanco y negro que añaden expresividad al texto, transformándolos a veces, ironizando sobre la moraleja, añadiendo un tinte surrealista o mostrando falsos comportamientos. Hay escenas que representa justo lo contrario de lo que dice el texto.

Buen obra cargada de vida que gustará a grandes y pequeños por lo ingenioso de las travesuras y la magia de las palabras que transforman hechos cotidianos en historias mágicas donde vida y muerte, bondad y maldad, alegría y pena se alternan y cambian su papel.

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