Querido hijo: estás despedido
Texto: Jordi Sierra i Fabra
Ilustración: Magalí Colomer
Editorial Santillana
ISBN: 9789504643616
135 x 200 mm, 112 páginas
9,30 €, (+ 10 años) 2000.
Por José R. Cortés Criado.
“No puedes ir por ahí tensando la cuerda para ver hasta dónde te permiten llegar, qué hacer y qué no hacer. En todo hay un equilibrio. Tú no pareces tonto. Sabes lo que está bien y lo que está mal. Una cosa es ser un niño y meter la pata, y otra muy distinta es hacer lo que te da la gana pasando de todo.” Jordi Sierra i Fabra: Querido hijo: estás despedido.
Cuando aquel día la madre de Miguel entró en su dormitorio no le regañó por estar la ropa tirada, por tener los pies con los zapatos encima de la colcha, por..., le tendió un sobre y un recibí de la carta para que se lo firmara. Se sorprendió de ver su nombre, Miguel Fernández Martínez, en aquel papel que ponía: “Acuse de recibo”.
La madre insistió en que lo firmase para que no dijese que no la había recibido. El niño abrió el sobre. Era la carta de despido. Los padres alegaban todos los motivos por lo que lo despedían y le daban un plazo de un mes para alegar, en caso contrario, debía marcharse de casa.
Más tarde, Miguel buscó a su madre que estaba planchando. Pidió una explicación. Ella le dijo se buscase un abogado, porque tenía un mes para dejar de ser su hijo, y que ya no le iba a regañar más, que estaba cansada de ver sus derechos, como persona, vulnerados, mientras sus deberes los ha cumplido con creces, incluso añade que Amnistía Internacional, incluso, diría que ha sido torturada.
Desde ese día la actitud del niño cambió, hasta arregló su cuarto un día. La de los padres, también. Ya no le regañaban, solo esperaban que se marchase para alquilar su cuarto. Cuando venció el plazo para abandonar el hogar, la madre le puso sus cosas en el rellano y allí lo dejó con su maleta mientras se iba al gimnasio con sus amigas, cosa que no hacía desde no se sabe cuándo.
El pobre niño se va a la calle. Sus amigos no se lo creen. Uno piensa que se puede ir a America y hacerse millonario, otra le trae un bocadillo, y se sienta desvalido en un banco del parque con su maleta.
Hasta la policía le da la razón a los padres y le dicen que debe buscar un hogar o un buen abogado, ya que si vuelven a pasar por allí y lo ven, se lo llevarán a la casa de los niños abandonados y allí se quedará hasta que un adulto lo quiera sacar bajo su responsabilidad.
Se acordó que su vecino del segundo es abogado y fue a visitarlo. Este le redactó una carta de readmisión para sus padres, en la que especificaba todas las cosas que se comprometía a hacer. Volvió a casa, sus padres lo recibieron con frialdad, aunque decidieron leer la nota y estudiar su petición y comprobar los acuerdos recogidos en el papel. Miguel espera ansioso la respuesta de sus padres que le dijeron...
Graciosa historia la ideada por Jordi Sierra i Fabra que puede servir de lección a más de uno. ¡Lástima que no sea posible llevarla a cabo! Si se pudiese despedir a un hijo, seguro que las calles estarían llenas de niños abandonados.
Algunos pensaremos que es una buena lección para esos reyes de la casa que se convierten en déspotas y se creen con todos los derechos y ningún deber para con el resto de los mortales. Debería ser de lectura obligatoria en muchos hogares y de posible ejecución.
Aunque pueda parecer una familia desalmada, la realidad muestra unos padres muy preocupados, amantes de la vida familiar, aunque desesperados por la actitud caprichosa de su vástago. Es un aldabonazo para que el niño comprenda que la familia son los tres y se deben cariño y respeto mutuo.
Este es un de los libros más vendido del escritor catalán, lleva 27 ediciones, y está ilustrado por Magalí Colomer.
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