Ignacio Sanz
Editorial Edelvives
Colección Alandar
130 x 215 mm, 136 páginas
2015 (+14 años)
Por José R. Cortés Criado.
Sabina es una joven que vive en Centirrayo, un pueblo de interior donde más rayos caen durante el año. Es un fenómeno extraño pero todos sus habitantes viven pendientes de las tormentas, pues son muy traicioneras y cuando deciden soltar su aparato eléctrico son temibles.
No hay familia que no tenga algo que contar con respecto al
tema, desde los que nada más tener uso de razón saben que cuando se acerca una tormenta
hay que desprenderse de todo objeto metálico que lleve encima, hasta los que
fueron concebidos bajo una tormenta con rayos en uno de los refugios diseminados
por el campo o el que fue alcanzado un rayo en tres ocasiones distintas, como
le ocurrió al zapatero Zoilo.
En fin, que Sabina anda dándole vueltas a su vida, sus
relaciones familiares y a las personales; y como no sabe qué hacer, su
profesora le aconseja que escriba, ella teme no saber hacerlo, pero la profe la
anima a ello, lo importante no es escribir bien, es ser capaz de ordenar los
pensamientos para que no tenga que pasar por el psicólogo, le aconseja la
Castillejo.
A lo largo de las páginas la joven nos contará de las
tormentas, de la separación de sus padres, de sus abuelos, de los distintos
tipos de granizo existentes, de tornados en Oklahoma, de brisas y vientos, de
Madrid y de una serie de personas curiosas de Centirrayo.
También intercalará historias contadas por su abuela que
archiva en su memoria recuerdos de hechos, de sucesos y de personas que recrean
un mundo mágico que se mezcla con la vida cotidiana del pueblo, y dará a
conocer nombres de árboles y de tareas agrícolas que más de uno desconozca.
La novela se lee fácilmente, está escrita en primera persona
por la protagonista y recuerda la estructura de un diario, aunque no estén
fechados los textos, pero sí son las impresiones personales de la chica que
busca su espacio en este mundo e intenta comprender las reacciones de los
demás, especialmente de las personas mayores y el despertar del amor.
Al final del verano finaliza el texto y escribe: “Ahora me
siento más reconfortada. Tengo la sensación de que me he centrado, de que me
conozco un poco mejor y conozco mejor a la gente que me rodea.”
Es una buena novela de aprendizaje, Sabina termina siendo
más madura de lo que era y se siente contenta por haber escrito el libro, señal
que envía a los lectores, todos podemos escribir, y, además, nos hará sentirnos
más felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario