Arman y la fábrica podrida.
Soy un animal, 2.
Texto: Lluís
Llort y Salvador Macip
Ilustraciones:
Sergi Càmara
Editorial Anaya
14 x 20 cm., 192 páginas
Cartoné, (+ 10 años) 2015.
Por José R. Cortés Criado.
El
protagonista de esta serie es Arman, un niño de nueve años que tiene una particularidad
muy especial, si toca o simplemente roza un animal, se transforma en ese ser;
además tiene como mascota a un lémur, con lo que muchas veces se transforma en
otro, así tiene con quien hablar o divertirse. Para evitarlo, ha de tocar a su
mascota con guantes y llevar totalmente cubierto su cuerpo.
Además tiene
sus amigos en el cole y en la calle con los que se divierte e intenta arreglar
el mundo. En esta ocasión les preocupa el mal olor que desprende la fábrica de
pinturas de su pueblo.
Cuando vuela
transformado en un petirrojo descubre cómo contaminan el río los operarios de
la fábrica, con la ayuda de Tim, su mascota, y el resto de sus amigos,
descubren las irregularidades de la fábrica, el nivel de toxicidad que alcanza
el río y, sobre todo, consiguen que dimita el ministro responsable del tema.
Lo que Arman
no sabía durante la inspección y recogida de datos que llevaron a cabo en la
fábrica, es que su nuevo amigo, Mika, es un traidor, que quería entorpecer su
plan de trabajo.
Al final
resolvieron el problema ecológico que afectaba a su localidad.
Además,
Arman tiene unos padres especiales, a los que hay que seguir de cerca con sus
inventos; son dos científicos muy prestigiosos que llevan años desarrollando
una medicina capaz de curar cualquier enfermedad y una máquina de teletransporte
que acabará con las distancias, aunque también un error hizo que su hijo sufriese
esos cambios fisiológicos.
Hay que
seguir con atención las aventuras de Arman, que tiene su poder secreto, además
de un espíritu emprendedor y ganas de ayudar a los demás.
El texto es
muy ágil, se lee rápidamente ya que te atrapa y deseas continuar la lectura
para ver cómo se resuelven los problemas que viven los protagonistas.
El inicio es
muy atrayente, el lector no puede abandonar a un niño en un callejón sin salida
cuando es seguido por una multitud de perros con caras de poco amigos; y aunque
no siempre es trepidante el relato, no decae su interés hasta llegar al final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario