miércoles, 17 de abril de 2013

Pero papá...



Título: Pero papá…
Autor: Mathieu Lavoie
Ilustrador: Marianne Dubuc
Editorial: Juventud
Páginas: 40
Año: 2013
Formato: 15 x 21 cm.
ISBN: 978-84-261-3984-9



Por José R. Cortés Criado


Papá mono es un poco despistado, quiere acostar a sus dos monitos y todo se le olvida, menos mal que están los pequeños para recordarle cada una de las cosas que deben hacer antes de acostarse y lo que necesitan para dormir.
Lo primero que olvida son los pijamas, después los muñecos, más tarde los vasos de agua, la luz quita miedos, y hasta lo más importante, las camas, y, por supuesto, las paredes, el suelo, el armario, el monstruo del armario, la luna, el beso de buenas noches de él y el de mamá..., es que papá es muy despistado y deberá hacer una lista de todas estas cosas para que al día siguiente no se le olvide nada.
Con esa preocupación andaba el buen señor  cuando le dio por última vez las buenas noches a sus retoños y resultó que ya era de día.
Muy ingenioso el relato de ese padre preocupado por sus hijos que se olvida de cosas elementales y la ayuda de los pequeños que son utilizadas por la ilustradora para ir completando los dibujos; así se pasa de un espacio en blanco sobre el que destacan dos monitos a otros que poco a poco van cobrando vida con los pijamas, los muñecos, los vasos de agua, las camas, la habitación..., hasta configurar un dormitorio amueblado.
Curiosamente las ilustraciones ocupan las dos páginas consecutivas, en las de la izquierda aparece el papá mono, salvo en las que aparece el monstruo y el gato; y en las páginas de la derecha aparecen los dos hijos, primero, solos; después, en las páginas  sucesivas, a los pequeños se unen los objetos que le reclaman al padre, hasta conformar la ilustración completa, como si fuese una página que hay que ir completando paso a paso.
Seguro que los pequeños lectores disfrutarán con esta sencilla historia, con visos de realidad, aunque llegue a exagerarse con el olvido de las camas y de la habitación, pero en el mundo de la imaginación infantil tendrá buena cabida.

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