jueves, 10 de diciembre de 2015

Arman y la fábrica podrida de Lluís Llort y Salvador Macip

Arman y la fábrica podrida.

Soy un animal, 2.

Texto: Lluís Llort y Salvador Macip

Ilustraciones: Sergi Càmara

Editorial Anaya

14 x 20 cm., 192 páginas

Cartoné, (+ 10 años) 2015.



Por José R. Cortés Criado.

El protagonista de esta serie es Arman, un niño de nueve años que tiene una particularidad muy especial, si toca o simplemente roza un animal, se transforma en ese ser; además tiene como mascota a un lémur, con lo que muchas veces se transforma en otro, así tiene con quien hablar o divertirse. Para evitarlo, ha de tocar a su mascota con guantes y llevar totalmente cubierto su cuerpo.

Además tiene sus amigos en el cole y en la calle con los que se divierte e intenta arreglar el mundo. En esta ocasión les preocupa el mal olor que desprende la fábrica de pinturas de su pueblo.

Cuando vuela transformado en un petirrojo descubre cómo contaminan el río los operarios de la fábrica, con la ayuda de Tim, su mascota, y el resto de sus amigos, descubren las irregularidades de la fábrica, el nivel de toxicidad que alcanza el río y, sobre todo, consiguen que dimita el ministro responsable del tema.

Lo que Arman no sabía durante la inspección y recogida de datos que llevaron a cabo en la fábrica, es que su nuevo amigo, Mika, es un traidor, que quería entorpecer su plan de trabajo.  

Al final resolvieron el problema ecológico que afectaba a su localidad.

Además, Arman tiene unos padres especiales, a los que hay que seguir de cerca con sus inventos; son dos científicos muy prestigiosos que llevan años desarrollando una medicina capaz de curar cualquier enfermedad y una máquina de teletransporte que acabará con las distancias, aunque también un error hizo que su hijo sufriese esos cambios fisiológicos.

Hay que seguir con atención las aventuras de Arman, que tiene su poder secreto, además de un espíritu emprendedor y ganas de ayudar a los demás.

El texto es muy ágil, se lee rápidamente ya que te atrapa y deseas continuar la lectura para ver cómo se resuelven los problemas que viven los protagonistas.

El inicio es muy atrayente, el lector no puede abandonar a un niño en un callejón sin salida cuando es seguido por una multitud de perros con caras de poco amigos; y aunque no siempre es trepidante el relato, no decae su interés hasta llegar al final.



  

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