Conexión
Neal Shusterman
Serie Desconexión 4
15 x 21 cm, 472 páginas
(+ 14 años) 2016.
Por José R. Cortés Criado.
Neal Shusterman da una vuelta de tuerca en este volumen de su
tetralogía distópica y a lo largo de las casi quinientas páginas del volumen
nos da alguna esperanza de que la sociedad dibujada en sus tres obras
anteriores tiene los días contados.
Al comienzo de la historia el autor nos presenta los elementos
fundamentales de la trama: adolescentes con un historial de comportamiento
delictivo cuya padres se han negado a firmar una orden de desconexión; otros jóvenes
que abandonaron su hogar y se han vuelto "salvajes"; los APS, jóvenes
menores de dieciocho años en busca y captura porque sobre ellos pesa una orden
de desconexión; los aplaudidores, terroristas que han convertido su sangre en
explosiva; los chicos de las cigüeñas, bebés abandonados en las puertas de las
casas que no desean ser desconectados; los piratas de partes que controlan el
mercado negro de desconectables; la gente del albur, que son las tribus nativas
de América del Norte que ofrecen asilo a los desconectables ASP; junto a
personajes singulares como Camux Agrex, ejemplo modélico de individuo
reconectado y programado para ser un perfecto ciudadanos defensor del bien
común, más cerca de una máquina que de una persona; Lev Garrity, ex aplaudidor
que se enfrenta al sistema; Connor Lassiter, conocido como el ASP de Akron,
protagonista indiscutible; Risa Expósito, que recibió una columna vertebral
gracias a la Ciudadanía Proactiva, institución benéfica de fines no muy
claros...
Neal Shusterman da una vuelta de tuerca en este volumen de su
tetralogía distópica y a lo largo de las casi quinientas páginas del volumen
nos da alguna esperanza de que la sociedad dibujada en sus tres obras
anteriores tiene los días contados.
La lucha sigue siendo la misma que en los libros anteriores, una
sociedad que se quiere proteger de los adolescentes díscolos y crea un servicio
de desconexión de estos, siempre por el bien común, aunque de trasfondo se
manejan otros intereses tanto políticos como económicos.
En esta sociedad desalmada los jóvenes son considerados piezas
de recambio para la población estadounidense; ahora no hay que dejar de beber
para cuidarse un hígado enfermo, sólo hay que buscar un joven de aspecto sano y
compatible, tanto en el servicio de salud oficial como en el mercado negro,
porque las diferencias de clase se marcan también en el producto que se
adquiere.
Los jóvenes que luchan por recuperar el amor familiar, que
añoran su vida anterior y que desean acabar con el abuso de las desconexiones
no dudan en jugarse sus vidas por ello.
A lo largo de las páginas se conocerán situaciones extrañas como
el ver a personas que tienen partes de otras en sus cuerpos, cara o cerebro.
Algunos quieren reconocer a sus amigos o familiares en un rostro o una mano,
pero el poseedor de esa pieza no suele tener nada en común con su propietario
original.
Además de los jóvenes hay personas mayores que se siente
solidarias con ellos, algunas prestando todo tipo de ayuda y otras no aceptando
lo que las autoridades hacen, aunque sin oponer resistencia.
También existen cosechadoras que no son más que granjas donde se
cuidan y alimentan a adolescentes que servirán como piezas de recambio.
Llamativa es una que se construye en un súper avión que vuela sin cesar,
mientras cuida y mima a grupos de jóvenes para que sean buenas piezas para
reconectar a otros. Desde el aparato se subastan por piezas o enteros los
sujetos, cuyas partes son separadas y conservadas de forma aséptica y cuidada,
hasta que el avión desciende y cada pieza se embarca en otro aparato volador que
la lleva hasta su receptor. En la misma operación toman nuevos adolescentes y
reanudan su vuelo para llevar a cabo el proceso en el aire, lejos de atentados
como los que sufren otras cosechadoras en tierra, sin contar las que no ofrecen
ni siquiera un mínimo de higiene y garantía sanitaria de las partes vendidas.
Nepal Shusterman ofrece un panorama desolador, en el que se
reflejan los vicios y males de nuestra sociedad: los poderosos económicamente
que controlan la vida política; los políticos que mienten y engañan a los
ciudadanos; las familias a las que se le ofrece la desconexión/partición de sus
hijos como la mejor solución por el bien de todos; algunas personas que se
oponen y, sobre todo, la fuerza de los adolescentes que no quieren ser piezas
de recambio.
Es un mundo imaginario donde la vida solo es cómoda para los
poderosos, y creo, que no muy lejos de la realidad, aunque sí muy exagerado,
porque no es raro leer en la prensa diaria información sobre el tráfico de
órganos, la venta de riñones, córneas o trozos de hígado en países en guerra
como Siria o en otros donde la pobreza extrema no deja más salida a algunas
personas que vender parte de su cuerpo.
Es una buena novela, con un tema duro, cuya trama es similar a
la de una novela de aventuras, que hace reflexionar al lector sobre los
conflictos generacionales, los enfrentamientos entre jóvenes y adultos, los
intereses que defienden algunas corporaciones económicas, siempre tendentes a
satisfacer sus intereses propios, sin preocuparles el bienestar general.
Desde su inicio te atrapa la obra y no dejas de leer hasta saber
cómo van a acabar las partes enfrentadas. Sobre todo cuando descubres la existencia de Cam, un ser creado por las fuerzas armadas como prototipo de un futuro ejército que obedecerá órdenes sin dudar y será programado con fines belicistas.
Al final hay un canto de esperanza, todo mal se acaba y una
nueva vida se inicia a partir de las impresoras en 3D con células madres,
invento conocido por las autoridades pero oculto a todos y casi destruido para
no entorpecer el fabuloso negocio de las desconexiones.
Buena novela que presenta una sociedad muy poco halagüeña, que ojalá
no veamos nunca.