Llama de amor viva.
Poesía ascética y mística española.
Selección de Jorge de Arco.
Colección Adarga.
Cartoné, 144 pp.
Por José R. Cortés Criado.
La editorial Edelvives vuelve a apostar
por acercar la poesía a los jóvenes lectores con una nueva
antología a cargo de Jorge de Arco, que ha elegido con sabiduría
los poemas que la componen. Se trata de una antología de versos
ascéticos y místicos de Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León
y San Juan de la Cruz, a los que se añade los de Sor Juana Inés de
la Cruz. Esta última, aunque nació un siglo después de sus
predecesores y es natural del virreinato de Nueva España, siempre se
ha considerado cercana en obra y fe a los místicos españoles.
El libro lo componen cuarenta y ocho
poemas, algunos son fragmentos, entre los que reconoceremos algunos
de los más conocidos de los cuatro autores: Muero porque no
muero, de Santa Teresa; Vida retirada de Fray Luis de
León, Noche oscura de San Juan de la Cruz y Oración para
edificación del que leyere de Sor Juana Inés de la Cruz, entre
otros.
Como sabemos, la mística es una parte
de la teología que se ocupa de la vida espiritual y contemplativa
por medio de la cual el alma humana se une con Dios; como es muy
difícil expresar con palabras esa relación, los autores citados
recurrieron a una forma de comunicación verbal de gran belleza, que
a veces necesitó alguna explicación para ser entendida.
Estos poetas, personas de honda cultura
literaria, grandes conocedores de la simbología bíblica, de la
literatura clásica grecolatina, de la lírica popular, de los
cancioneros renacentistas y de los modelos italianizantes de la
época, nos legaron versos de una belleza inigualable y de una gran
carga espiritual.
Santa Teresa de Jesús es considerada
la mayor representante de la mística española. Junto a su labor de
escritora hay que resaltar su afán por extender su fervor religioso
por medio de la orden que fundó y los conventos que fue creando a lo
largo de su vida. La necesidad de encontrar a Dios y conseguir una
comunión divina con él la llevaron a escribir unas manifestaciones
líricas breves e intensas.
Fray Luis de León también dejó un
reducido número de versos líricos en los que se mezclan los metros
tradicionales españoles y los nuevos modelos renacentistas, poemas
que sus contemporáneos no consideraban adecuados para un religioso y
gran conocedor de la teología como fue él.
San Juan de la Cruz escribe con gran
sentimiento religioso, uniendo belleza y simbología, para
comunicarnos su experiencia mística con una poesía original e
intensa con llamativas metáforas.
Sor Juana Inés de la Cruz se ordenó
monja con dieciséis años para poder dedicarse a la literatura, pues
le tocó vivir en una sociedad en la que no estaba bien visto que la
mujer manifestase sus sentimientos mediante versos. Ella intenta
acercarse a Dios con la inteligencia y la ciencia, con una poesía
personal, alejada de los gustos barrocos, y de corte racional.
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