jueves, 25 de abril de 2013

Palabras envenenadas


Palabras envenenadas


Autor/a: Maite Carranza
Editorial Edebé
ISBN: 978-84-236-9650-5
№ páginas: 288
Tamaño real: 20,5 x 13 cm. Rústica






Por José R. Cortés Criado.


Esta obra recibió el Premio Edebé de Literatura Juvenil en 2010 y el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2011. Ambos premios son bien merecidos. Maite Carranza ha escrito una obra densa, difícil, atrevida y, además, sobrecogedora.

El abuso de menores es un tema tabú que suele tratarse en determinadas circunstancias y, la mayoría de las veces, se pasa de puntillas por él, sobre todo en el campo de la literatura infantil y juvenil.

Esta escritora ha sido muy valiente al enfrentarse al problema y contarnos los horrores que sufre quien los padece y la destrucción psicológica de las personas que se ven afectadas. No hay en la obra escenas escabrosas, sí un relato muy bien elaborado donde las diferentes perspectivas de sus protagonistas nos ofrecen una visión global del tema.

Se alterna la narración en tercera y primera persona. Cada personaje que interviene tiene su espacio propio y deja su impronta sobre el tema.

El lector se siente desconcertado desde el principio y hace cábalas sobre el desenlace; a veces coincidiendo con el policía, que estando a punto de jubilarse no ceja en su empeño en pos del descubrimiento del destino de la joven que con quince años desapareció. Sabe que pasaron cuatro años, que en su expediente hay cabos sueltos que no encajan, su experiencia y su tesón le hacen continuar en su investigación a contrarreloj, en breve se jubilará y quiere dejar el caso resuelto.

Otras veces no entiende la aptitud de la madre de la desparecida, aunque la pueda comprender; a veces asiente ante la actitud del padre; otras se desconcierta con la actitud de los amigos de la joven; pero especialmente se sobrecoge con los testimonios de la protagonista, que va desgranando sus miedos, sus anhelos, su pavor y su sumisión al ser dominador que la tiene presa en un habitáculo aislado.

El desenlace es inusual, pero no imposible; cuando el lector conoce la identidad de su secuestrador siente piedad por la joven y desprecio por él, pero sobre todo desea un final que salve de su sufrimiento a la chica desaparecida.

Esta obra se lee de un tirón, ansías llegar al siguiente capítulo para conocer el desarrollo de la trama y así, sin reposar, alcanzar el final. Final que no debe ser contado a nadie para no romper la intriga de la novela.



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