Los
misterios de Raquel
Texto:
Raquel Sánchez Ortiz
Ilustración:
Mª Ángeles Aznar Medina
Editorial Bruño
Editorial Bruño
ISBN: 978-84-696-2731-0
210 x 210 mm, 120 páginas
12 €, (+ 6 años) 2019.
Por José R. Cortés Criado.
Raquel
es una niña muy divertida, suele pasárselo bien y, además,
investiga sucesos extraños que ocurren en su entorno y los descubre
de forma eficiente; también pide colaboración de los lectores para
aclarar los hechos.
En este
libro disponemos de tres historias detectivescas que Raquel lleva a
cabo. La primera tiene lugar en su hogar y se trata de un tema muy
importante, alguien acabó con la existencias de chocolate y se
convirtió en un gran problema, porque a todos les pirra el cacao. Se
titula El misterio del chocolate desaparecido.
Antes de
comenzar el relato se presentan los protagonistas del cuento,
aparecen sus datos junto a su imagen, y se pide al lector que se
dibuje e incluya los suyos en un espacio marcado para ello puesto que
será un personaje más de la trama.
Raquel,
ni corta ni perezosa comienza a observar el escenario y a preguntar,
nadie en la familia admite que se lo comió, pero ella persevera y
pide ayuda a los lectores, bien diciendo que se observe un dibujo de
la cocina antes y después de la desaparición, que deduzca quién
queda descartado porque dejó migas tras la ingesta, formulando
preguntas trampa...hasta hallar un rastro de purpurina en el poyete
de la cocina.
Y si
todo esto fue poco, solicita que ayudemos en la búsqueda del mando
de la tele, coloquemos las zapatillas a sus dueños, saber qué
mascota tienen y dónde estaba o marcar el día de la semana en la
que tuvo lugar el hecho.
En el
segundo caso tiene lugar en el colegio y se titula Misterio en la
clase de Ciencias. La historia comienza con el encargo de hacer
un mural sobre un animal por equipos. Todo salió perfecto hasta que
un manchurrón ensombreció la obra, y Raquel se puso a investigar
para aclarar el caso, ya que todos negaron su autoría.
El
proceso es el mismo, se han de ir descartando los autores observando
los colores, los lápices y sabiendo cómo son cada uno de sus
compañeros, incluso llegó a tomarle las huellas dactilares a todos.
Explica el proceso casero a seguir. También se le ha de ayudar a
buscar objetos de sus amigos, recoger los materiales empleados y
colocarlos en su sitio y saber qué asignatura tocaba después. Todo
ello se sabe si se observa con atención las láminas ilustrativas.
En el
tercer caso se aclara el Misterio en la playa. La familia
pasaba un día feliz en la orilla del mar hasta que Raquel echó en
falta su cubo y nadie del grupo lo había cogido, así que se puso a
investigar y con la ayuda de los lectores fue deduciendo y
descartando autores y al final quedó todo aclarado gracias a su
ingenio y al de los lectores. La
estructura es la misma, al final colaboramos en ordenar, colocar las
cosas en su sitio, distribuir las toallas a sus dueños y pasarlo
bien.
Si algún
colaborador no acertó en la ayuda para esclarecer el caso, puede
acudir a la página con las soluciones.
Las
historias están escritas de forma sencilla, abunda los diálogos y
se desarrollan en ambientes cercanos a los lectores. La capacidad
deductiva de la protagonista, unida a la petición de ayuda, hace que
los lectores participen de forma activa en la trama y se sientan
parte de ella.
Así que
si los lectores quieren ayudar a Raquel y convertirse en detectives,
solo tienen que abrir las páginas de este libro y dejarse llevar.
Seguro que pasan un buen rato leyendo e investigando al mismo tiempo.
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