¡Vaya cole! Adrián hace un Big Bang
(Libro 1)
Texto: Hugo Tormenta
Ilustración: Clara Soriano
Colección Narrativa infantil
145 x 220 mm, 144 páginas
12 €, (+ 8 años) 2019.
Por José R. Cortés Criado.
“Adrián respiró tranquilo. Se había salvado por los
pelos. Pero tenía una cosa muy clara: no pensaba provocar un big bang nunca más” Hugo Tormenta: Adrián hace un big bang.
En la calle Embrollo hay un colegio algo especial, si vas
por allí procura ponerte un casco, un flotador y unos esquís, y, por si acaso,
un repelente de pirañas. Allí estudia Adrián, un niño muy despierto que además
dibuja bastante bien.
En se colegio ningún día acaba como es de esperar, la
biblioteca puede tragarse a los alumnos, el patio se transforma en una selva en
un periquete y las papeleras se transforman en monstruos de basura.
Ese día Adrián se siente inspirado y se dibuja junto a
Olivia y escribe que la quiere un poco, cuando finalizó su obra apareció,
Jessica, la reportera del blog del colegio y quiso saber qué había en aquel
papel, con cierta dificultad salió sin entregárselo y no se le ocurrió otra
cosa más que introducirlo en un agujero de hay en la pared junto a su mesa.
Eso fue el principio de esta aventura. Adrián
intercambiaba notas con sus compañeros y cuando se sentía en peligro por la presencia
de algún profe, lo introducía en el agujerito, que a veces engullía objetos
mayores, era como si su boca se adaptase al tamaño del objeto introducido.
Así que allí fueron a parar multitud de notas, dibujos y
hasta un envase de cartón de batido fresa medio vacío. Unas notas se referían a profesores,
que si la directora era un monstruo, que si el otro profe un pesado, también de
compañeros, que si era una cotilla que si…
Todo iba bien hasta que el colegio empezó a agitarse, las
paredes temblaban, el suelo se movía...todos salieron al patio, profes y
alumnos, allí observaron cómo el colegio se agitaba como si tuviese una mala
digestión, empezó a emitir sonidos y de vez en cuando expulsaba alguna de las
notas ocultas en la pared por Adrián.
Nadie entendía qué sucedía salvo Adrián, porque el
colegio lanzaba las notas a su destinatario, así los profes supieron qué
pensaban de ellos los alumnos y algún alumno también, pero lo que más temía
Adrián es que el dibujo de Olivia llegase hasta ella y se descubriese su amor
por ella.
Ni corto ni perezoso se introdujo en el colegio, aún a
riesgo de su vida para hacerse con el dibujo antes de que llegase a su amiga, aquello
era un big bang en toda regla. Todo lo que había en el colegio flotaba sin
gravedad, espaguetis, bandejas, lápices, balones, chinchetas, roedores, gatos,
hormigas…
Adrián, no sin mil problemas logró atravesar un agujero
negro, llegar hasta el dibujo y salir disparado hasta los pies de Olivia, menos
mal que su roedor le cubrió las espaldas.
La historia está contada con suma agilidad, no se sale de
una cuando se cae en otra, Adrián ha de sortear muchos obstáculos, pero todos a
la velocidad del rayo y sin dejar de pensar en cómo solucionar aquel
desaguisado.
La lectura te atrapa y no puedes dejar de leer, porque lo
que en ese colegio sucede no es normal ni corriente y nos tiene a todos en vilo
hasta legar al desenlace.
El texto de Hugo Tormenta se acompaña de unas
ilustraciones de Clara Soriano muy expresivas que complementan la obra. También
se adornan con imágenes simpatiquísimas los números de los capítulos.
Las últimas páginas ofrecen información sobre el big
bang, datos de algunos de los planetas del universo, curiosidades del
comportamiento de los astronautas en el espacio… y un ejercicio para escribir
en clave secreta.
Seguro que esta colección dará mucho que hablar, pues tan
peculiar colegio no pasará desapercibido.
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