Jordi Sierra i Fabra
Editorial SM
Colección Gran Angular
192 páginas, rústica,
(+ 14 años) 2016.
Por José R. Cortés Criado.
Como es habitual en Jordi Sierra i
Fabra, en esta novela mezcla tres historias independientes que poco a poco se
van entrecruzando hasta confluir en un final donde todo encaja.
La trama comienza en Barcelona contando
que tres amigos salen para asistir a un concierto, estos capítulos van
numerados; se entrecruza con otra historia, la del recién separado de su mujer
que busca compañía femenina para pasar la noche, se marcan con letras y puntos
suspensivos; y la tercera es la de una chavala que espera un trasplante de
corazón en un hospital de Madrid, se distingue con el lugar donde sucede y la
hora, que marca el inexorable paso del tiempo y marca la urgencia en conseguir
un corazón sano.
Los jóvenes van a un concierto de Bruce
Stpringsteen, Neli, Nerea, un personaje, nació el mismo día en que Bruce
escribió Badlands; también hablan de Jimi Hendrix, Bob Dylan y de actores como
Tom Cruise; su meta es pasarlo bien, pero el destino de Cati se ve truncado
cuando se les atraviesa el coche de un separado con algunas copas de más.
La joven que aguarda un corazón acaba de
conseguirlo, Cati es donante, joven, sana y es víctima de un accidente de
tráfico.
El dolor de una familia es la alegría de
otra que a muchos kilómetros de distancia esperaba un milagro a costa de un
gran pesar para los padres de la donante.
Como siempre ocurre en las novelas de
Sierra i Fabra, el desenlace llega rápido, cuando las tres historias se unen en
una sola.
Esta novela planteó en su día un tema a
debate muy interesante, la donación de órganos, único modo de obtener “piezas
de recambio para el cuerpo humano”. Hoy sigue teniendo actualidad aunque ser
donante es una cosa más común en nuestro país.
Se lee fácilmente de un tirón, pues tiene la magia propia de su autor, que
no deja al lector ni tiempo para pestañear mientras avanza en la narración.
Jordi Sierra i Fabra, roquero impenitente, hace un pequeño guiño a Bruce
Stpringsteen y su canción Badlands, que da título al libro.
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