Astrogames. Partidazo entre chatarra.
Texto:
Leo Bican
Ilustración:
Pablo Broseta
Editorial
Edelvives
ISBN:
9788414037164
140 x
210 mm, 200 páginas
11,88
€, (+ 8 años)
2022.
Por José R. Cortés Criado.
“El astrobol es una especie de atrapa-la-bandera con rayos
paralizantes y poca gravedad. Es mucho más popular que el fútbol, el baloncesto
y la petanca juntos (la petanca es el deporte Estrella de Saturno. No sabes la
que lían en esos anillos)”. Leo Bican: Astorgames. Partidazo
entre chatarra.
Bico, nuestro protagonista, es un chico normal, poco a amigo
de los estudios, que ama, por encima de todas las cosas, el astrobol, aunque en
su asteroide no se practique.
Es habitante del quinto asteroide, el KV-TR3, más conocido
como “el Pedrusco”, el astro más aburrido del universo, según el ranking de la
holotelevisión. Es la única vez que salió en la tele.
El chico es un apasionado del deporte de moda, aunque nadie
lo juega en su asteroide, aquí lo único que se hace es fabricar bastoncillos
atrapagrasas de diferentes tamaños. El propietario de la fábrica y del planeta,
Lionel Lingote, no lo permite. Él dista las normas de convivencia, los horarios
laborales, la formación escolar..., en fin, la vida de todos los habitantes
depende de él.
En esas, Bico inscribe su equipo en el campeonato Astrogames.
Cuando el señor Lingote se entera crea un equipo de sus vigilantes clonados
para evitar que los chicos se lleven el premio. Bico no tiene equipo, sus dos
amigos, Yzan, con su cuerpo cubierto de pelo azul y cuatro manos y Diana, una
humana.
Después se unen al equipo un cíborg, Tuercas, un adolescente
mitad humano, mitad robot; Babba, una alienígena de cuerpo gelatinoso de origen
medusiano; una chica-hoguera humana mutante, Chispas; y una bruja humana. Por
último se une como suplente, Sebas, un compañero de clase.
Lo mejor del libro son los capítulos dedicados al
entrenamiento del equipo y al partido definitivo, en el que el señor Lingote
ejerce de árbitro tramposo y sus guardianes juegan sucio, para evitar que los
chicos ganen y salgan del asteroide para jugar la final.
La historia se lee en un rato y nos tiene entretenidos entre
pringue, chatarra, sustancias pegajosas, saltos imposibles, escudos
protectores... hasta llegar al desenlace que nos deja buen sabor de boca y nos
anima a pensar en una segunda parte.
El texto Leo Bican se complementa con unas llamativas
ilustraciones de Pablo Broseta a todo color, que reflejan el escenario donde
transcurre la trama y algunas escenas importantes.
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